Bonus 4

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Sentado en una mesa llena de chicos, Uriel espera a la expectativa de las ideas que ellos van a brindarle, para su gran proposición.

- Yo creo que deberías de llevarla al parque de diversiones y ya montados en la montaña rusa, se lo pides. - comenta el primero.

- Nah, sólo llévala al parque que esta aquí enfrente, le preguntas, le das unos besos y si ella quiere más... - Deja la frase en el aire. Todos comienzan a reír a todo pulmón, unos incluso chocan puños y palabras de concordancia. Uriel no sabe porque, pero un malestar en su pecho, le dice que lo que estos chicos comentan y ríen, no es algo gracioso, o al menos no algo que deba compartir.

Cuando algunos tratan de chocar puños con él, niega con la cabeza y se cruza de brazos. Una serie de abucheos le siguen. Y muchos golpes en la cabeza.

- Bien, niño romántico. Pero si quieres un consejo amoroso, tenemos que ir con el hombre romance. - todos se miran entre si preguntándose quien es el mencionado.

- ¡Ey, Ken! Ven aquí y dale un Consejo a nuestro niño bonito.

El susodicho, ni siquiera los mira, no se da por aludido. Y ya saben lo que dice el dicho: "Si Mahoma no va a la montaña..."

Uno de los chicos se levanta y se sienta al lado de Ken, este trata de levantarse para marcharse de la mesa que, anteriormente ocupaba sólo, pero más chicos llegan a su mesa y con empujones logran sentarlo de nuevo.

- Tienes que saber que nuestro Ken es un As, en lo que a romance se refiere. Hasta escribe poesía y todo ¿no, Ken?

El aludido, sentado con los brazos cruzados y la mirada gacha, no responde a los comentarios maliciosos de sus compañeros.

Uriel observa una vez más a Ken, lo hace desde el momento que llegó al instituto, ya que él fue la verdadera razón de su llegada a ese lugar. Su llamado de auxilio interior y sobre todo la oración de su madre fue lo que lo llamó.

Ken tiene muchos problemas, demasiados, sobre todo para un chico de apenas 18 años, Uriel estaba decidido a ayudarlo, él estaba en su lista. Pero también sabía que debía ser cuidadoso y tener mucha paciencia. Ken estaba demasiado herido, y alguien herido, sólo sabía herir más.

- Quizá Ken tiene mejores cosas que hacer. - Trató de ayudarlo Uriel, pero nadie pareció escucharlo.

- Nah, nada de eso. Nuestro niño poemas, estará más que encantado de ayudarte, es lo que mejor se le da.

Ken continúa con su expresión estoica, no emite ningún comentario. Esto no parece hacer gracia al resto de chicos. Mucho menos al líder del grupo.

- Pero si quieres inspiración bien podemos traer a tu mami. - pregunta un chico con sorna, esta vez Ken sólo aprieta los puños, pero sigue sin hablar. Lo que los obliga a ponerse más creativos con sus palabras. - Mira que tu mamá está bien buena, capaz y quiere jugar un rato...

Ken no deja que el chico acabe su frase, cuando se pone de pie de un salto y hace el amago de pegarle, asustando al chico. Pero lo único que hace es recoger sus cosas y marcharse.

Uriel se encuentra confundido, no sabe porque Ken reaccionó de esa manera, los chicos no dijeron nada malo de su mamá. Aunque no esta del todo seguro, el tono empleado, no le gustó nada. Tendrá que preguntarle a Lizzy.

- Bueno, nuestra diversión acá se fue, y tu Mauricio, que marica. ¿De verdad te acobardaste?

- ¿Tu que hubieras hecho? ¿Has visto su tamaño? - el chico, Mauricio, se pone de pie y se alisa la ropa. - Además mi primo me ha contado que Ken pasa la mayoría de la tarde en ese destartalado gimnasio cerca de su casa. Y no es por nada, pero debajo de esa ropa gigante, se nota el resultado.

- Eso es de esteroides. Seguro no sabe dar un golpe.

- Si, claro... Pero yo no vuelvo a tentarlo.

- Maricón.

- Instinto de supervivencia lo llamo yo. A la próxima, si quieres averiguar si sabe dar un golpe o no, pon tu cara. - Mauricio se aleja hacia al lado contrario por el que se fue Ken.

En definitiva debe preguntarle muchas cosas a Lizzy. Cuando Uriel se gira buscándola, se da cuenta que todos los estudiantes los están viendo, unos asombrados, otros enojados y otros pocos divertidos. Y Lizzy esta mirando a Uriel sin dar crédito de lo que ha sido parte.

Ahora Uriel sabe con certeza que no estuvo bien, lo que los chicos acaban de hacer. Rápidamente se dirige hacia la mesa de las chicas, pero estas rápidamente se ponen de pie, hablan algo entre ellas y Jane sigue el camino anteriormente hecho por Ken. Cuando pasa al lado de Uriel le lanza una mirada asesina, tan fiera, que Uriel casi sale corriendo. Casi.

Al llegar al lado de Lizzy se da cuenta que está molesta, debido a que lo espera con los brazos cruzados y dando pequeños y sucesivos golpes con el pie en el suelo.

- ¿Y bien? - exige Lizzy.

- No se que fue lo que paso allá.- se sincera Uriel. Lizzy esta muy molesta con él.

- Estaban molestando a Ken y tu participabas. - Uriel no sabía como explicarle que él no entendía, que lo que ellos decian estaba mal. - No pongas esa cara, no te hagas el tonto. Estabas alli, los escuchaste. Y aunque no dijiste nada, tampoco paraste la situación.

- Es que no estaba seguro de lo que hablaban - Lizzy suspiro, ella no lo creía capaz de hacer eso. Pero se había enojado de verlo allí, viendo todo sin hacer nada.

- Esta bien, te creo. Pero deja de juntarte con esos chicos. Lo único que ellos buscan es molestar a los demás. No tienen una vida y por eso se empeñan en arruinarar la de los demás.

- Más bien, ellos también tienen problemas y no saben como asumirlos. - Responde Uriel, conociendo un poco de su vida.

- Ahora los defiendes - Respondió indignada Lizzy.

- Sólo digo lo que es. No los juzgues sin conocerlos Lizzy, te sorprenderias.

Eso deja callada a Lizzy, que avergonzada se disculpa para hablar con su hermana. Quien fue a espiar a Ken, para saber si se encontraba bien.

Uriel la deja ir y decide hablar de los chicos en otro momento, mientras la ve alejarse, el conserje del Instituto se le acerca.

- Tu eres tonto, chico. - Uriel se gira hacia el señor canoso. - Con esa carita podrias tener a cualquier, o a todas, las chiquillas de aquí. Pero no, estas ahí como tonto por una.

- ¿Perdón? - Uriel esta ofendido por lo que le esta diciendo este señor.

- Estas perdonado, pero deja de hacerlo. Pon orgullosos al resto de hombres. Aprovecha el atractivo, que un día ya no lo tendrás.

- Usted no entiende. Yo amó a esa chica. - El conserje se hecha a reír fuerte, incluso sujeta su pronunciado vientre.

- ¿Y que sabrá un niñito como tu de amor?

- Se del amor más grande de todos: el más sincero, el incondicional, el inmenso.

- ¿El de tu mami?

- No, el de mi padre. - Esto sólo hace que el conserje se ría con más ganas aún.

- Si claro, de tu padre. Vamos, dime, ¿quien es ese maravilloso padre tuyo? Dímelo, lo quiero conocer.

Uriel ve fijamente a este hombre, él también ha sido herido. ¿por qué las personas se lastiman de esa manera, entre ellos? Si es tan fácil amar.

- Usted ya lo conoce.

- No me digas, ¿a ver su nombre?

- Dios...

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Sólo diré que pongan un ojo 👀 (o los  dos) en Ken, él será muy importante en la historia. 💋

Tú Eres Mi Ángel [Terminada]Where stories live. Discover now