Seis: Déjame ayudarte

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La tarde a lado de Jimin había sido todo un poema para el azabache, todo era nuevo, se le hacía tan fácil hablar con el más bajo, su cercanía no le incomodaba como con el resto de las personas que se le acercaban.

¿Qué era lo que tenía ese chico?

Le brindaba cierta tranquilidad tenerlo a su lado, el que éste le protegiera de las personas malas le causaba cosquilleos en el estómago.

Jimin es diferente, Jimin jamás le haría daño, Jimin es perfecto...

Claramente sus pensamientos le hacían estar aún más confundido, pero es que la cabecita de Jungkook no podía dejar de pensar en el chico con cabellos rubios y mejillas rechonchas.

¿Cómo te fue con Jimin? — Preguntó curiosa la señora Jeon, su hijo núnca había socializado tanto con alguien que quisiera salir con él en público.

Sonaba cruel, pero así lo era.
Muchas otras personas se le habían acercado antes, pero no exactamente por querer ser amigo del azabache, lástima, curiosidad, retos estúpidos, dada cual fuera la razón menos tener una amistad verdadera.

La señora Jeon se encontraba ya cansada de todo eso, de las burlas, del bullying, que decidió cambiar de preparatoria a su pequeño ángel, para que así, por jugadas banales del destino encontrará otro ángel que lo protegiera del resto.

— Mu-muy bien ma-mamá, ack.. Ji-Jimin es un chi-chico muy lindo, ¿no cr-crees, ngh..?

— Sí que lo es, pero, ¿acaso Jungkookie se ha enamorado? — Posó la vista en su hijo que se encontraba en el asiento del copiloto.

El azabache no respondió, su rostro se coloreó de tonos rojos carmesí, era una sensación rara que núnca jamás había sentido.

¿Se encontraría enfermo?

¿Tendría fiebre?

Las dudas lo carcomían al no poder denominar aquellas sensaciones nuevas que explotaban en él como fuegos artificiales, no había forma de poder explicarlas, pero necesitaba saber, no podía quedarse con la duda.

— Ma-mamá... — Hablo justo cuando la camioneta se aparcó fuera de la casa.

— Dime, Jungkookie.

— ¿Qué es el amor?

La mañana se encontraba linda, era fresca y había nubes por todos lados, así era el clima de la ciudad, muy impredecible.

Esta vez se le había hecho algo tarde al azabache, no era normal que éste se levantara tarde, pero no fue culpa suya, fue culpa de aquel chico que predominaba en sus pensamientos nocturnos.

— Es, difícil de explicar, comienzas a  querer estar en compañía de esa persona a cada segundo que pasa, no puedes observar a nadie más, te encierras en una burbuja invisible en donde solo te encuentras tú y esa persona especial.

Las palabras de su madre le dejaban sus sentidos en alerta, las repasaba una y otra vez en su mente, pues así era tal cual se sentía con el chico de cabellos rubios.

El camino a la escuela se sentía lento, el más alto ya ansiaba querer llegar para ver a su persona especial, lo cual era raro, Jungkook siempre se concentraba mucho en sus estudios, pero ahora era diferente, quería tener una nueva lección visual de la hermosa carita de Park Jimin. Su nombre sonaba como todo un poema en su mente, una explosión de interrogantes le acorralaron en su campo mental.

¿Por qué no dejaba de pensar en el más bajo?

¿Era normal sentirse así?

No lo sabía, pero de un momento a otro recordó la cantidad de veces que le habían explicado debía enamorarse de una chica, casarse y tener hijos, más nunca nadie mencionó que podría pasarle con un chico.

Туретта ღ kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora