Capítulo 7

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Camila's POV


Desperté sintiendo un pequeño cuerpo acurrucado contra mí, inconscientemente sonreí. Su rostro estaba pacífico, como si hubiese tenido una noche de sueño increíble, lo detallé atentamente, mirando sus prominentes cejas, que tanto me gustaban. Su nariz perfecta. Sus labios que siempre tenían ese rosado natural. Me encantaría tanto probarlos, tenerlos entre los míos, succionarlos, morderlos; jugar con ellos.

Sin darme cuenta, estaba mucho más cerca de ella que de lo que estaba antes. Me separé y salí de la cama lentamente, sin querer que se despierte.

Entré al baño e hice mis necesidades, después me dispuse a bajar para hacer el desayuno. Seguro que mi bebé despertaría con hambre.

Preparé café, tostadas, beacon y huevos. Escuché unos pasos detrás de mí y me giré para ver a mi hermosa gatita parada en la entrada de la cocina con un puchero en sus labios y frotándose el ojito derecho, sus orejitas estaban abajo, queriendo esconderse entre sus cabellos.

— ¿Qué pasa, bebé? — pregunté acercándome.

— Me dejaste sola en la cama. No me gusta dormir sola. — dijo refunfuñando, manteniendo el pucherito en sus labios.

Sonreí y la abracé fuerte, escondiendo mi cara en el hueco de su cuello a pesar de ser más alta que ella.

— Es que te veías tan adorable durmiendo que no quise despertarte. Además, he hecho el desayuno. — dije, agarrando su rostro con ambas manos, dándole un besito en su frente y viendo sus mejillas sonrojadas.

No dijo nada más, así que hice que se sentara y le puse el desayuno frente. De repente sus ojos se iluminaron y una sonrisa tiraba en el costado de sus labios.

— ¿¡Puedo salir a jugar!? — preguntó totalmente extasiada con la idea.

Solté una risilla y respondí:

— Después del desayuno.

Ella terminó rapidamente su ración, esperando alegremente a que le abra la puerta del patio y pueda salir a jugar. Parecía una nena de 5 años, pero me encantaba que sea así, sentía que jamás me fallaría y que podía confiar siempre en ella.

Al abrir la puerta ella salió corriendo, chillando de emoción al ver las muchas bolas de estambre que habían esparcidas por ahí. Una enorme sonrisa estaba colocada en mi rostro al ver lo feliz y libre que era jugando así. Volví a la cocina, juntando nuestros platos y tazas sucias para lavarlos.

Al lavar y secar todo, fui a buscar un libro y volver al patio encontrándome con Lauren acostada de espaldas al pasto, dando manotazos a una mariposa, intentando agarrarla.

Creo que con Lauren aquí tendría una sonrisa permanente en mi rostro.

Me senté en la hamaca rústica que tenía en el patio, leyendo el libro -bastante interesante, a decir verdad- y esperando a que Lauren se canse o me haga caso de nuevo.

Después de unos cuántos capítulos y enormes sonrisas al escuchar la risa de bebé que soltaba Lauren, se tiró a mi lado, jadeando y totalmente mojada por el sudor.

Experimento || Camren. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora