Capítulo 6

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Christopher I

Su extrovertida y encantadora personalidad sumado a su extraordinaria belleza era algo de lo que siempre había sido consciente, permitiéndole sacar ventaja en muchos aspectos de su vida sobre todo la amorosa, salir con chicas igual de atractivas que él era algo rutinario en la que no había pensado mucho, ellas buscaban lo mismo que él, desahogo sexual y diversión esporádica,  nadie perdía nada realmente importante. Posiblemente hace mucho tiempo atrás, existió una época en en la que la felicidad sí parecía posible para él, una en donde el futuro se le presentaba favorable y con grandes expectativas junto a su familia y al gran y único amor de su vida, utópico solamente.
Al cumplir los 18 años salió de Ecuador en busca de mejores horizontes pero trayéndose consigo heridas de guerra que nunca parecían cicatrizar, que aún perduraban y lo llevaban cada segundo más a un abismo sin término. Cuando llegó a los EEUU sabía que nada podría ser fácil, una cultura diferente, nuevas ideologías, un idioma que apenas y entendía, familia que dejaba, amigos que extrañaría, un tormentoso pasado con el que cargaría para siempre, anexado a eso su total falta de experiencia sobre una sociedad de apariencias y muchas inseguridades, estaba perdido pero incluso así Christopher decidió continuar.

Su primer paso; conseguir un empleo, empezó a limpiar zapatos, necesitaba el dinero y era lo que había, luego, de vez en cuando una empresa publicitaria contrataba de sus servicios para hacerle fotos de chico skate en su revista y unos meses después mientras salía de cubrir el turno de bartender de un pequeño bar de una playa, conoció a Erick, de hecho lo salvó de morir ahogado, desmayado y completamente intoxicado; ojos verdes,  21 años, nacido en una de las mejores posiciones económicas; rebelde y complicado para su emocionalmente distante padre, carismático, caprichoso y atrevido para lograr lo que se proponía, hermoso, cautivante y oscuro para todos, el desenfreno en su forma de vida, alcohol, lujos, sexo con chicas e incluso chicos, el concepto de que el género no podría limitar el placer lo llevó a la cama de muchos jóvenes, varones y mujeres de admirable belleza. Es así que la similitud en las personalidades y gustos en común los llevó casi inmediatamente a ser grandes amigos y por añadidura también de Zabdiel y Richard, quienes estaban en la Universidad a medio tiempo y trabajaban para la familia Colón a la vez, luego de casi un año de su amistad en donde Erick le había pedido en muchas ocasiones  ayudarlo en la administración de su famosa, selectiva y decadente discoteca "Desires", hace algunos meses había aceptado y era la mano derecha.
El ambiente que lo había acogido era la ideal para que las bajas pasiones se exponenciaran a plenitud y por su puesto él acostumbraba a caer a cada una de ellas con una sonrisa en el rostro, un ser corrompido y perverso por naturaleza era como se consideraba así mismo y estaba satisfecho con eso, tenía demonios por matar y utilizaría cualquier medio para hacerlo.

Es por eso que conocer a Joel había significado conocer un contraste tan diferente a él, proyectar en alguien más una inocencia perdida e interrumpida de sus propias cualidades, el opuesto. Una mañana tan común como todas sus mañanas, con un cielo gris y melancólico, pero cargada de un factor incomprensible que llegaba a prometer mucho, sin que eso pudiera contar con lógica alguna, como últimamente solía pasar, despertó en una cama desconocida , con una nueva persona, una hermosa morena que dormía plácidamente al lado, se deslizó entre las sábanas, se vistió con rapidez y salió en silencio, después de caminar muchas cuadras esperó por un carro, cualquiera que pudiera sacarlo de ese inhóspito lugar, se subió al primero que vió, pagó el ticket y se sentó al único asiento vacío que había y de lleno se perdió entre divagaciones, hasta que una sonora carcajada lo llevó a prestar atención a su alrededor; esa fue la primera vez que lo vió, sin inmutarse a que todos los demás pasajeros lo miraran cual loco, leía mientras ponía los ojos pequeñitos por la sonrisa de oreja a oreja que mantenía por algún personaje de su libro, cautivador por su belleza física, el rostro soñador  y la mirada vivaz pero confiada que solo suele pertenecer a los niños, sin ser precisamente uno. Joel Pimentel era tan diferente a los demás, muy inteligente, la cantidad de información acerca de cualquier tema que podía saber lograba maravillarlo demasiado, compasivo y lleno de ideales pero con esa peculiar inocencia, una característica que no sabía cómo podía seguir intacta considerando la sociedad actual. No sabría exactamente como describir la oleada de sentimientos que causó en él y qué lo llevó a querer saberlo todo respecto, regresando cada mañana al paradero, a la misma hora y tomando el mismo autobús; por primera vez en mucho tiempo se conformó solo con observarlo, miradas furtivas ocultas bajo sus oscuros lentes, intentando memorizar cada gesto sin llegarlo a perturbar con su cercanía, cuando todo eso se le hizo insuficiente, atrevido como él solo, se encontró pronto rodeando el asiento del menor y bajo escusa de movimientos del carro a tocar el cuerpo ajeno, rozar las manos ágilmente sobre piel desnuda al alcance sin que Joel siquiera pudiera darse por enterado, idealizarlo se le hizo una necesidad, como una forma de mantener aquella parte de sí, que no sabía que aún podía tener.

¿Puedes ayudarme con la mochila? Había preguntado, una escusa tonta pero eficaz, ya que pronto ambos se vieron inmersos en interminables charlas, donde a cada momento la complicidad y química crecía, Joey parecía tímido al principio, con cada balbuceo o sonrojo, nunca malinterpretaba nada, su mente no llegaba a concebir algo malo en Chris a pesar de que inevitablemente su cinismo se dejaba ver, las caricias que con disimulo el mayor le hacía aún cuando lograba estremecerlo tampoco lo llevaba a pensar nada diferente al afecto de un amigo a otro incluso la de un hermano, eres hermoso Chris, una belleza bendecida por lo dioses, encontrarás a una chica tbm agradable y yo seré tu padrino de bodas, aunque para eso falta mucho, aún eres muy joven; había dicho en una de sus tantas conversaciones, si bien el puritismo de Joey lograba molestarlo, su ternura también lo enternecía sobre manera, es así que se vio ante un dilema, dejar ir a su pequeño principito o arrastrarlo con él, lo sagrado es inalcanzable, se dijo , la corrupción mía no logrará llegar a tí, y así sin más desapareció.

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-Dime
Christopher contestó el teléfono intentando pensar en una razonable explicación para las preguntas que ya sabía que su amigo le iba a hacer, no hubo necesidad

-Diablos Chris, tú sí que eres rápido, ¿que pasó con " los chicos no me van", no son mi estilo? preguntó con sorna Erick al otro lado del celular

-¿Qué quieres Erick ?

-¡Waoh! ¿Por qué el humorcito, él no resultó lo que esperabas acaso? Date un tiempo, te acostumbrarás, los chicos son más salvajes a la hora de...

-Erick, no estoy para tus tonterías ahora

-Bien, bien, bien solo decir que tienes hasta mañana a primera hora para devolverlo a casa o la policía te caerá encima, en serio Chris prácticamente secuestraste al niño, sonó sarcástisco 

-Pensé que ya venían a por él Contestó ignorando la burla

-Al parecer, esos niñatos temen más a la madre del chico a que un pervertido pueda hacerle algo malo, además Zabdiel es bueno en persuadir y ellos quedaron convencidos que eres la reencarnación en persona de Santa Teresa de Calcuta, una carcajada acompañó a su frase, la que quedó hecha un fiera fue tu otra noviecita,  ya quiero ver como vas a manejar eso; podía sentir que aquella situación le resultaba cómica al de los ojos verdes y al no tener respuesta añadió te mando la dirección del amigo para que lo lleves, ah y Chris usa prot..

Christopher colgó, fue a la cocina a por agua, apagó las luces y se dirigió a su dormitorio dónde el había dejado a Joel, el rostro apacible el de alguien que tenía un sueño profundo, los labios algo resecos, algunos de sus cabellos negros y rulososs cayendo de lado, las largas pestañas que solo resaltaban aquellas facciones lindas y angelicales que tanto adoraba en el menor, abrazada a una almohada, Joel dormía en el centro de la litera. Se dirigió en silencio hacia él sin creerse capaz de al menos poder pestañear, con miedo a que si cerraba por un segundo los ojos, la perfecta imagen que veía desaparecería.

Joey, mi adorado Joey acarició el pómulo, el menor ni se movió todo estará bien bebé, quería creer de verdad que así sería, se inclinó hacia él y plantó un suave beso en sus labios, apagó la lámpara de la mesita de noche, con los brazos lo atrajo hacia él y se durmió con una sonrisa, aquella situación era más que perfecta.
Ya mañana se encargaría de lidiar con lo demás.

                                                   continuará





































Esto de usar Wattpad aún no se me da bien, cada que escribía algo sin llegar a acabar se publicaba en automático, una tontería :// pero bueno, espero que les guste, gracias por sus votos y comentarios ♥

Descubriéndonos (Virgato)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant