Capítulo 47

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                                             { Julia }

Suspiré y apoyé momentáneamente la frente sobre la fría superficie de la puerta.

Durante un instante, pensé en que tal vez debería irme, que hubiese sido mejor no haber ido. Probablemente, Harry quería animarse, y temía que yo le deprimiese más de lo que, tal vez, ya estaba. Pero le había prometido que iría a verle en cuanto pudiese, y necesitaba escapar un rato de la realidad (aunque para eso tenía también a mis queridos libros, claro).

Meneé la cabeza, desechando los pensamientos negativos, y llamé a la puerta con unos golpes trémulos.

Sin esperar respuesta, entré, pero me quedé en la puerta cuando vi que había un médico en la habitación, el que había visto el primer día. Llevaba una especie de cuaderno en la mano y estaba escribiendo algo en él.

Harry fue el primero en darse cuenta de mi presencia, y un pellizco me retorció el corazón cuando vi lo pálido que estaba y lo extremadamente cansado que parecía. Daba la sensación de que se iba a desmoronar de un momento a otro. Sin embargo, la enorme sonrisa que esbozó iluminó su bello rostro, y por un momento se pareció al Harry de siempre. No pude no devolverle aquel gesto tan dulce.

Entonces, al ver que Harry había dejado de prestarle atención, el médico siguió la dirección de su mirada hasta mí. El hombre esbozó una sonrisa amable y se guardó el bolígrafo en el bolsillo delantero de su bata blanca. Por cómo me miró, me dio la sensación de que se acordaba de mí.

-Bueno, te dejo pasar un rato con tu novia. - Le guiñó un ojo a Harry.

El rubor subió a mi cara como si me hubiesen pintado con un rotulador rojo.

-Yo no... - Intenté decir, pero el doctor, que había llegado a mi altura, me interrumpió.

-Tranquila, pronto se recuperará completamente. Ocúpate de que se tome las medicinas, y cuídalo. - Me apretó momentáneamente el hombro y salió de la habitación sin decir nada más.

-Estoy empezando a preocuparme seriamente por el hecho de que todo el mundo crea que somos pareja. - Comenté, cuando el médico hubo cerrado la puerta.

Me acerqué hasta Harry y le di un beso en la frente, notando la calidez de su piel. Me pregunté si tendría fiebre, pero decidí no decirle nada.

-Tal vez sea porque hacemos muy buena pareja. - Comentó Harry. Me alegró ver que su voz había recuperado algo de fuerza. 

Me senté en la butaca y resoplé, dejando caer la mochila al suelo.

-¿Cansada? - Inquirió, incorporándose con los codos.

-Ha sido una semana dura. - Comenté, acomodándome en la butaca. Sabía que Harry me iba a preguntar qué había pasado, así que cambié rápidamente de conversación, intentando evadir el tema. - Pensaba que habría alguien más aquí, por eso de que tienes una vida social muy agitada... ¿Dónde están tu madre y tu hermana?

-En casa, descansando. Y, respecto al resto, me he negado a recibir más visitas. No tengo ganas de ver a nadie. - Al ver mi expresión, que debía ser entre sorprendida y dolida, añadió, riendo: - Menos a ti, Pequeña Jilguero. A ti siempre tengo ganas de verte.

-Me alegra oír eso, porque ya me he acomodado en esta butaca y, quisieras o no, no pensaba dejarte en paz en toda la tarde. - Bromeé.

Harry rió y puso los ojos en blanco teatralmente.

-Sí, sí, todo lo que tú quieras, pero muy tonto debes pensar que soy si crees que ha funcionado tu jueguecito de distracción. - Clavó sus intensos ojos verdes en los míos y enarcó una ceja.

A chance to be happy | n. h. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora