Capítulo 15 | Antojos

4K 205 13
                                    

QUINCE

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

QUINCE

•ANTOJOS•

CLARISSA

Los días que creí serían divertidos terminaron siendo un asco. Estar entre cuatro paredes me hacía sentir claustrofóbica pese a no serlo. Mi única fobia son los payasos, maldito Sr. Watson que se disfrazó de uno e incendió el pastel de mi fiesta cuando tenía sólo 7 años, el muy idiota supuestamente tenía un "acto candente", y vaya que lo fue.

Estiro mi mano buscando una campana en mi mesita de noche y luego de tocarla un par de veces entra a mi cuarto una Alexia muy agitada.

—¿El bebé está bien? —Cuestiona mi amiga preocupada mientras me ve cómodamente recostada en mi cama.

—Tenía hambre. —Hago un puchero y mi amiga rueda los ojos.

—Casi muero subiendo las escaleras por venir a verte, estaba cocinando.

Luego de mi pequeña "discusión" con mi mejor amiga, logramos hablar y disculparnos por nuestras palabras. Al final de la tarde terminamos llorando como locas, creo que las hormonas me estaban poniendo sensible.

Desde entonces Alex ha venido todas las mañanas antes y después de ir al instituto para hacerme de  comer y ver como estábamos. Yo no podía levantarme por nada del mundo ya que eso podría afectar el estado de mi bebé y no permitiría que eso ocurra.

—Se me antoja pastel de chocolate con aguacate y maní. —Alex sólo hace una mueca al imaginarse mi pedido.

¿Qué? Se me hacía delicioso pensar en ese pequeño manjar entrando por mi boca.

—Clari, por favor necesito irme ya al instituto, recuerda que tengo prueba de Matemática y ya sabes como es la señorita Janne.

Asiento triste al recordar que no podía abusar de su confianza, ella me estaba ayudando desinteresadamente y no podría tratarla como mi empleada o algo así... aunque su idea de la campanita hacía ver diferente las cosas.

—En la tarde te traeré los apuntes y tu dichoso pastel. —Sonrío por lo último— Aunque no sé de donde carajo voy a sacarlo. —Agrega con una sonrisa.

Sube en un plato lo que creo es mi comida y la deja en la mesita junto al microondas. Sí, a mi querida amiga se le ocurrió la gran idea de quitar mi lámpara y reemplazarla por un microondas para que yo pudiese calentar la comida cuando llegara el almuerzo.

Toda mi habitación olía a comida y eso me provocaba náuseas, no sé si era por la desagradable mezcla de olores o por mi embarazo pero necesitaba vomitar a cada hora. Como ya dije, Alex era muy ingeniosa y también compró un tacho plástico que puso junto a mi cama para que yo pudiera "vomitar sin levantarme".

El Precio De Una Traición © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora