✳ Capítulo 4: Cosas claras ✳

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Lo cierto es que Ian permaneció en la clínica más de lo que debió

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Lo cierto es que Ian permaneció en la clínica más de lo que debió. Está asustado y sus sentimientos son confusos al punto de volverlo loco. Y es qué él nunca se sintió así antes, esa ansia, esa sed qué crece en su interior cada que ve a Neithan es indescriptible y no sabe como controlarlo. Es raro porque jamás vio al hombre antes de aquel día en el bar, pero despertó algo en su interior que nadie nunca hizo y le aterra no poder apagarlo.

Ian no es un experto en las relaciones ni íntimas y físicas. Sólo ha tenido dos parejas sentimentales y con ninguna resultó bien y ahora son tres personas con las que ha experimentado las relaciones sexuales, y con dos de ellas tuvo intimidad sólo una vez así que no entiende tanto de ese tema; sin embargo, sabe que con los dos primeros nunca sintió lo que sintió con Neithan esa noche. Sabe que quizás esa noche fue sólo un mal plan para escapar de la traición, pero también acepta que lo disfrutó y que no se arrepiente de nada.

—No quiero iniciar una relación ahora—habló consigo mismo como se lo recomendó Mery—, pero Neithan es ardiente y me hace sentir bien—frunció el ceño—, pero no quiero iniciar una relación con nadie—gimoteó golpeando su cabeza suavemente contra el escritorio—. Ni siquiera sé si está afuera—casi pudo escuchar la voz de su amiga diciéndole que nunca lo averiguaría si se queda allí—. Bien, saldré y le diré que no deseo iniciar una relación… y no debo preocuparme, total, ni siquiera debe de estar. —Teniendo eso en mente, tomó sus cosas y por fin salió de la clínica.

Para su sorpresa, Ian se sintió decepcionado cuando no lo vio e incluso pudo decir que muy a su pesar, lo buscó con la mirada creyendo que lo encontraría.

—Tomaré eso como mi señal, es lo mejor.

—¿Qué es lo mejor? —sorprendido y sobresaltado, Ian giró y se congeló por un segundo.

—Tú, ¿qué? —boqueó por segundo antes de decir—: aún estás aquí.

—Dije que te esperaría.

—Pero…  demoré  más de lo que te dije, pensé que… —se detuvo y lo observó—, ¿esperaste todo este tiempo?

—Esperé por una hora, pero surgió algo y tuve que irme, luego envié a alguien para que esperara por ti, pero tampoco saliste y luego volví aquí. Acabo de llegar, en realidad. —Ian se sintió aliviado y algo conmovido, pero rápidamente lo pagó.

—No creo que…

—Te vez cansado—lo detuvo haciendo que Ian lo observara unos segundo.

—En realidad, lo estoy, creo que iré a casa.

—¿Quieres que le lleve?

—No creo que sea lo mejor.

—Sólo se llevaré, lo prometo. —Descansando su mirada en el hombre lo analizó un rato y después asintió.

—Gracias—aceptó.

—Mi auto está cerca.

—De acuerdo.

Nunca es tarde para Amar (Completa en Sueñovela) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora