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Después de las olimpiadas la presión sobre mi no para de crecer. Estoy feliz porque tengo muchos fans que me apoyan, pero tanto en los entrenamientos como en las competiciones al final solo estamos el hielo y yo.

Ahora no puedo cometer errores, el mundial se acerca y no puedo fallar.

Lo único bueno es que al concentrarme en el entrenamiento me olvido de todo lo demás, incluso de mis sentimientos, al menos la mayoría del tiempo.

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Lo he logrado, después de todo el entrenamiento estoy orgulloso de haberlo conseguido, pero no sólo estoy feliz por haber conseguido el oro, lo que me hace más feliz es que él quedó tercero y pudo subir al pódium, conmigo.

Ojalá pudiésemos estar siempre tan cerca, pero me aterra acercarme a él durante los entrenamientos, me da miedo que pueda intuir mis sentimientos, que escuche como late mi corazón cada vez que sonríe.

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Javier no sabía como sentirse, aún le costaba procesar lo que estaba leyendo, su mente y su corazón estaban hechos un lío, no dejaba de recordar esos momentos de los que Yuzuru hablaba en el cuaderno azul.

Si antes una parte de el estaba reticente a creer que el japonés tenia sentimientos más allá de la amistad, ahora no podia seguir aferrándose a esa creencia y Javier no era capaz de entender como no se había dado cuenta de que el chico sentía eso por él.

Con el corazón en un puño decidió seguir leyendo, tenia una vaga esperanza de que aquellas palabras estuviesen solo en el pasado, de que el joven ya no sintiera nada por el... Las olimpiadas de las que Yuzuru hablaba eran las de hacia cuatro años, y en ese tiempo muchas cosas podían haber cambiado. Sobre todo si hablamos de sentimientos. Al fin y al cabo Javier nunca le había dado pie al japones para que pensase que su relación seria algún día más que amigos, simplemente porque nunca lo había pensado, nunca había visto a Yuzuru como algo mas que un compañero, un rival, un amigo... Incluso un hermano, o al menos eso creia, pero no había pensado en el menor como su pareja, eso jamás había cruzado su mente.

Hasta ahora.

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El tiempo pasa más rápido de lo que parece, parece que fue ayer cuando nervioso y con lágrimas en los ojos preguntaba confuso si había ganado yo el oro en las olimpiadas, pero no fue ayer... Fue ya hace casi un año. 

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CREO QUE MI CORAZÓN VA A SALIRSE DE MI PECHO Y VA A IR CORRIENDO A SUS BRAZOS DE NUEVO.

Una parte de mi esta triste, terriblemente triste, frustrado, enfadado. Haber perdido el oro me duele, pero por otra parte... Cuando Javier me abrazó no pude evitar romper a llorar, me acarició detrás de las orejas y de pronto ya no sabia porque estaba llorando, si por haber quedado segundo o por todo lo que estaba sintiendo en ese momento.

No quería que me soltara nunca, y cuando nuestras frentes se tocaron y me miro directamente a los ojos creí que me había olvidado de como se respiraba. Lo recuerdo borroso por culpa de las lágrimas que no dejaban de caer de mis ojos, pero aunque la imágenes en mi mente estén distorsionadas sus palabras fueron claras y se clavaron en mi pecho.

"Aunque hoy yo haya ganado, en mi corazón tu siempre serás el ganador"

Cuando me dijo esas palabras no pude evitar sonreír e intentar no sonrojarme delante de todo el mundo.

Solo pensar en ello acelera mi pulso... Se que el no siente nada por mi, pero no puedo evitar pensarlo cuando me trata así.

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Acabó de leer una entrevista que le han hecho a Javier después del mundial. Quería olvidarme de mis sentimientos, enfocarme en entrenar, en mejorar... Pero como puedo hacerlo? Como voy a olvidar que mi corazón se estremece cada vez que le veo sonreír? Como voy a olvidarle... sobre todo cuando el muy despistado dice que soy como su esposa?

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El español cerró la libreta con los dedos temblorosos y el pulso acelerado. Él jamás se había dado cuenta de nada y seguía preguntándose una y otra vez como era eso posible.

Recordaba vagamente haber dicho eso en una entrevista, había sido una broma inocente, en parte lo había dicho enserio pero no se había parado a pensar en las repercusiones que sus palabras habrían tenido en Yuzuru. Javier creía que jamás había alimentado los sentimientos del menor, pero se acababa de dar cuenta de que si que lo había hecho... Inconscientemente, al menos. Seguía en shock, se llevó una mano al punte de la nariz y lo masajeo mientras su mente no dejaba de repasar cada uno de los momentos que Yuzuru había citado en el diario, pensaba también en los entrenamientos, los juegos y las bromas entre ambos, su cercanía... Su sonrisa, la forma en la que sus ojos se cerraban completamente mientras una carcajada salia de su boca, su rostro cuando un salto no salía como él quería, con sus labios formando un puchero. Adorable. Javier se vio a si mismo con el menor, y de pronto comenzó a sentir calor, mucho calor... Su rostro se sentía caliente, solo pensar en el japonés estaba logrando que su corazón latiera a ritmos erráticos y el español no entendía la razón.
No sabía porqué su cuerpo estaba reaccionando así, no lo entendía, lo único en lo que podía pensar era en la libreta que aún descasaba en su mano, y en la caligrafía de Yuzuru que adornaba las paginas de la misma.

La abrió de nuevo.

La cerró.

La puso encima de la mesa mientras miraba hacia el techo y suspiró, se preguntaba a si mismo como podían sus emociones cambiar tanto en solo unas horas, del desconcierto a la duda, a la realización, a la sorpresa y al miedo.

La gata maullo mientras saltaba al sofá, acurrucandose contra el cuerpo de su dueño, que sonrió cansado mientras acariciaba su pelaje.

-Hola pequeña, cómo estás?

La gata miro a Javier en silencio durante unos segundos, antes de subir sobre sus piernas para volver a acurrucarse contra su abdomen.

-Estas intentando animarme? - el animal maullo mientras lamía la mano que le acariciaba el mentón. -Gracias, eres adorable.

El español se quedo durante un rato así, mimando a su gata mientras intentaba ordenar sus pensamientos y sentimientos, hasta que su estomago comenzó a quejarse. Se levantó desganado apartando con suavidad al animal que se había quedado dormido en su regazo y se estiro, desperezándose antes de ir a hacerse la cena. Cuando terminó de comer se dirigió directamente a cama, olvidándose de coger el cuaderno que había dejado sobre la mesita del salón, se metió en cama y trato de dormir.

Paso un par de horas dando vueltas sobre el colchón, estaba cansado, emocionalmente agotado, solo quería dormir y dejar de pensar en Yuzuru, dejar de pensar en todo lo que había descubierto, pero su mente parecía no querer colaborar, y cuanto mas pensaba en el japones más reaccionaba su corazón, latiendo cada vez más rápido. Se levantó un par de veces para ir al baño a mojarse el rostro intentando despejarse, intentado que el agua que chocaba contra su cara se llevase con el la todos los pensamientos que le impedían conciliar el sueño.
De algún modo funcionó y Javier logró cerrar los ojos y perderse en el mundo de los sueños.

Blue diary [Yuzuvier]Where stories live. Discover now