11. 'Hola, Iceberg.'

Start from the beginning
                                    

Un poco nerviosa, entro y la luz del sol colándose por las grandes ventanas de su oficina me ciegan por un momento.

Ventanas grandes, lo conozco tan bien.

Artemis esta detrás de su escritorio, enterrando en un montón de papeles, sin corbata, su camisa arrugada, su cabello hecho un desastre. Las ojeras debajo de sus ojos son tan notables.

Cuando su mirada se encuentra con la mía, una expresión de alivio invade su rostro, —Hola, sexy.

—Hola, Iceberg.

Él sonríe, levantándose, —Justo a tiempo, muero de hambre.

Me dispongo a sacar todo de la bolsa, sirviendólo en una mesita que tiene frente a un gran sofa a un lado de la oficina. Artemis se sienta a mi lado, y ni siquiera me deja servirle bien cuando comienza a comer.

Pobre.

Te extrañé, quiero decirlo pero no me atrevo.

Así que opto por preguntar otra cosa, —¿Semana difícil?

—No tienes ni idea.

Cuando termina de comer se recuesta en el sofa, cerrando sus ojos. Se ve exhausto, pongo mi mano sobre la suya, y él abre los ojos y me mira, —Yo...— mi voz se corta, no puedo decirlo.

Artemis me da una sonrisa dulce, girando su mano para entrelazarla con la mía, —Yo también te extrañé, sexy.

El sonido de la puerta hace que suelte su mano tan rápido como puedo y me gire para ver quien entró. Es la mujer pelirroja de la noche de la fiesta sorpresa: La novia, o bueno ex-novia segundo lo que Artemis dijo en el bar.

La mujer lleva puesta una falda negra muy elegante con una blusa blanca, y tacones rojos que hacen juego con un bolso que lleva en una mano. Su cabello rojo en una cola alta perfectamente hecha, su maquillaje luce increíble. En su otra mano trae una bolsa de comida de un restaurant, —Oh, buenas, parece que llegué tarde, ¿Ya comiste?

Mi corazón comienza a latir desesperadamente en mi pecho, una sensación desagradable en mi estomago, revolviendo todo, la mujer me sonríe al pasarme por un lado e inclinarse para darle un beso corto a Artemis en la boca.

Auch.

Puedo escuchar mi corazón partirse en mi pecho, mi estomago retorcerse. Artemis no me mira, sus ojos solo sobre ella.

¿Qué...?

La mujer se gira hacia mí, —Tú debes ser Claudia, mucho gusto, soy Cristina, su prometida.

Prometida...

No, novia o ex-novia.

¿Y entonces... que ha sido todo lo que ha pasado entre nosotros? Él me dijo que ya no tenía novia... yo...¿He sido la otra? Trato de controlar mi respiración, cada vez que trato de hacerlo, no puedo tomar una respiración profunda.

—¿Estas bien?— Cristina me pregunta amablemente.

Tengo ganas de vomitar.

Me pongo de pie porque se que estoy a segundos de que lagrimas se formen en mis ojos, —Yo... ya debo irme.

Mis ojos buscan los de Artemis por última vez y él aún no me mira, —Que tengan una feliz tarde.

Salgo disparada de esa oficina, sintiéndome tan estúpida, tan imbécil porque creer que algo bueno podría pasarme, por dejarlo entrar a mi vida, a mi corazón cuando se que él y yo estamos en lugares diferentes en esta vida.

Probablemente, él solo me quiere en su cama mientras le da su amor y dedicación a su prometida, para un hombre como él, yo solo soy material de ser la otra, nunca nada más. Mierda, como duele. Nunca he sentido un dolor como este, es la primera vez que me permito ser vulnerable. Él muy bastardo me dijo que ya no tenia novia porque sabia que yo jamás tendría algo con él si sabia que estaba con alguien.

¿Cómo pudo mentirme así?

¿Cómo pudo mantener un semblante frío y calmado cuando entró su prometida?

¿No le importó en lo absoluto lo que yo sentí?

Mantengo la calma, aguantando las lagrimas hasta que llego a la casa, y corro al baño. Observo en mi reflejo en el espejo como mis ojos se enrojecen, y dos lagrimas gruesas ruedan por mis mejillas.

Eres una idiota, Claudia.

¿De verdad creíste que él dejaría a semejante mujer por ti? Lo que más me duele es que es su prometida, ¿Se va a casar con ella? ¿Cómo pudo besarme y tocarme de esa forma cuando se va a casar con alguien? ¿Cómo pudo ser infiel y hacerme parte de eso a bases de mentiras?

El recuerdo de su sonrisa y sus palabras en la cocina vuelve a mi mente, ¿Cómo pudo hacer todo eso tan tranquilamente estando comprometido con alguien?

Me cubro la cara para llorar abiertamente, no se que es lo que me duele más de toda esta situación tan jodida, solo se que la inmensidad de este dolor significa que lo que estaba empezando a sentir por él era mucho más que una atracción física.

Mucho, mucho más que eso. 

xx

Nota de la autora: Espero que hayan disfrutado ambos capítulos, me gustó escribirlos. Ya saben que cuando no suba los sábados, lo haré los domingos. Los quiero muchísimo y bueno, del uno al diez, ¿Cuanto odian a Artemis de nuevo? 

Muakatela,

Muakatela,

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
A Través De Ti [Hidalgos#2] ✔️ [En librerías]Where stories live. Discover now