XVII

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Me encuentro desayunando sola.

Al despertar, me encontré con la sorpresa de que Ramsay no se encontraba al lado mio y más tarde pregunté por su locación, pero los guardias me dijeron que partió muy temprano sin siquiera avisar.

—Su Té de la Luna, mi lady.

Lysa deja la taza de té y un panecillo color beige con puntitos púrpuras en el. Me como el panecillo primero y antes de levantarme de la mesa, me tomo el té de golpe y vuelvo a mi habitación a acostarme.

Después de varias horas, despierto de una larga siesta y nuevamente pregunto por mi esposo. Ya había oscurecido en el Norte y me preocupaba el hecho que el esté afuera al mismo tiempo que las bestias de los cuentos que me contaba mi nana.

—¿No avisó su destino cuándo partió? —le pregunto a Lysa mientras ésta me arropa para dormir—. No me siento bien.

—No dijo nada, mi Lady, sólo sé que se marchó antes que amaneciera, y no se preocupe, es uno de los efectos del té.

Le sonrió cuando termina de arroparme y antes que se marchara de la habitación, la detengo para preguntarle antes.

—¿Tienes hijos?

—Sí, señorita.

—¿Y cómo se siente?

—Tuve mi primera hija cuando cumplí veinticuatro —me confiesa y yo me muerdo el labio—, estaba muy asustada. Al casarme no quería tener hijos, pero cuando vi a mi pequeña, cambié completamente de opinión y amé la idea de ser madre.

—Eso es maravilloso. ¿Y cuántos años tienes, Lysa?

—Cuarenta.

—Vaya, fue hace mucho, ¿tú hija no te echa de menos?

—Mi hija falleció hace un invierno —una lágrima resbaló por su mejilla y ésta me sonríe mientras se la limpia—. Usted me recuerda mucho a ella, mi Lady, no sé por qué pero tiene ese mismo brillo en los ojos que ella tenía cuando me miraba.

—Gracias por ser sincera conmigo, Lysa —siento mi labio inferior temblar y sé que si vuelvo a preguntarle por su hija, lloraré—. Te quiero.

—Yo también te quiero, Rhaena.

Besa mi frente y cierra la puerta. Apago mi vela y la luz de la luna alumbra por mi ventana.

Escuchar a mi doncella hablar sobre su vida privada me hacía sentir segura, ella me quiere y el sentimiento es mutuo. Desde que llegué a los brazos de mi padre, ella estuvo presente, incluso cuando tuvo que cuidar de su hija recién nacida, también me cuido a mi. 

Está decidido, no quiero tener hijos y mucho menos con Ramsay Bolton. No cargaré a un ser humano que podría romperme el corazón tal como a Lysa y que sea la viva imagen del hombre al que estoy comenzando a amar. No quiero decepcionarme de mi esposo y menos tener que vivir rodeada de más muertes, no me gustaría tener que enterrar a mi propio hijo. 

*

¡Hola! ¿Qué tal?

¡Lo sé! Ha pasado mucho tiempo y lo lamento mucho pero acabo de escribir este capítulo y también lamento que sea muy corto. Prometo que actualizaré pronto y también la otra historia de Jon Nieve, he trabajado en ella y les agradeceré sus votos y comentarios en mi ausencia con un nuevo capítulo de esta historia y la otra.

Abrazos, 

Camilla.

Before ; Ramsay NieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora