4. Don't dream it's over

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El ambiente ruidoso y festivo contrastaba con el semblante reflexivo de la joven. Sus compañeros no podían contener la alegría que sentían en ese momento mientras el bus se dirigía a la academia. Amaia, sentada junto a la ventana, compartía la ocasión más comedida, sonriendo ante el jolgorio colectivo con sabor agridulce. Estaba contenta, había entrado, pero para alguien perfeccionista y exigente consigo misma como lo era ella no podía negar que haber sido puesta en duda le había herido un poco el orgullo. Aun así estaba satisfecha, había sentido un gran alivio al levantarse de aquel sofá para cruzar la pasarela y recibir el cariño de sus compañeros, pero su cuerpo aun contenía los nervios y la tensión de aquellos minutos de incerteza. En esos instantes le habían pasado mil cosas por la cabeza, había empezado a prepararse para lo peor, a contemplar la posibilidad real de no entrar y tener que regresar a casa cómo hizo ya una vez. Cuando sus compañeros cruzaron la pasarela ilusionados les envidió por disfrutar de aquella noche sin ningún pero.

—¿Amaia, has visto a estos dos? —dijo Aitana a su lado sin poder aguantar la risa.

Llevaba todo el viaje hablando sin parar, girándose a cada rato para bromear con Roi y Cepeda, quienes iban detrás. Amaia la imitó, se giró y al verlos se empezó a reír también

—No puedo reírme más —añadió la catalana agarrándose el estómago con ambas manos.

Aún con una sonrisa en los labios Amaia no había escuchado aquella última frase, su mirada se había perdido por aquel espacio hasta detenerse en unos ojos intensos que le devolvían la atención. Tan solo fueron unos segundos, un breve encuentro en medio del barullo, un instante fugaz de algo que no sabía identificar.

"Es una versión tuya, vale. Eres una artista." Le había dicho en plató, unas palabras vestidas de necesidad y verdad. En cualquier otra situación se hubiera ruborizado y sacado hierro al oírlas, quizás bromeado incluso, pero esa noche tan solo pudo sonreír y agradecer internamente su afán por reconfortarla.

—¿Amaia? —preguntó Aitana con la mano sobre su hombro, reclamando de nuevo su atención. Parpadeó un segundo y enseguida volvió a estar dispuesta a reírse de nuevo con las ocurrencias de sus nuevos compañeros.

Con la adrenalina todavía a flor de piel Alfred hablaba y reía animadamente con los demás, siendo partícipe de aquel entusiasmo y satisfacción conjunta. La repentina risotada de Aitana llamó su atención, giró la cabeza buscando el origen de la risa encontrando algo, o a alguien, que captó su interés. Junto a la ventana vio a Amaia reírse también con la broma, aplaudiendo con las manos de una forma peculiar que le hizo sonreír. Ella se apartó el pelo molesto del rostro y por unos segundos le pareció ver un tinte apagado en su expresión que ocultó hábilmente con una bonita sonrisa. Fue entonces cuando sus miradas se cruzaron, sólo unos segundos, paralizando su cuerpo acelerado en un instante.

No podía creer que aquella chica hubiese sido puesta en duda, no entendió la valoración mucho menos habiendo presenciado en directo las actuaciones desafortunadas de algunos de sus compañeros. De algún modo se lo tomó como algo casi personal, se sentía muy identificado con ella en cuanto a sus gustos musicales, formación y esa forma de sentir la música que parecían compartir. En ese momento no pudo evitar levantarse y decirle lo que, a su parecer, debería haber escuchado aquella noche. No se atrevería a admitirlo, no abiertamente al menos, pero sintió un gran alivio cuando la vio atravesar la pasarela. Sintió también algo más, algo que conscientemente decidió ignorar y olvidar, sin querer identificar aquella emoción.

Un último instante, ella le sonrío agradecida, él respondió el gesto inclinando levemente la cabeza, señal de respeto. Ambos entendieron y volvieron la atención a las bromas y conversaciones del grupo, repasando anécdotas de la gala y anticipando lo que iban a encontrar al final del trayecto.

Por suerte no tuvieron que esperar demasiado, el autobús empezó a frenar generando una gran ovación entre los concursantes. En cuanto se paró el motor abrieron las puertas y enseguida les indicaron que debían salir para dirigirse al edificio de enfrente. Amaia cómo siempre se quedó de las últimas, justo detrás de Aitana, e inconscientemente buscó a alguien con la mirada. Delante de todo, preparado para salir, le vio bajar las escaleras y esperar al lado de la puerta, ignorando las indicaciones del equipo para avanzar rápido. Algunos compañeros le miraron extrañados al pasar por su lado pero nadie dijo nada. Amaia avanzaba sin quitarle el ojo de encima, escuchó los gritos del equipo llamando al muchacho que también la miraba, sonriendo. Al bajar notó cómo él se movía a su lado, avanzando ambos hacia el edificio.

—¿Todo bien? —preguntó casi susurrando, sin mirarla directamente, mientras andaban brazo con brazo siendo guiados por un recorrido desconocido. Ella le miró, algo desconcertada pero enseguida volvió la atención al frente, donde Aitana, Roi y Cepeda avanzaban con prisas.

—Sí, claro —contestó sonriendo, omitiendo cualquier señal de inquietud. No era mentira, pensó.

—Me alegra que hayas entrado —insistió, notando como las palabras escapaban de sus labios— lo que te dije en plató, lo pienso de verdad.

Ella paró unos segundos, le miró, él al notarlo se giró y sus miradas se encontraron de nuevo. Alfred estaba algo avergonzado por su arranque de sinceridad, se sentía algo vulnerable sin saber por qué, tampoco había dicho nada del otro mundo... Ella por su parte aún no lograba calmar las emociones contradictorias que batallaban por su cuerpo y esas palabras no hacían más que avivar el fuego.

—Gracias —se limitó a contestar, con los ojos brillantes, sin dejar de mirarle.

—Vamos chicos, para arriba —dijeron los del equipo tratando de cumplir con el horario estimado.

Ambos volvieron a ponerse en marcha, sin mirarse, sin querer ser conscientes de las palabras que ahogaban en aquel silencio.    


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Próximamente...

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Hola, quería disculparme por el parón de estos días, he estado de viaje de estudios y me ha sido imposible subir nuevos capítulos. La parte buena... he vuelto y seguirá el ritmo habitual. ¡Gracias por la paciencia y el apoyo!

ONESHOTS: ANTOLOGÍA ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora