Capítulo 25

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Sentada en la sala de mi vecina ya no me siento tan valiente, ella mira fijamente a Uriel, quien no ha mostrado signos de incomodidad, al contrario, no ha dejado de sonreír. ¡Que bien por él! Yo estoy hecha un manojo de emociones.

- ¿Y a que se debe su visita? - cuestiona la Señora Alicia. No diré una palabra, Uriel es el que vino con un propósito, yo no diré nada.

- Verá, hace poco mi familia y yo nos mudamos aquí y me he enterado de su situación, y quería ponerme a su disposición, para ayudarle en lo que necesite. - sigue sonriendo, e incluso se mueve hacia delante, para estar más cerca de ella.- Lo que sea.

- Soy una persona independiente y autosuficiente, no necesito que un muchachito me ayude. A nada. - zanja. Si... No la recordaba así de amarga, ella era dulce, por lo que recuerdo. Me habían dicho que luego de lo que paso con su esposo, ella había cambiado. No sabía que tanto.

- Por supuesto que no estoy diciendo eso, Señora Alicia. Lo que trato de decirle es que yo estoy a su entera disposición, así como le ayude con su gatito anoche - escuchar la palabra gatito, me hace dar un respingo. - Cualquier otra cosa que necesite, puede pedirmelo.

- Y por eso te doy las gracias, Minino estaba muy asustado, gracias por encontrarlo. - ¿Lo llamo Minino? Trago saliva, es mi momento de redención.

- Sobre eso... Señora Alicia...

- ¡Oh, vaya! si hablas. Creía que te habías quedado muda. Como desde hace años que ya no me diriges la palabra. - Esta usando sarcasmo. ESTA USANDO SARCASMO. El que alguien utilice sarcasmo es malo, pero que una persona mayor lo use, sabes que estas en problemas.

- Si, yo... Quiero decir, no.. Yo... - No se que decir, su cara acusadora me cohibe, y estoy de nuevo en ese momento, en el que atropellaron a Minino por mi culpa. Mi labio tiembla. No, no voy a llorar. Recuerdo el grito que solté en al momento del choque y no puedo contenerme más. El llanto viene como borbotones de dolor, angustia, culpa, tristeza. Siento la mano de Uriel en mi hombro, reconfortandome.

Trató de explicarle lo que siento, lo que sentí en ese momento. Pero el hipo no deja que me explique bien. Sin embargo la cara de la señora Alicia se suaviza y parece que me entendiera. Se acerca a mi y toma mi mano en la suya.

- Corazón, eras una niña de ocho añitos, yo sé que no fue tu culpa, te lo dije ese día, pero tú no escuchabas. Yo no te culpo por nada. - comienza a frotar mi mano. - Los accidentes suceden, fue desafortunado, sin embargo, que tú tuvieras que presenciar esa escena tan macabra.

-  Lo siento tanto.

- ¡Ya basta de eso! Te dije que yo no te culpaba por nada. - Me da una sonrisa como la señora Alicia que yo recordaba. - Y ahora, mejor háblame de tu guapo y servicial novio. No sabi que tenias uno.

Suelto una risa mocosa.

- Uriel no es mi novio.

- Es una lástima, se ven divinos juntos. - Suspira con tristeza.

- ¿Que son novios?

- ¿No sabes que es un novio? - ahora la señora Alicia es la que se ve sorprendida.

- Bueno, es que el no creció aquí, así que le cuesta entender algunos términos. - Me giró hacia Uriel limpiando mi nariz con una servilleta que la señora Alicia me entrego. - Novios, son dos personas que tienen una relación romántica.

- Yo los conocía como esposos.

- Oh claro, se llega a eso, pero el noviazgo es para conocer a la persona y saber si es con quien quieres pasar el resto de tu vida.

- Ah -  el se queda meditando un momento. - ¿somos novios?

Estos hombres, no importa su nacionalidad, son tan pretenciosos. Ni Siquiera me lo ha pedido y de repente con una pregunta, que no es la correcta, quiere que yo acepté, porque esa cara de cachorro me lo dice todo.

- No - es toda la respuesta que le doy y me giró hacia la señora Alicia de nuevo, quien esta tratando de esconder su sonrisa cómplice. Ella comprende.

- ¿No? - vuelve a preguntar, esta incrédulo. No lo veo para responder.

- No.

La pequeña sala se llena de un silencio sepulcral. Incómoda por el silencio de Uriel trató de verlo de soslayo, para con horror constatar que me ve fijamente con sus ojos brillosos. Pero que...

- ¿Uriel?

- ¿No me quieres? ¿No quieres ser mi novio? - Por el dolor palpable en su voz y en su cara, no soy capaz de corregirlo.

- ¡Claro! Claro que me gustaría - trato de acercarme a él, pero se aleja. No me lo permite. Eso es nuevo. Nunca me había negado el acercarme, creo que si lo lastime.

- Pero acabas de decir que no.

- Es que no es eso - me rasco la cabeza - lo que sucede es que está no es la manera de preguntarlo.

- ¿Entonces cómo? - Este chico va a volverme loca. Es el triple de complicado y obtuso que el resto de los chicos.

- Tu debes pedirme que seamos novios, de alguna manera romántica, creativa, original y sobre todo con mucho afecto.

- ¿Eso es lo que quieres?

- ¡Claro!- Estoy casi saltando en mi silla - pero sólo si tu así lo quieres.

- Claro que quiero. - vuelve a sumergirse en sus pensamientos - ¿Pero, por qué debe hacerlo el hombre? ¿No puede hacerlo la mujer?

- Eh... claro que puede. Pero yo... No soy así.

- ¿Que tiene eso de malo?

- No es eso. No soy tan valiente como para sobreponerme al rechazo - Lo veo significativamente. - Además, no estaba segura si era eso lo que querías.

- Yo sólo quiero estar contigo.

- Awww - Se escucha acompañado de un fuerte suspiro por parte de nuestra espectadora. - Él es lindo, no se si practica esa cara de tonto, pero le sale de diez.

Ambas reímos, mientras Uriel sigue viéndome como tonto.

El resto de la tarde transcurre de forma amena, ver reír a la señora Alicia es reconfortante, al principio reía como si estuviera oxidada, como si hace mucho tiempo no lo hiciera.

Nos cuenta todo acerca del asesinato de su esposo. Fue terrible el modo en  que lloró, el dolor desgarrador. Tan penetrante que no pude no sentirlo. Uriel todo el tiempo sabía que decir o hacer, fue la primera vez que lo vi absolutamente dueño de la situación. Sin vacilar ni un momento. Él es muy bueno en esto.

La misma señora Alicia, reconoció que necesitaba esto, desahogarse, que no lo había podido hacer en su momento.

Cuando fue la hora de irnos, (porque papá fue tajante sobre los horarios) Uriel le pidió a la señora Alicia, sí podía darle un abrazo. Ella un poco extrañada accedió. Cuando estaban abrazados, vi algo extraño, Uriel irradian luz, de manera tenue, pero lo hacía. Fregue mis ojos varias veces para estar segura, pero no, allí estaba ese resplandor. Aunque quizá se debía a la luz de las bombillas. Si, eso era.

Cuando Uriel soltó a la señora Alicia, ella se veía más joven, más descansada, más relajada. Como si se hubiera quitado un peso de encima. Era extraño, pero reconfortante. Uriel era un hombre de abrazos, yo sabía el efecto de sus super abrazos.

Yo también me despedí de ella con un abrazo. Cuando ya estábamos fuera nos volvimos para despedirnos con la mano, prometiendo volver.

- ¿Me abrazas? - le pregunté a Uriel.

- ¿Quieres tu pregunta? - lo veo confundida.

- ¿Que pregunta?

- ¿Sobre si seremos novios?

- Oh, eso. Creo que ya habíamos dejado claro eso. Pero lo repetiré con gusto. Si tu lo quieres yo también ¿si?.

- Esta bien, lo haré.

Sella su promesa con un beso en mi frente. Y abrazados, con una promesa hecha, nos encaminamos hacia mi casa...

Tú Eres Mi Ángel [Terminada]Where stories live. Discover now