Capítulo 24

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Cuando Uriel me dijo que quería ayudar a una persona, no me imaginé que se tratara de mi vecina, la señora Alicia.

- Y más o menos ¿como es que pretendes ayudarla? - ahora ya no estoy tan convencida de ser la mejor compañía.

- En lo que pueda. - Esa es la simple, pero directa respuesta. Insisto en que no soy la mejor compañía. La señora
Alicia me odia de toda la vida, bueno, no de toda la vida, más concretamente después de que por accidente mate a su gato...

- Eh... Uriel, ¿sabes? Creo que tal ves no fue buena idea que sea yo... quien te acompañe... - Uriel gira su cabeza hacia la derecha, estamos parados, lado a lado, frente a la casa de la señora Alicia. - Es que... bueno - Miró atentamente mis zapatos... hum, creo que se está despegando de la punta el zapato derecho.

- ¿Lizzy?

- Como que no soy santa de su devoción.

- ¿Santa? - Uriel me ve expectante. Lo que me da una idea... ¿por qué no había pensado en esto antes?

- Uriel ¿por qué tu no entiendes muchos coloquialismos o dichos... Si cuando llegaste al Instituto has dicho que naciste aquí? - ¡Já! Cambio de conversación. Bien. - ¿Y bien? - Uriel asombrandome comienza a jugar con sus manos.

- Bueno, no me gusta hablar mucho de esto, pero he vivido en muchos lugares. Sobre todo del otro lado del mundo. Después de que nací mis papás han viajado mucho, parecería que están en todo el mundo, todo el tiempo.

- Guau, y, ¿a que se dedican?

- Eh... eso es más complicado.¿Te parece si lo dejamos para después?

- Bien. - Lo que me hace pensar en nuestro tema anterior. - Bueno, sobre lo de la Señora Alicia... es que, por un desafortunado y tragico accidente, comprobé que los gatos no tienen nueve vidas... sólo una.

- ¿Que paso?

- Bueno... Cuando tenía tal ves ocho años, me encantaba jugar con su gato, todos los días iba a su casa, e incluso uno que otro día me lo prestaba para que yo lo llevara a la mía.- suspiro, esto es difícil de contar - Yo tenía la idea, no me preguntes porque, de que los gatos eran como los perros. Que tu les lanzas cosas y ellos lo perseguían.  Y pues claro que no lo hacen, no van tras ellos.

Me alejo un poco de la puerta, no vaya ser que la señora Alicia nos atrape. Uriel me sigue.

- El caso es que, el día que me di a la tarea de hacer eso, Jane estaba platicando con nuestros papás, tratando de convencerlos de que eramos capaces de tener una mascota. Íbamos a demostrarselos enseñándole trucos a Minino, así se llamaba el gato. - Comienzo a retorcer mis manos -  Y como el gato no quería hacer el truco, fui... a la cocina por... atún... -Trago saliva. A nadie, aparte de mi familia y la señora Alicia, saben acerca de este terrible incidente. - El que a Minino le encantaba, lo hice que olisqueara un poco el atún y luego... unte un poco, mucho, en la rama y... la lance.

Me quedo callada, estoy respirando pesadamente, soy una persona horrible y lo había olvidado.

- ¿Que paso después Lizzy? - Por su voz tan suave, creo que él ya sospecha lo que viene a continuación.

- La primera vez estuvo bien... el olfateo la rama, el problema fue que no volvió con ella. La lamio y perdió el interés. - voy a arrancarme los dedos si sigo retorciendolos de esta manera. - Lo realmente malo vino después... repetí el proceso varias veces, con el mismo resultado. Hasta que Jane salió de la casa, diciéndome que había preparado a nuestros papás para "la presentación". Frustrada por que el gato no hizo lo que quería,y olvidando tontamente que ya había untado una vez mas la rama en atún, la lance con furia lo mas lejos que pude, y el gato, una vez más, fue tras ella. El problema es que, esta vez la rama... quedo en.. en medio de la... l-la... calle. - susurro la última palabra, lo recuerdo perfectamente, fue tan horrible, y el grito que salió de mi garganta lo fue aún mas. - Y, cuando el gato iba en su búsqueda... en su ansia por llegar a la rama... No se percató de que un auto venia a toda velocidad... Y... Y... l-lo... lo -Ya no puedo más, un suceso así, trauma a cualquier niño de ocho años, simplemente pensé que lo había superado, porque hice de cuentas que no había pasado. Ya no lo hablé con nadie, ni siquiera con Jane. Rompo a llorar como hace mucho que no lo hago, me siento tan culpable, porque fue mi culpa. Por mi culpa murió.

- No fue tu culpa Lizzy - La voz de Uriel es dura, como exigiéndome que no me culpe - Fue un accidente y además eras tan pequeña... No te culpes por favor. Estoy seguro que la señora Alicia tampoco te culpa.

Uriel me abraza, fuerte, como a él le gusta. Porque soy débil y porque me encanta, voy gustosa a sus brazos. ¿Por qué lloro tanto cerca de Uriel? Es como si él fuera mi detonante. No me gusta llorar, pero por los abrazos de Uriel, soy capaz de hacerme una llorona.

- Ella - sorbo por la nariz- si me culpa, no lo dijo, pero lo vi en su mirada. Me culpaba - volví a sorber -  Y con toda razón, ¡fue mi culpa! - Uriel me sorprende limpiando debajo de mi nariz y saltándose a reír fuerte. Mi cabeza, que esta cerca de su pecho, rebota por su fuerte carcajada.

- Creo que ahora entiendo cuando a las personas les dicen que son dramáticas. - ¿Dramática yo? ¿Dramática YO? Ah no, eso si que no. Me despego de él con un empujón. Me limpió las lágrimas y tratando de verme lo más decente que pueda. Le doy la mirada más serena que soy capaz de hacer, la he estudiado en el espejo, no sabía para que exactamente, ahora lo sé.

- A una mujer no se le dice eso Uriel. Y mucho menos a mi.

- Pero...

- Pero nada. Y que sepas que estoy enfadada. Mejor vamos y terminemos con esto de una vez. No me seguiré ocultando, si quiere decirme algunas palabras estoy dispuesta a escucharlas. Las merezco.

- Es que eres...

Lo fulmino con la mirada, ¡es tan tonto! ¡Morirá a manos de mi papá o mías!

- Perdón ¿así esta mejor? - Me sonríe radiante. ¿Sabrá acaso lo que esa sonrisa hace conmigo? Mejor ser más precavida y no mostrárselo. Es hombre y se aprovechará de mi debilidad.

- Mejor calladito ¿te parece?

Nos acercamos a la puerta de mi vecina y esta vez si tocamos. Esperando que ella abra.

Dramática... Dramática, osa llamarme, YO  dramática, bufo. Dramático mi papá, que cuando le hice una simple pregunta, se soltó a cantarme la típica canción paterna. Él es dramático...  Aunque puede ser genético... ¡No! Yo no soy dramática.

Y en eso estoy pensando cuando la Señora Alicia abre la puerta de su casa. Lo que dice su cara es todo, menos animosidad...

Tú Eres Mi Ángel [Terminada]Where stories live. Discover now