1. ¿Será amor?

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S I M O N A

Agarré mi bici y me monté en ella. Comencé a pedalear mientras me perdía en mis pensamientos.

Me estaba dirigiendo a la casa de los Guerrico donde trabajaba la mama. Recuerdo la última vez que estuve ahí, tenía 9... 10 años. Recuerdo que había tres chicos, eran tres hermanos. El menor se llamaba Junior, el del medio era Dante y el mayor Romeo. Yo estaba perdidamente enamorada de Romeo, pero él ni la hora me daba.

-La pucha, me pasé- Dije saliéndome de mis pensamientos. Di la vuelta y me bajé de la bici.

Levanté la mirada y vi la casa, muchos recuerdos se me vinieron a la cabeza.

Toqué el timbre y esperé a que me abrieran.

-¿Quién?- Se escuchó una voz femenina del otro lado del portero.

-Simona, la hija de Rosa- Mencioné, enseguida me abrieron la puerta. Dejé mi bici y entre a la casa.

-Hola, ¿Simona?- Dijo la chica de pelo negro- ¿Y Rosa?

-Se sentía mal, vine a reem...- Mi atención se fue directo a la señora que entró por la puerta. De ellas dos tengo un recuerdo muy leve, de haberlas visto una, dos veces nada más, se que trabajan acá, pero el nombre no lo recuerdo.

-¿Quién es la chica?- Preguntó la señora.

-Un gusto, soy Simona- Dije extendiéndole mi mano, la cual no fue respondida- Soy la hija de Rosa, ella no va a poder venir porque se siente mal, entonces vine a reemplazarla. Sé que se ha estado sintiendo mal ya hace unos días y me ha contado que no ha estado rindiendo muy bien en el trabajo y tiene miedo de perderlo por ello, entonces para que ella no se preocupara decidí venir a reemplazarla.

-Muy bien, me llamó Javiera y me encargo de dar las órdenes- Dijo la señora mirando a la otra chica esperando a que se presentará.

-Ah si, yo me llamo Lucrecia y sigo las órdenes- Dijo sonriendo.

-Vas por esa puerta, al final a la izquierda está el cuarto donde duermen las mucamas, arriba de la cama está el uniforme- Dijo Javiera.

-¡¿Me tengo que encajar el delantal?!- Exclamé.

-¿Cómo dijo?- Preguntó Javiera totalmente seria.

-Disculpe, pero... ¿me tengo que encajar el disfraz?- Pregunté señalando el uniforme de Lucre.

-Vaya- Dijo Javiera señalando la puerta.

-Simona va, va, va- Mencioné retirándome.

Seguí las instrucciones de Javiera, entre al cuarto, agarré el delantal y me lo puse. Me hice dos rodetes, me puse un labial rojo que encontré encima de una mesa de luz, supongo que era de Lucre. Al finalizar de aprontarme me miré al espejo y sonreí.

La puerta se abrió dejando entrar por ella a Lucre.

-Simona vengo a decirte las actividades que te tocan hacer.

-Diga, diga- Mencioné.

-Ahora tenes que servir la mesa y luego limpiar todas las habitaciones, los baños y con eso ya es suficiente.

-La pucha y no tienen ningún descanso- Dije moviendo mis manos.

-Tenemos un descanso para desayunar y almorzar, si cumplimos con todas las actividades podemos dormir una siesta de una hora y luego tenemos un descanso para la cena.

-Va, entonces ahora voy a servir el desayuno- Dije saliendo de la habitación.

Agarré la cafetera que se encontraba arriba de la mesada y me dirigí hacia el comedor. Al pasar por esa puerta llamé la atención de todos los que estaban sentados en la mesa.

Se encontraba el patrón Diego, Junior, Dante, Romeo y una chica que desconocía.

-Supongo que vos sos Simona, la hija de Rosa- Dijo Diego parándose de la silla para darme un beso en el cachete como forma de bienvenida- Yo soy Diego, no sé si me recuerdas.

-Cómo olvidarlo a usted y sus chocolates- Dije con una sonrisa- ¿Café?- Pregunté, él asintió con la cabeza.

D A N T E

-Junior, ¿podes no ser tan rata y alcanzarme la mermelada?- Pregunté por décima vez. Él me ignoró por completo- Que inmaduro sos- Dije levantándome de mi asiento para poder agarrar la mermelada.

Sentí el ruido de la puerta abrirse haciendo llamar por completo mi atención. Me di vuelta y pude ver a una chica con la cafetera entre sus manos. Era una hermosa chica, sus ojos color avellana no paraban de moverse de un lado a otro. Vestía el uniforme rosa junto a dos tiernos rodetitos en su pelo. Sus dos rodetitos brindaban una inocencia hermosa. Sus bucles caían por su pecho, esos bucles rubios bien formados. Una hermosa chica de un metro cincuenta.

-Supongo que vos sos Simona, la hija de Rosa- Dijo el tío. Me quedé completamente asombrado al ver que la pequeña chica que venía todos los viernes a la mañana a jugar, era esta hermosa mujer que ahora tenía entre sus delicadas manos la cafetera- Yo soy Diego, no se si me recuerdas.

-Cómo olvidarlo a usted y sus chocolates- Dijo Simona mostrando su hermosa sonrisa- ¿Café?

-Hola, supongo que me recuerdas, soy Romeo- Dijo mi hermano con una sonrisa.

-Yo soy el más lindo de todos, el más inteligente y el más fachero Junior- Dijo mi otro hermano comiendo de su tostada.

-Soy Lula, la novia de Romeo- Dijo Lula agarrándole la mano a Romeo, Simona frunció el ceño.

Noté que todos me estaban mirando, pero yo estaba anonadado con la aparición de Simona que ni podía reaccionar.

-Él es Dante- Dijo Romeo sonriendo.

Friendzone | DamonaWhere stories live. Discover now