NO ESTOY LOCA

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Mita se levanta muy temprano, ya que toca Educación Física y debe llegar antes de la 8:00. Cuando sale de la ducha se topa con Elisa que va hacia la cocina, se notaba que no se sentía bien, caminaba como una anciana encogida.

Ya había pasado dos semanas de la primera vez que Elisa cayó hospitalizada y, en todo ese tiempo, su mamá no se había recuperado del todo, seguía con molestias y algunos días amanecía tan hinchada que no se podía vestir y se quedaba en cama con pijama.

-Mamá, ¿dónde vas?- .

-Voy a poner el hervidor, hoy tengo que tomarme los exámenes que quedaron pendientes y tengo control con el médico. Menos mal, porque me siento pésimo, me duele todo y no puedo moverme –

-Pucha mamá, me preocupa verte así. ¿Quieres que te acompañe? -

-No es necesario, hija. Leonor va conmigo, Emilia ya se acostumbró a Pamela, así que está todo solucionado, además, ayer en la mañana la inscribió en el jardín que está frente a la casa. Yo se lo pago por los meses que va a estar acá, ahora que el marido va a estar fuera más tiempo de lo presupuestado, ya que tuvo unos problemas la misilera y se tiene que quedar por lo menos cinco a ocho semanas donde está.-

-Me llaman al celular apenas sepan cualquier cosa o lo que diga el doctor. Sólo llámenme para saber que estás de vuelta en casa, no vaya a ser que te dejen de nuevo en el hospital. –

- Está bien, cualquier cosa te voy a llamar.-

¿Hoy a qué hora sales?.-

-A las 17:00. Tengo ensayo de PSU y un taller nuevo de aptitudes. -

-Cuídate hija - Responde Elisa mientras retoma su rumbo a la cocina.

Mita se ducha y viste muy rápido. Sale corriendo sin desayunar a tomar el microbús.

Elisa se viste y espera que Leonor vuelva de dejar a Emilia al jardín. Leonor, con el dolor de su alma y el estrés de sus nervios, tiene la difícil misión de manejar en la capital, ya que Elisa estaba tan débil y adolorida que no podía hacerlo.

Leonor con dos kilos de menos por el estrés de manejar a la hora peak en Santiago, llega al hospital. Elisa entra al laboratorio y después de una corta espera le toman las muestras de sangre y los exámenes pendientes.

Leonor la espera en la cafetería.

Después de una hora de espera divisa a su hermana, quien entra a la cafetería, y haciéndole señas fija la atención en ella.

-¿Cómo te fue? ..-Le pregunta Leonor a Elisa mientras guarda una cajetilla de cigarros.

-Bien, ¿y tú? ¿Desde cuándo fumas, no lo habías dejado? –

- Si así es, pero después de todo lo que ha pasado necesitaba fumar, así que lo primero que hice apenas te dejé en el laboratorio fue ir a comprarme un Kent 4 y empezar a fumar como contratada. –

El diálogo es interrumpido por la presencia de un médico que se disponía a saludar a las dos mujeres. Elisa al principio no lo reconoció, pero al escuchar la voz del hombre, se da cuenta que es un antiguo pololo del colegio.

-Dichosos lo ojos que te ven –Dice el doctor mientras acerca su boca hacia la mejilla de Elisa, quien atónita no cree lo que ve.

-Marcelo, Marcelo Irarrázaval, tanto tiempo. –

-Sí, tanto tiempo, ¿qué haces por estos lados?-

-Acá, haciéndome unos exámenes –Dice Elisa encogiéndose de hombros.

UsurpadoresWhere stories live. Discover now