Capítulo 5

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Lauren's POV

Estaba muy emocionada, Camila me llevaría a su casa. La verdad no sé muy bien qué se supone que es eso. Siempre he vivido aquí, siendo gato y ahora en mi forma humana. Pero si llevarme significa que al fin pueda ver qué hay detrás de éstas puertas entonces sólo significa que es bueno.

— ¿Estás lista gatita? — me preguntó Camila, mientras me abrazaba por detrás. Me gusta cuando me abraza, me hace sentir cositas lindas que nunca antes había sentido.

— No me digas gatita... — me quejé, aunque solté un ronroneo por los besitos en mi cuello. Ella soltó una risita diciéndome:

— ¿Y por qué no, gatita? — rió cuando gruñí.

— ¿Podemos irnos ya?

— Claro que sí, vámonos. — soltó el abrazo y agarró una de mis manos, dirigienome hacia la salida. Estoy segura de que mis pupilas estaban más dilatadas de lo normal al ver las puertas abrirse. El aire natural traspasó mis pulmones y cerré mis ojos para inhalar. Oía todo lo que pasa a mi alrededor, desde los pájaros hasta la corriente del viento.

Como pude ver, el laboratorio se encontraba a las afueras de la cuidad; por lo que Camila dijo, era mejor ya que así los animales no se alteraban por los constantes ruidos que había por allá.

Me gustaría conocer la cuidad algún día. Me gustaría conocer personas, aunque Camila dice que no debo hablar con nadie más que ella.

Llegamos a su auto, y abrió una de las puertas para que entrara. Al sentarme, me colocó una cinta en frente mío, no sabía qué era o para qué servía. Probablemente se dio cuenta porque explicó:

— Es un cinturón de seguridad, sirve para que si tenemos un accidente no salgas tan dañada.

Los humanos son complicados.

Se dio la vuelta y subió al auto conmigo, se puso el 'cinturón de seguridad', encendió el auto y nos llevó hasta su casa.

Veía por la ventana de cristal como pasaban los árboles, aunque fuera de noche mis ojos estaban adaptados a la poca luz, por lo que veía igual.

Sentí el auto bajar la velocidad hasta parar frente a un edificio que no parecía moderno. Al menos no se parecía a los que veía en la televisión.

— Es mi casa. — explicó Camila. — y es así porque es antigua.

— ¿Puedes leer mis pensamientos? — pregunté, ya que siempre responde mis dudas sin que yo lo diga.

— No, pero veo tus expresiones y aunque no lo creas, dicen mucho. — terminó, saliendo del auto para rodearlo y abrir la puerta del mío. Soltando así el cinturón para que pueda salir.

— ¿Estás enojada? — no me gusta que esté así, no sé que hacer.

— Claro que no, bebé. Solo estoy preocupada.

— ¿Por qué? — mi estómago se sintió raro cuando me dijo 'bebé'.

— No hablemos de eso, ¿vale? Mejor entremos que está haciendo frío. — asentí y la seguí hasta la puerta. La abrió y entramos, el interior de su casa era calentita. Y visto un sofá que parecía cómodo, estaba segura que iba a ser mío desde éste momento.

— ¿Puedo salir a jugar? — pregunté, recordando que ella me había dicho que podía.

— Será mejor mañana. Cenemos, ¿ok?

— Ah... Okay.

Ella caminó hasta lo que supuse era la cocina y caminé detrás de ella, ya que no sabía que hacer. Me sentía rara, Camila siempre suele ser muy cariñosa y la verdad esperaba que fuera así cuando estuviera aquí, pero está muy callada y me responde de una manera que no me gusta.

Quizás no debí insistir tanto en salir del laboratorio.

Quizás le molesta que esté aquí, que invada su espacio.

Me dolía todo eso, volví a la sala, donde me senté en el sillón y quería hacerme una bolita. Por lo que aguantando todo el dolor y mordiéndome el labio para evitar dejar salir los quejidos, volví a mi forma gatuna.

Quizás así ya no le molesto tanto...











N/A: Si yo estoy sad, ustedes también... Ahre

Experimento || Camren. Where stories live. Discover now