—¿Qué haces espiándome?

—No te estoy espiando, señor importante —rodé los ojos a la vez que bufaba, desviando la vista hacia otro lado—. Como que se te ha olvidado que hace nada componíamos juntos y todo. Me sorprendes.

—Es una broma, idiota —murmuró. Se levantó de su lugar y fue a sentarse al lado mío, tomándome de la barbilla para obligarme a mirarlo de frente. Yo fruncí el ceño, alzando el puño para hacer ademán de golpearle, acción que le arrancó una risa reprimida en la garganta—. ¿Ya estás mejor?

No respondí, sólo torcí los labios y me pasé la lengua por ellos pues sabía bien que estaban resecos. Los sentía cuartearse. Asentí sin mirarlo, con los ojos clavados en algún punto de las sábanas entre los dedos de mi mano derecha empuñados contra el colchón. Yoongi no me soltó y de hecho afianzó más el agarre contra mi mandíbula sin ser brusco, sin lastimarme. Chasqueé la lengua pretendiendo molestia, pero él en vez de reaccionar alejándose o dejándome tranquila sólo sonrió de medio lado para demostrarme que mi actitud no le intimidaba en lo absoluto.

—¿Te has levantado de mal humor?

—Me has puesto de mal humor. Estás jodidamente cerca, imbécil —gruñí mordiéndome la mejilla desde adentro de la boca. Percibí una risa seca por su parte antes de verle acercarse más, casi rozando su nariz contra la mía.

—¿Y? ¿Ya no te gusta que esté cerca? ¿Te has olvidado de mí en esta semana que no nos vimos, Seori?

—Joder. A ver si paras de hacerte el chulito con el tema ya, Min.

Le vi a los ojos por primera vez en el día y sentí como si algo en mi estómago se encendiera. Definitivamente, por estas cosas, estaba muy segura de que lo que sentía por Yoongi era mucho más real que cualquier otra atracción o desliz. Un cosquilleo agradable; una ola de calor se estableció en la base de mi esófago y me acarició hasta la garganta para salir a modo de ronroneo cuando Yoongi depositó un beso casi inexistente sobre la comisura derecha de mis labios, provocándome una ligera y estúpida media sonrisa.

—¿Te pongo nerviosa? —ronqueó con voz grave, mostrándome las encías mientras sonreía. Ante la imagen me dediqué a chasquear la lengua, empujándole ligeramente desde el pecho para advertirle que se alejara.

Lo hizo entre risas mudas, levantándose de su lugar mientras se estiraba con ganas, dejando a la vista una pequeña franja de su abdomen y su cinturón de Adonis en el acto. Joder, ¿de verdad es que la vida tenía que tentarme de esta manera? Me sentía hasta sucia sabiendo que horas antes me había besado con su compañero de piso y ahora estaba ahí, mirándole e intentando no soltar algún jadeo revelador mientras me mordía el labio inferior a escondidas de su mirada gatuna y su sonrisa blanca que se me figuraba más brillante que de costumbre.

—Estás de malas porque tienes hambre. ¿Quieres comer?

Y él estaba excepcionalmente de buenas, ¿o era mi imaginación? Por un momento me parecía que los papeles estaban invertidos, pues por lo general él era el puto amargado que le gruñía hasta al aire que salía de sus pulmones y no yo. ¿Debía pensar, entonces, que si él se portaba como un cascarrabias era porque se lo comía un sentimiento de culpabilidad tal y como me pasaba a mí en ese momento?

Joder. Tenía que parar ya si no quería que me explotase la cabeza.

—No tengo antojo de nada en especial —dije finalmente chasqueando la lengua, soltando todo el aire para liberar la tensión en mi organismo—. Pide lo que quieras.

—Ya lo hice de todas maneras.

Tuve que morderme el labio inferior ante el silencio y asentí con la cabeza, encontrándome con que no tenía mucho más que agregar o aportar al tema, sólo mis revoltijos mentales que no debían salir a la luz a menos de que quisiera montar un drama completamente innecesario. Yoongi se quedó parado frente a mí observándome, escudriñándome. Incluso ladeó la cabeza y sacó el labio inferior en algo parecido a un puchero, como si estuviese pensando en algo importante. Era raro verle de esa manera y, sin embargo, debía aceptar que una parte de mí lo estaba disfrutando como niña en tienda de caramelos.

staged » bts; myg.Where stories live. Discover now