Capítulo 14

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Ya hemos dejado claro, que, Christopher lograba que todas sus neuronas combustionasen espontáneamente a su voz, a su mirada, a su toque, a su sola presencia, un magnetismo que arrebatada todos sus sentidos, que lo dejaba ebrio y loco sin control alguno de su cuerpo

Con tan solo escucharlo había actuado como un autómata a sus palabras, Christopher se subió al coche y manejó sube bonito, cuidaré de tí había dicho y él se olvidó de su instinto de preservación y lo siguió cual manso cordero, sé sentó en el asiento de copiloto, sé abrochó el cinturón de seguridad, se puso los lentes y se concentró en no hacer nada más que lo hiciera parecer débil frente a aquellos ojos marrones que tanto lo enloquecían, controló las ganas de acurrucarse ahora que lo tenía a centímetros de él, recordándose que eran chicos, que hacer eso es extraño, evitó su mirada y fijó sus ojos en el panorama que se le presentaba mientras seguían en silencio enrarecido la autovía.

-¿Todo bien principito? Estás muy callado preguntó ¿Acaso no quieres ir conmigo?

-Yo, ...sí, claro que quiero, solo pensé que...ya sabes no...no volvería a verte hasta en unos meses más, ¿esa no es nuestra conducta repetitiva? el tono fue acedado, castigador, siempre odiaba que Christopher desapareciera sin más, abandonándolo a la deriva con todas las emociones a flor de piel

-Joey entiende, nunca más voy a dejarte, necesitaba que te acostumbres a la idea, darte algo de tiempo acercó una mano sobre su mejilla arrastrándolo por sus labios y le sonrió sincero eres mio, ¿lo recuerdas?

-Y..o.. Yo Olvidó como respirar, hablar y solo atinó a asentir pausado, se maravillaba de cómo cuando estaba a su lado todo temor desaparecía sin más

-¿A dónde vamos Chris? Preguntó recuperándose

-A dar un paseo

-Debo llegar a casa a las diez

-Pues estarás en casa a la diez principito sonrió enigmático

Les llevó una hora de autopista llegar al lugar que había elegido el chico panda pero la verdad es que el tiempo se les hizo corto, la cosas empezaron a fluir tan naturalmente como siempre que estaban juntos, Joel le habló sobre Vértigo una película clásica Hitchcockiana que había visto recientemente y que le había dejado demasido fascinado, es la historia de obsesión de un detective hacia una hermosa y misteriosa mujer de la que termina enamorándose pero lo que más llama la atención de la película no es la sin duda magnífica actuación, la mezcla perfecta de matices emocionales o las icónicas imágenes que se hicieron inmortales en el tiempo si no la palabra en sí Obsesión para las personas obsesivas que buscan terribles estados puros de locura, una manía dañina de darse a la contemplación de culpas, religiones, aflicciones; de ahogadas, fijadas, petrificadas sensaciones Chris le explicaba apasionado el menor mientras el mayor lo miraba expectante y pensativo, admirándolo a cada segundo.

-¿A dónde me has traído? Preguntó Joel bajando del coche despistado mirando alrededor. Estaban en un gran parking, un edificio barroco clásico se elevaba imponente a metros de distancia.

Christopher le sonrió dejando la chaqueta en el carro y agarrándolo del antebrazo para hacerle caminar

¿Una galería de arte? Se dirigieron a comprar los tickets, había un inmensa cantidad de personas esperando la exposición de unas particulares pinturas chinas, adinerados compradores de traje aguardaban impacientes en una lujosa sala alumbrada a la perfección con un decorado clásico medieval.

-¿vamos a participar en la subasta de pinturas? Preguntó Joel entendiendo que era una exhibición para coleccionistas.

-No, yo creí, ... Se suponía que hoy también estaría abierta al público en general

Descubriéndonos (Virgato)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon