V

2.2K 170 15
                                    

El tercer día con Lord Bolton y su hijo, por ahora, no había rastro de alguna discusión.

Habíamos almorzado hace un par de horas y había salido todo muy bien. Lord Bolton había asegurado que mi vestido púrpura me hacía ver más hermosa que nunca, mi padre y Ramsay lo habían apoyado, agradecí con educación, pero no me lo creí. Roose Bolton no era nada más que un hombre arrogante, mentiroso e interesado, una lástima, porque tengo que compartir con él los próximos treinta años, ya que, el necio de mi padre no tenía planeado cancelar mi compromiso con Ramsay.

—Nymeria está en la colina, mi Lady.

Apoyo mi mano derecha en mi pecho y respiro con tranquilidad, Ramsay lleva asustándome desde que llegó a Castillo del Atardecer.

—La asusté, discúlpeme, mi Lady.

—Si me ayuda a traer a Nymeria, los sustos que me ha dado estarán en el olvido —le digo mientras me pongo de pie.

Ambos cabalgamos por la colina, en busca de Nymeria y los cachorros blancos.

—Oscurecerá pronto, debemos darnos prisa —digo y comienzo a cabalgar con rapidez.

Veo a una gata de cabello dorado, Nymeria. Dejo al caballo atado a un árbol y camino hacia mi gata, comienzo a llamarla con voz suave hasta que por fin la tengo en mis brazos. Ramsay está más adelante, intentando coger a todos los cachorros.

—Son igual de traviesos que los niños —me dice entre risas.

—¿Usted es padre?

—No.

—¿Le gustan los niños?

— Sí, mi Lady.

—¿Usted quiere...?

—Me encantaría tener hijos —me interrumpe y sube a su caballo.

Repito su acción y me subo al mío con cuidado a que Nymeria se bajara o lastimara. Cabalgamos a paso lento colina abajo, el frío viento nos golpea los rostros pero aún así no nos apresuramos.

—Hermoso atardecer —dice él.

Me fijo en el sol, que está escondiéndose de poco a poco por las tierras. Sonrío al ver el color del cielo, repleto de nubes y algo anaranjado, mi favorito.

—Aquí el atardecer es más hermoso —admite mientras le echa una mirada al bolso de cuero en el que los cachorros se encontraban.

—¿Cómo es en Fuerte Terror?

—Corre un viento mucho más fuerte que este y no se logra apreciar muy bien, ya que los árboles se sacuden demasiado y tapan todo.

—Extrañaré estos atardeceres.

—Se acostumbrará —me responde y sonríe.

Cierro los ojos frustrada.

Mi intento de convencerlo de que no debíamos casarnos no estaba funcionando. Él no era nada más que un hijo obediente y completamente odioso, su simpatía me estaba volviendo loca.

No quería casarme con él ni con nadie, sólo quería quedarme en Castillo del Atardecer junto a mi padre y mi gata, y esperar al hombre correcto con el cuál quiera casarme sin tener que usar alguna alianza como excusa.

¡Muchas gracias por los votos en los capítulos anteriores!

Sé que los últimos capítulos han sido demasiado cortos, pero los que vienen serán más largos y tendrán salseo

Nos leemos el próximo martes.

Cam.

Before ; Ramsay NieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora