Capitulo 39: La venganza del Sharingan

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Desesperación. Eso era lo que sentía en esos momentos... ¡Verdadera desesperación! Se sentía impotente al ver como la distancia se reducía cada vez más pero no así igual el tiempo. Y es que a pesar de llevar cuatro horas de viaje parecía que aún se encontraban lejos de su objetivo; esas precisas cuatro horas le resultaron eternas pues no podía dejar de ver como el rostro de aquella que yacía recostada sobre su pecho se contraía por el dolor; podía escuchar como de sus labios escapaban murmullos febriles llenos de incoherencias y palabras indescifrables; su frente y pecho estaban perladas en sudor mojando sus cabellos y perdiéndose entre sus ropa; sus labios estaban resecos y partidos dejando a entrever leves destellos rojos por la sangre que salía de aquellas llagas...y todo iba empeorando a medida que el tiempo pasaba.

Chasqueó la lengua furibundo. ¡Si tan solo hubiese prevenido aquel ataque, si hubiese sido más rápido, si tan solo hubiese estado más atento ella no estaría en esas condiciones...! Al contrario...¡él debía estar ocupando su lugar!

-estamos cerca...-escuchó decir a Hatake quien se había acuclillado a su lado-...pronto estaremos en Konoha así que no desesperes...

Antes hubiese dicho cualquier cosa para contradecirle, pero ahora no tenía mente para eso. Su real objetivo en esos precisos momentos era llegar lo antes posible al hospital, ¡tenían que salvarla! Y para eso debían darse prisa, no tenían tiempo para juegos. Sakura se quejó nuevamente, apretando la tela de su chaqueta murmurando algo que le costó entender. Tragó con dolor al ver el sufrimiento de sus facciones, y las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas...estaba sufriendo y él no podía hacer nada para evitarlo.

-¡veo la entrada!

Alzó el rostro ante el grito de aviso por parte de Uzumaki. Efectivamente más adelante no muy lejos podía apreciarse la entrada a la Villa. Como siempre el lugar estaba siendo custodiado por jounnins quienes inmediatamente se posicionaron para atacar. Kakashi de un salto bajó hasta donde estaban ante las sorprendidas miradas de sus compañeros...aquel acto había sido de por sí muy temerario e innecesario, al menos para el kitsune que no dejaba de gritar. Sasuke a pesar de haberlo tomado desprevenido agradeció aquello, gracias a eso no tendrían la necesidad de detenerse por lo que podrían dirigirse al hospital sin mayor problema.

-todo estará bien Sakura-chan...-el rubio acarició los húmedos cabellos de la kunoichi-...ya estamos cerca solo resiste un poco más...

No recibieron respuesta, por lo que se mantuvieron centrados en llegar lo más pronto posible, solo contaban con dos horas. Pudieron reconocer el recinto que estaba cada vez más y más cerca. La gigantesca ave descendió hasta la entrada por lo que ambos se apresuraron en bajar de su lomo. Desapareció en un puff mientras los shinobis se dirigían hasta el lugar con rapidez en busca de algún médico que los ayudase.

-¡necesitamos ayuda!-gritó el rubio

En esos momentos una pelinegra se acercó a ellos al notar la urgencia de sus rostros, ambos la reconocieron al instante-... ¡¿Qué le sucedió a Sakura-san?!

-Shizune no hay tiempo tienen que tratarla...

La mujer asintió. Exigió una camilla que no tardó en llegar y comenzó a examinarle mientras el equipo conectaba algunas cosas a sus brazos. Shizune palideció de pronto, su pulso era muy débil y la mayoría de sus órganos estaban muy dañados.

-¡mierda! ¡Rápido tenemos que darnos prisa!

Sasuke y Naruto se estremecieron ante la potencia y desespero de su voz. La vieron subirse a la camilla y de un jalón romperle la chaqueta para luego empezar a majasear su pecho para estimular el palpite de su corazón que había comenzado a declinar a la vez que los camillero se marchaban del lugar y los dejaban allí presenciando aquella escena que les congeló la sangre. La puerta del hospital se abrió de pronto. Ambos jounnin voltearon encontrándose con la imponente imagen de la quinta seguidas por Hatake; Tsunade los ignoró por completo. Tan rápido como entró al recinto, fue como se dirigió al pabellón en donde minutos antes se habían llevado a la pelirosa, sin darles ninguna explicación, sin darles algún indicio de su estado, sin darles a entender absolutamente nada respecto a su condición...

Tres Hombres Y Una KunoichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora