•Día 16: Padres•

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—Por favor hermanita a Emily no le des dulces, su dentista le encontró muchas caries, así que cero dulces. —dijo Bombón con el ceño fruncido y el "dedo señalador".

—Y nada de acostarse tarde eh. Todos a las veintidós horas acostaros con los dientes cepillados en la cama. —dijo Brick mirando seriamente a Butch y tomando las llaves del auto.

—Pero lo más importante disfruten, ¿sí? —dijo Bombón. —Gracias hermanita. —y abrazó a Bellota con una sonrisa melancólica.

—Gracias Butch. —dijo Brick. —Cuídalos, ¿sí? —le susurró en el oído.

—No te preocupes. —dijo con una sonrisa realmente encantadora.

—¡Disfruten su aniversario! —gritó Bellota por la puerta mientras veía a su hermana con su esposo subir al auto. —¡No todos los días se cumplen diez años!

Cuando cerró la puerta con seguro, miró a todos con el ceño fruncido.

–Muy bien, —una sonrisa iluminó su rostro. —¿quién quiere peder en la guerra de almohadas?

—¡Yo! —gritó la pequeña Emily.

—¡Tú perderás! —amenazó Mike.

—¡El que pierde lava los trastos! —gritó Butch.

Y así comenzaba una semana de locura con los tíos "verdes".

La opción más sensata podría haber sido llamar a Burbuja y Boomer para cuidar de sus pequeños pero ellos estaban con el tema del embarazo de Burbuja. Y como Bombón no quería molestar, sólo quedaba una respuesta.

Butch y Bellota.

Los dos tíos era los "geniales" de la familia. Comían dulces, veían películas hasta a la noche, jugaban todo el tiempo y la tarea la hacían con Google y algunas "chucherías" que inventaban en el momento. Ah y lo mejor de todo, siempre comían comida rápida.

Brick y Bombón, una vez los habían contratado y se arrepintieron al instante, la casa había quedado como un desastre andante; en la cocina, había restos de mermelada de frambuesa y manteca de maní, en el baño, las toallas sucias habían decorado el piso, y en el cuarto de Brick y Bombón, había una fiesta de olores, algunos ricos y otros no tanto.

Butch y Bellota no eran "del todo maduros", todavía tenía ese espíritu de jóvenes. Un espíritu que alegraba a los pequeños niños.

Ya después de jugar un poco, pidieron comida china, para no lavar nada. Y se fueron a la mesa principal de la cocina.

—Tía, ¿cuándo se van a casar? —preguntó la pequeña e inocente Emily.

La cara de Bellota en ese momento había cambiado demasiado, pronto se tragaba los palitos chinos por la pregunta tan repentina.

—¿D-de qué hablas mi cielo? —dijo Bellota con una sonrisa en su rostro.

—¿Cuándo te vas a casar con el tío Butch? —ahora el que se estaba por atragantar con los palitos era Butch.

Mike mientras tanto miraba la escena con una sonrisa traviesa. Apoyó su móvil, sin ser visto, grabando cada momento. Luego lo mandaría al grupo familiar.

—Pero si tu tío y yo no somos na... —Butch a una velocidad sobrehumana apoyó su mano en los labios de la morena.

—¡Nos casaremos pronto! —gritó el joven con los ojos fijos en la mirada de Emily.

Bellota no podía creer lo que estaba escuchando. «¡¿Casarse?!, ¡por favor!», pensó. Ni siquiera eran novios. Sólo eran compañeros en la tarea de «padres por una semana».

Pero no iba a dudar que la idea de casarse con Butch le había parecido espléndida. Más que espléndida, maravillosamente ideal.

—¡Habrá fuegos artificiales, tortas con tamaños de edificios!, ¡ah, incluso una fuente de chocolate! —dijo Butch haciendo que la pequeña de ojos rosas se ilusionara cada vez más.

—¿Y un unicornio? —gritó la pequeña con estrella en sus ojos.

—¡Y un unicornio! —repitió Butch. —Pero eso es secreto no le digas a nadie. —le murmuró a la niña.

Bellota estaba en la face «sonrojo total», ¿por qué los pequeños tenían esa imaginación? O mejor dicho, ¿por qué Butch era tan idiota?

—¡Butch! —gritó la morena ya harta de escuchar estupideces. —No habrá n-na... —cada vez que los ojos rosas de la pequeña la miraban, su voz disminuía.

Esa niña era su debilidad.

Ya rendida la joven con ojos verdes dijo:

—¡Está bien! ¡Un unicornio habrá! Pero también pido una fuente con cupcakes, de muchos colores.

Mike por dentro se estaba partiendo de risa. Se imaginaba la cara de todos al ver el vídeo, y eso lo descomponía. Además de imaginarse la cara de sus tíos cuando vieran el vídeo.

Pero lo más divertido es que definitivamente tenían que casarse para no romper el pequeño corazón de Emily.

Padres por una semana, quién diría que sería tan problemático.

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Gracias

30 Días de azúcar, flores y muchos colores [TERMINADA] [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora