CAPITULO 16

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(Martes, 31 de octubre del 2017)

Tal vez lo que James Lancaster recuerda mejor, es cómo él ni siquiera tomó en cuenta las palabras de Aylin el día anterior. Aquel lunes, era el día de entregar la tarea, tal y como lo pidió el maestro de Historia. Sin embargo, Aylin no tuvo una calificación excelente. Fue todo lo contario.

Aylin pidió a otro chico del salón que le ayudará con esa tarea. El error que el chico cometió, fue no haber alterado el texto lo suficientemente convincente para que pudiera pasar desapercibido como una tarea que ella mismo pudo haber realizado. Y aquella tarea era tan simple. Aylin era convocada al despacho del director (para hablar de esas calificaciones) y allí, estaban sus padres muy enfurecidos. Y es que a Aylin recibió tarea extra para reponer las calificaciones, pero ella necesitaba los descansos por las prácticas de Natación.

—¡Por tu maldita culpa me castigaron y me prohibieron salir el día de mañana para festejar Halloween con mis amigos!

—¿Por qué tengo la culpa? —preguntó James, bajando los hombros. Halloween se podría celebrar cada año, ella solo debía esperar por su error.

—¡Porque no quisiste hacer la simple tarea que te pedí!

El chico meneó la cabeza.

—No es cierto. Tu debías hacer las simples tareas que cada maestro envía. Y tampoco tengo la maldita culpa de algo que no me involucra—James sonrió y se dio la vuelta, victorioso.

Esa vez se había sentido liberado de algo, como si en verdad se hubiera quitado un peso de encima, o hubiese apartado algo de su camino.

Y aquel día martes 31 de Halloween, en la noche se disfrazaba. Pensaba que ya no lo haría este año. No quería salir y ver cómo los demás sí podían disfrutar de esa noche y él, que estaría solo, tendría que vagar solitariamente. Igual que los años pasados, mintiéndole a su madre que iba con Logan. Dejó de pedir dulces cuando tenía diez y hacerlo este año estando solo, tomando en cuenta la edad que tiene, se vería muy inmaduro. Ahora sí va a pasarlo con más de una persona.

James Lancaster terminó de ajustar ambas correas por debajo del vientre y se miró al espejo que estaba en el baño y luego a sí mismo para ver su atuendo: un pantalón café, una camisa blanca que llevaba el cuello abierto (llevaba debajo una camiseta de tirantes), un par de botas puntiagudas y de las correas que estaban en cada lado de su cintura, iban oscilando en sus fundas los revólveres con cada paso que da.

Aquellas armas eran de juguete, pero que cada una estaba cargada con fulminantes, de esos que los niños suelen comprar, al menos para disimular el de un disparo real. Le recordaba un poco a Clint Eastwood. Solo que el atuendo no estaba completo como había interpretado el actor en El Bueno, el Malo y el Feo.

El año pasado se había vestido del mismo modo. Solo tuvo que omitir el detalle de los dos dedos (porque le resultaría molesto) y así parecerse al personaje de una saga de libros:

El Pistolero de La Torre Oscura.

Pensó que él podría ir con un sombrero, ya que eso fue algo que venía incluido en el disfraz cuando fue a rentarlo. Se dirigió a la habitación y en el escritorio estaba el sombrero, que tenía el mismo color que el pantalón, casi parecía de aspecto un poco polvoriento.

Se caló el sombrero y pensó sí sería bueno llevarlo. Tal vez sí, tal vez no.

Escuchó las risas y pasos de unas personas en la calle y James decidió asomarse a ver. La calle estaba bien iluminada. En las casas de en frente estaban adornadas con telarañas, esqueletos fosforescentes, unas cuantas calabazas y en el interior de las casas se escuchaba música. En la otra esquina de la calle iban caminando dos personas. James pudo ver bien los disfraces.

Pasados CorrompidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora