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Natsu estaba con los ojos cerrados, dejándose llevar por la placentera oleada de magia que lo rodeaba, su mente recorría de memoria sus territorios, buscando alguna pista.

Su cuerpo se empezó a cansar y abrió sus ojos al sentir un espeso líquido bajar por su nariz, se limpio con la manga rendido, otro día, otra pérdida.

A su lado Mavis también abrió sus ojos y limpio su nariz. - Si seguimos así, perderemos el sentido - Hablo - Se que la más peor no podemos seguir así.

Natsu la cayo con rabia - Si en un principio ustedes no hubieran querido anular mi deseo, nada de esto estaría pasando, y ella seguiría aquí.

- La oscuridad en ella la iba a consumir.

- ¡PERO ELLA ESTABA EMBARAZADA, MALDITA SEA! - Grito con sorna. - Mi hijo esta con ella ahora. ¡TRES MALDITOS AÑOS! - Sus ojos se aguaron - Ni siquiera se si tuvo un buen parto... O si lo tubo siquiera.

En otro lado, oscuro y penumbroso se escuchaba la risa escandalosa de un infante.

- Virgo, no tan brusco - Hablo suave una mujer rubia, su cabello rubio estaba recogido en una trenza que llegaba hasta el piso, sus ojos cafés lucían apagados y con destellos rojos miraban con cierta felicidad a su hijo.

El niño rubio de ojos verdes hizo un mohín - ¡Oe, Mamá! Virgo no está siento brusca...

-Solo no quiero que te dañes, ¿Okey? - Sonrió, el niño reosrendido asintió con cierta vergüenza, su madre era tan recta, siempre elegante y muy pocas veces perdía la postura ante la rabia y la ira, en cambio, el era un bestia en casi todos los sentidos - ¿Quieres que lo haga?

Su rostro se iluminó y afirmó con alegría, le encantaba que su madre le haga eso, corrió a sus piernas y se sento sobre ellas mirando con atención la bruma negra que salía debajo del vestido de su madre.

La grima los envolvio y cuando se disperso ambos estaban parados, tomados de la mano, sobre la copa del castillo en el que habitaban.

En la lejanía se veía el reino de fuego, bajo la colina en la que se situaba aquel castillo. Lucy cargo a su hijo entre sus brazos y apuntó al reino.

- Ese es tu próximo reino. - Hablo con una sonrisa - Serás el rey y conseguirás todo el poder que tu quieras - Acaricio su espalda con delicadeza. Lo bajo y ella se agacho a su altura acariciando sus rubios cabellos.

- ¿Mamá? - el niño se preocupo al ver los ojos llorosos de su madre, jamas la había visto llorar.

- Tu eres mi luz, cariño...- Empezó - No se que haría sin ti.. Seria.. Un desastre no tenerte conmigo.. - Se tenso. - Pero necesito que te apagues, y empieces una vida como la mía.

Porque no quiero volver a la luz.

El niño no entendió lo que su madre quería decir, supuso que era muy pequeño para entender, solo asintió lentamente y se quedó a ver el atardecer junto a su madre.

Cuidado con lo que deseas... [ PUD #2] Where stories live. Discover now