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▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬ POV: Hana
Creo que no era necesario decirlo, pero tanto Hyungwon como yo intentamos no hacer lo nuestro muy obvio en el trabajo, aunque algunos trabajadores ya lo sospechaban debido al hecho de que siempre llegábamos al trabajo juntos, pero parecían ignorarlo solo porque yo era su asistente, y por supuesto tenía que pegarme a él como chicle 24/7. Aún así, habíamos estado siendo muy cuidadosos para mantener nuestro secreto a salvo.
El día fue normal, entré casi cada hora para darle sus pastillas, su comida y recordarle que tomara un poco de aire fresco (a lo que solo respondió abriendo una ventana). Finalmente eran alrededor de las 9:00 p.m. El edificio estaba prácticamente vacío, a excepción de los pocos trabajadores comprometidos que intentaban terminar algunos documentos. Entré en la oficina de Hyungwon, para ver si podía ayudarlo con su trabajo, y también a preguntarle a qué hora nos íbamos a casa.
— Ya casi termino. — Dijo tan pronto como entré, evitándome la fatiga de preguntarle.
— Oh, está bien. — Asentí y me di la vuelta para regresar por donde había entrado.
— ¡Espera, vuelve! — Me llamó, obligándome a dar la vuelta.
— ¿Sí?
— Quédate aquí, hay que ordenar pollo frito.
— ¿Huh? — Lo miré confundida.— ¿Pero no quieres ir a casa?
— En realidad no...— Dijo, poniéndose de pie y estirándose hasta hacer algunos de sus huesos tronar.— Pide algo de pollo, voy a sacar los últimos papeles de la impresora, ya vuelvo.
Dicho eso, Hyungwon salió por la puerta, dejándome sola en su enorme y elegante oficina, una enorme y elegante oficina vacía, y yo estaba ahí para pedir pollo, supongo. Apuesto a que Hyungwon no había comido pollo frito desde hace muchísimo tiempo (Pues en todo el tiempo que llevaba de de conocerlo, jamás lo había visto comer alimentos demasiado grasosos) pero aún así, tomé el teléfono y lo ordené de todos modos.
— ¿Ya pediste el pollo? — Preguntó Hyungwon cuando entró de regreso a la oficina, sosteniendo una enorme pila de papeles entre sus manos.
— Sí, está en camino.
— Perfecto, me muero de ham... ¡Joder! — Hyungwon tropezó, cayendo en el suelo y todos los papeles en sus manos volaron en el aire.
— ¡Hyungwon! — Exclamé cuando presencia aquello y rápidamente me acerqué para ayudarlo a levantarse.— ¿Estas bien?
— ¡Por un demonio lo que faltaba! — Gritó poniendo sus manos en su nuca, mirando los papeles esparcidos por el piso.
— ¡¿Qué?! ¿Qué pasa?
— ¡Ahora tendré que ordenarlos de nuevo! — Soltó para después dejar salir un suspiro lleno de desesperación.
Comencé a reír al verlo tan frustrado por aquello, era como ver a un niño a quien se le acaba de destruir su castillo de arena en la playa.
