Enamorado.

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Todo se había puesto extraño de un momento a otro, Louis y Perrie no entendían como es que Jade y Harry les estaban haciendo esto, primero porque sentían que no correspondía que ellos se involucraran en lo que pasaba con ellos, pero aún así lo estaban haciendo.

Louis estaba preocupado, no quería incomodar a Perrie y ella no sabía cómo actuar frente a él.

¿Como se supone que esto saldría bien?

—¿Por qué no me dejaste ir a casa? –pregunta la rubia a su amiga en un susurro esperando que los dos muchachos en el frente del auto no logren escuchar.

—Sabes que algo extraño pasa entre Harry y yo, no quiero que mi primera vez sea en una sala de cine –dice Jade en respuesta.

—Yo me acosté con él, Jade –apunta a Louis rápidamente—. ¿Eso no lo hace también extraño?

—No tienes que estar cerca de él si no quieres –dice Jade cuando Harry detiene el auto en el estacionamiento del centro comercial—. Es más, yo te acompaño.

Ambas descienden y fingen desinterés frente a la presencia de los dos muchachos, por su lado ellos solo caminan detrás de ellas casi como si fueran sus cuidadores.

Louis no podía dejar de mirar la maravillosa forma que tiene Perrie para caminar, su risa y su habilidad para hacer muecas que hacen reír a su amiga, esa siempre había sido una de las cualidades que más le gustaba de Perrie, que fuera tan espontánea.

Debido a su enajenación decidió buscar una excusa para huir y tratar de volver a enfocarse, pero Perrie simplemente nublaba todos sus sentidos.

Luego de conseguir las entradas decidió volver con sus amigos y quedó una vez más enternecido por la imagen de Perrie comiendo palomitas.

¿Es que acaso podía haber algo más hermoso que aquellos ojos azules, esas mejillas rosadas y esos labios espojonsos? Seguramente no.

—Ya vine –anuncia el ojiazul ubicándose junto a la rubia quien da un leve respingo y aparta la mirada de Louis pues estaba empezando a sonrojarse.

Luego de que Jade y Perrie pagaran el bote de palomitas vuelven con los muchachos y la rubia vuelve a ubicarse junto a Louis, inconscientemente.

¿Harry? –los cuatro muchachos se extrañan al escuchar el nombre del susodicho y aún más cuando Harry abraza eufóricamente a la chica que ha dicho su nombre.

Involuntariamente Louis y Perrie se miran confundidos mientras Jade siente un nudo en el estómago.

—¿Quién es ella? –susurra Perrie a Louis quién está tan confundido como ella.

—No lo sé –admite él, luego de la animada y corta conversación entre Harry y aquella divina chica, todos van a la sala de cine, por determinación de Harry, ambos —Louis y Perrie— se ven en la obligación de sentarse juntos.

—Puedes pasar –el muchacho le da el paso a la rubia para llegar a sus asientos, ella claramente no iba a rechazar y ambos se ubican en su lugar a la espera de que la película empiece.

Al comienzo todo es extraño, ninguno de los dos es capaz de emitir comentario alguno, Perrie come palomitas sin descanso y Louis mira alrededor pensando en si debería o no hablarle a Perrie y se da cuenta de que tarde o temprano tienen que pasar.

Tenemos que hablar –dicen al mismo tiempo y se les escapa una risa al final debido a la situación.

—¿Qué tienes para decir? –pregunta Perrie ansiosa.

—Uf –suspira Louis—. Muchas cosas –responde él sin poder mirar a Perrie quien no puede dejar de verlo a él—. Y no sé por donde comenzar.

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