🏅Destacada en Novela Juvenil en español. Octubre/2018🏅
🥇 1er lugar en The BraimStorming Awards 2018. 🥇
Los hombres rompen corazones, pero las mujeres los destrozan.
Clarissa Allard es una chica descomplicada, tiene 17 años y un futuro más que a...
Mi mente no paraba de dar vueltas con miles de ideas a su alrededor. ¿Que haríamos ahora?
¡Jodida mierda!
Desde que Luke me grito en los pasillos del instituto que deje de ser un cabrón y actué como un padre responsable deduje de inmediato que el bebé que Clarissa lleva con ella no era de Roberts, sino mío.
Escenas de Crystal embarazada de mi mejor amigo me invaden momentáneamente. Es difícil ver a Clarissa con esa pequeña barriga y no pensar en la chica que fue el amor de mi vida y me traicionó con "mi hermano del alma".
Sentir por primera vez su vientre fue algo maravilloso, y más aún sabiendo con certeza que aquel pequeño que lleva dentro, es totalmente mío. Bueno, no totalmente porque ella también ayudó y... en fin, saben a lo que me refiero.
No he hecho más que agradecérselo cada vez que tengo oportunidad. Amaba a Clarissa y ahora la amo más porque sé que me dará lo que siempre quise: Un hijo.
Tal vez quedé herido con la traición de Crystal y Dilan, pero estoy seguro de que la novia que tengo ahora y esa criaturita en camino, me ayudarán a olvidar todo daño del pasado.
"Quiero que vivamos juntos" le había dicho a Clarissa, y no era broma. Ella pareció asombrada por mis palabras, cosa que es muy raro ¿Que creía? ¿Qué la dejaría sola como todos los demás?
—Somos muy jóvenes Jake. —susurró triste mientras acariciaba mi aspera mejilla.
—No me importa, si tus padres no fueron capaces de apoyarte, yo si. —respire profundamente— No las dejaré solas.
Me hace mucha ilusión el que sea una niña, y que cuando nazca sea igual de hermosa que su madre.
Nos dormimos sin decir más y cuando amaneció me armé de valor para bajar a hablar con mis padres. Aún era muy temprano y ellos ya se estaban alistando para su dichosa "reunión".
—Buenos días Jakie —saluda mi madre depositando un beso en mi mejilla.
—Mamá ya te he dicho que no me llames así, es vergonzoso —gruño a la vez que quito el labial rojo de mi cachete. —Buenos días papá.
