El Precio De Una Traición © |COMPLETA|

Capítulo 21 | Un Nuevo Hogar

Mi madre estaba preparando el desayuno y mi padre de encontraba en la mesa leyendo el periódico, ambos ya estaban listos y arreglados. Cada quien realizaba sus actividades y no me tomaron mayor importancia hasta que abrí la boca.

—Tengo que hablar con ustedes.

—¿De qué precisamente? —cuestiona mi papá mientras me lanza miradas serias por encima del periódico.

Mi madre se sienta en la mesa y me hace un ademán de sentarme junto a ellos, yo accedo y me ubico al frente.

—De que quieres hablar cariño. —habla mi madre con su tono de voz dulce.

—Pues... umm —Diablos no sé que decir.

—Habla ya Jake. —exige mi padre luego de cerrar bruscamente su periódico.

Suspiro y pienso bien lo que diré. —Me voy de la casa. —es lo único que sale de mi boca.

Los ojos de mi madre se cristalizan y la mirada dura de mi padre se ablanda, ambos sorprendidos por lo que les he dicho. Antes de que digan algo les planteo una explicación coherente para que me entiendan.

—Como sabrán ya soy mayor de edad. —comienzo diciendo— Y creo que como el adulto que soy debo probarme a mí mismo, conseguiré un trabajo de medio tiempo y acabaré el instituto, luego iré a la universidad, por ello no se preocupen.

Miro los rostros de mis padres quienes ahora están más calmados.

—Es por eso que me iré a vivir en un apartamento con... —pienso muy bien si decirles o no. —con unos amigos. —finalizo.

Mi padre sonríe y asiente. —Estoy orgulloso de tu decisión hijo, eres todo un hombre. —Se levanta de la mesa y me da un fuerte abrazo.

Mi madre con lágrimas en los ojos también se acerca para darme un cálido abrazo. —Mi pequeño Jakie ya no es tan pequeño. —dice con una sonrisa.

—Cuenta con nosotros. —habla mi padre— te ayudaremos hasta que acabes el instituto con todos los gastos del apartamento.

Agradezco internamente y les sonrío. Es bueno contar con mis padres, aunque ellos no conozcan la causa verdadera, no por mucho claro.

Luego de varias lágrimas se marcharon a la reunión y yo salí a buscar trabajo pero no tuve éxito, ninguno se adapta al horario del instituto y ahora menos que nunca puedo dejarlo, necesito estudiar.

También pasé por un par de apartamentos y uno en especial me gustó, era muy acogedor pese al espacio. No se encontraba tan aislado de la zona principal como para salir a hacer compras, pero si estaba en un área tranquila y pacífica, alejada de todo ruido posible. Además estaba cerca de la casa de mis padres y del instituto.

Hablé con la encargada y me dio las llaves del apartamento. El problema era que en la tarde debía darle el dinero de la garantía y del arriendo antes de mudarnos.

Había estado ahorrando para comprar un Play Station 4 pero dada la situación creo que eso deberá esperar... sólo espero que con mis ahorros sea suficiente, no quiero molestar a mis padres tan rápido, no puedo abusar de su ayuda.

Tantas ideas en mi mente de lo difícil que ahora será asumir toda la responsabilidad, pero por esa mujer valdrá la pena. Ella es tan diferente... Clarissa Allard, no sé que me hiciste pero te amo.

Camino de regreso a casa en donde seguramente mi hermana y Clarissa se están alistando para ir al instituto. Visualizo la entrada de mi casa y noto que el coche de mis padres no está, ya debieron irse al trabajo.

Miro en la entrada un sobre color rojo y veo que es para mí. La carta es enviada desde Cuba, intento controlarme antes de arruinar mi día y sin ni si quiera abrirla la rompo en mil pedazos.

—¿A donde fuiste? —pregunta Clarissa sentada en la cama de mi hermana, efectivamente estaba con ella.

—Te tengo una sorpresa. —digo ignorando a mi hermana quien está cepillando su cabello.

—¿Ah si? —dice mordiéndose el labio, es irresistible no besarla.

—¡Hey! Todavía sigo aquí. —habla Alex— Y este —señala a su alrededor— Es mi cuarto, más respeto por favor— hace una mueca de asco y yo me separo de los labios de mi novia.

—Lo siento hermanita. —sonrío inocentemente— Y respecto a tu sorpresa— le digo a Clarissa sacando las llaves de mis bolsillos y extendiéndolas.

—Oh genial, algunos dan chocolates o flores, pero él te ha regalado unas llaves. Super original hermanito —Dice Alex burlándose.

Clarissa sonríe y me mira. —¿Qué es esto? —pregunta mientras mira las llaves y yo me siento junto a ella.

—Son las llaves de nuestro apartamento.

Alex comienza a atrancarse con el agua que bebió hace unos segundos y se va hacia el baño. Clarissa abre los ojos como platos y mantiene su mirada fija en mí.

—¿Cómo lo pagaremos? ¿De dónde sacaremos el dinero? ¿Cómo viviremos los dos?

—Shh —interrumpo sus preguntas. —No digas nada.

La callo con un beso fugaz ya que mi hermana regresa a la habitación.

—Entonces ¿Te irás? —dice Alexia con tristeza.

Asiento.

—¿Mis padres lo saben?

Asiento nuevamente.

—¿Están de acuerdo?

Vuelvo a mover la cabeza.

—¡Quieres hablar por lo menos! —grita Alex.

—Lo siento.

—¿Saben que vivirás con Clarissa?

Niego con la cabeza y ella me fulmina con la mirada. —Les dije que viviré con unos amigos.

—Las mentiras no traen nada bueno. —habla Clarissa luego de estar pensando un buen rato.

—Es momentáneo —le indico. —Una vez consiga un trabajo les diremos la verdad.

Los tres asentimos y nos disponemos a ir al instituto.  Cuando vamos saliendo de la casa otra carta roja aparece en la entrada.

Miro nuevamente y es idéntica a la otra, viene de Cuba. Antes de romperla leo quien la envía.

De: Crystal
Para: Jake
Con mucho amor.

Y muchos besos de labial a su alrededor. Sin pensarlo hago lo mismo que hice con la otra, pero por alguna extraña razón siento un escalofrío recorriéndome la piel.

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