Pt.3

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— Delicioso.


Desde que habíamos llegado a la habitación no había dejado ni un segundo respirar a mi esposo.

Dios sonaba tan bien.

Apenas habíamos entrado por la puerta y ya había invadido su boca, juntado nuestras lenguas mientras mis manos buscaban la manera de eliminar la ropa lo más rápido posible. No podía evitar la lujuria que recorría mi cuerpo. Necesitaba demostrarle a JungKook cómo me sentía, como agradecía que fuera mi esposo. Las palabras no servirían, ambos necesitábamos hacer el amor.

Aún en mis brazos y pegado a la pared, nos libramos de chaqueta y camisa, lo cual era perfecto para que mis labios se deslizaran por la piel de su cuello y dejara algún chupetón. Sus jadeos en mi oído hacían que la piel se me erizara.

— YoonGi...

Se veía tan hermoso... con las mejillas sonrojadas, los labios hinchados y el deseo en sus ojos café. 

Dejé un casto beso en su frente antes de bajarlo y tomarlo de la mano para ir a la cama. Le solté sobre ésta antes de quitarme la chaqueta y la camisa y luego lanzarme sobre él. Era tan adicto a sus besos...

— Delicioso. Mi Kookie.  

Bajé mis manos hasta sus pantalones encargándome de que quedaran en el suelo, al igual que sus boxers. Ahí desnudo bajo mi cuerpo.

— Te amo, esposo mío.

Besé sus labios y me dirigí a mi objetivo. Ya estaba totalmente erecto, por lo que sonreí antes de meter su miembro en mi boca. Su sabor en mis papilas gustativas y el presemen pasando por mi garganta. Aspiré antes de empezar a bombear con movimientos fluidos de mi rostro. Escuchaba jadear y gemir a mi esposo. Acabó agarrándome el cabello y tirando de él sin llegar a hacerme daño. Como lo amaba.

Le llevé al límite y explotó en mi boca, tragando todo lo que me ofrecía. Levanté mi rostro y observé el hermoso desastre que era.

— Oh bebé, no será la única vez que te vengas esta noche.

Me aparté lo suficiente para despojarme del resto de mi ropa, quedándome tan desnudo como lo estaba mi esposo. Le vi relamerse los labios e imité su acción. La tensión y el deseo aumentando por momentos.

Volví a quedarme entre sus piernas, llevando éstas a su pecho, teniendo así su dulce entrada en una excitante vista.

Toqué en una suave caricia ésta antes de acercar mi rostro para lamer por el lugar. Escuché a Kook retener la respiración cuando un dedo se introdujo en él, seguido de mi lengua. Oh necesitaba prepararlo muy bien, porque le follaría toda la noche.

Cuando deslicé en su interior un segundo dedo y los arqueé hacia arriba toqué su punto dulce y pude escuchar mi nombre en un alto gemido.

— ¡¡YoonGi!!

Seguí con mi trabajo por largos y tortuosos minutos. Sabía que estaba desesperando a mi pareja, pero necesitaba prepararlo.

Una vez lo estaba follando con cuatro dedos decidí que era suficiente. Me acerqué a la mesilla donde horas antes había dejado el lubricante, tomé éste y quise lubricar mi miembro, pero Kook se me adelantó. Con sus largos y delicados dedos empezó a masajearme mientras mordía su labio inferior y me observaba a través de sus hermosas pestañas.

Podría haberme venido con esa imagen.

Tumbé a Kook de nuevo sobre la cama y aparté su mano. Necesitaba estar en su interior y llenarle de mi semen mientras me comía su boca. 

Me introducí despacio. Si bien lo había preparado no quería dañarle, menos aún esta noche. Atrapé uno de sus pezones entre mis labios y escuché sus pequeños gemidos y lloriqueos. Quería que me introdujera más.

Y así lo hice.

Hasta el fondo en un solo movimiento y ya tenía a mi esposo con la boca abierta y sin poder emitir sonido alguno.

Dejé un casto beso en su frente y permanecí quieto, esperando su asentimiento para que continuara.

No tardó.

Me moví hasta quedar casi fuera por completo y me enterré de una sola embestida. El grito de placer de mi esposo se entremezcló con un gruñido de mi parte al sentir sus paredes aprisionarme.

Mantuve un ritmo rápido y eficaz. La cama moviéndose a nuestro compás, sonidos chapoteantes mezclándose con altos gemidos y bajos gruñidos que acabaron siendo mayores cuando alcanzamos el éxtasis.

No hizo falta que tocara a Kook para que se viniera, el solo tenerme dentro de él hizo su trabajo. El semen chorreaba entre nuestros cuerpos mientras llenaba su culo con el mío y devoraba su hermosa boca.

Nunca me arrepentiría de ser su esposo.

— Te amo, JungKook. Te amo con locura.

Una pequeña y cansada risa salió de él mientras nos abrazábamos.

— Te amo, YoonGi.







Historia dedicada a mi bella Hyo.

Espero hayas disfrutado de su lectura, de estas tres mágicas partes y de todo lo que te amo.

Siempre tuya.

                                    -Pink

Our Wedding | YoonKookOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz