LA CASA

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Mita cruzó la calle a toda prisa, intuyendo que algo malo le había sucedido a su tía.

-Tía, ¿qué ocurre?. –

-Mita, estoy aterrada.... No sé qué está pasando en esta casa.... -

-A ver, tía, pasemos y me cuentas.-

-Noooo ... yo no entro por nada del mundo. –

-Tía, cálmate, no te va a pasar nada. – Le dice Mita mientras trata de tomarla por el brazo.

-¡Te dije que no!.-

-¿Dónde está Pamela?. –

-Salió al centro a hacer unas diligencias para tu madre.-

-Entonces espera acá, voy a traerte un café de la cocina.-

-¡No!, no entres.-

-No te preocupes, te prometo que no demoro, además voy a llamar a mamá para que venga.-

-Esa es una muy buena idea Mita. –

Mita entra muy despacio y ve que todo normal en el living. Decide revisar las piezas, se da cuenta que la de ella y su tía estaban ordenas. No así la de su mamá, la cual tenía todos los cuadros en el suelo y el espejo de medio cuerpo roto. Esta escena la alarmó e hizo que saliera corriendo a la entrada.

-Tía ¿qué ha sucedido en la pieza de mamá?. – Le pregunta Mita fijando la mirada en los ojos rojos he hinchados de Leonor.

-¿La viste?-

-Sí, está hecha un desastre.-

-No te puedes imaginar lo que ha sucedido... no quiero recordarlo-

-Tía, espera acá.-

Mita entra corriendo a la casa, toma el teléfono inalámbrico, para llamar a su madre, pero ésta no contesta. Intenta llamarla desde su celular, pero su teléfono móvil está apagado. Así que decide llamar a su papá.

Logra comunicarse con Tomás y le pide que venga urgente a la casa. Tomás le dice que en minutos estaba allí. Mita cuelga y guarda el celular. Se dirige a la cocina, mira la cafetera que estaba llena, toca el vidrio y se da cuenta que está caliente así que le sirve una taza a su tía, sale de la cocina y escucha que Agnes está llorando, por lo que decide sacarla. Llega donde Leonor con la perra, a la cual amarra a un árbol de la entrada, se sienta al lado de su tía y le pasa el café.

A Leonor le temblaban las manos, pero recibió la taza.

-Mati, no te puedes imaginar lo que ha sucedido dentro de la casa.-

-No puedo imaginarlo si no me lo cuentas.-

-No sé si deba, prefie...-

-Debes contarme, no puede ser que esté sentada acá al lado tuyo mirando tu cara de terror y, sin saber por qué la pieza de mi mamá está patas arriba.-

-¿Llamaste a Elisa?. – Dice Leonor, ya más calmada.

-Sí, pero tiene el celular apagado, debe estar en su reunión con el editor. Pero me comunique con papá, él va venir.-

-¿Me vas a contar?-

-Mira– Dice Leonor quien se seca las lágrimas y manda a jugar a Emilia al pasto con los baldes. -Estaba en la cocina cuando escuché que Elisa me llama desde el escritorio. Me asusté pues no la oí llegar y le respondí que ya iba. En eso escucho que baja las escaleras a toda velocidad, me asomo a ver que necesitaba, miré de reojo por el espejo del pasillo y vi que la puerta de su pieza se cerró. Emilia, con su manito me indica la pieza, fui hacia allá y le pregunté si estaba bien, cuando empiezo a escuchar que ésta se venía abajo, los cuadros caían al piso y el espejo explotó.

UsurpadoresWhere stories live. Discover now