5. "¿Qué estas haciendo, Apolo?"

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Es solo un masaje, Claudia.

—Claudia...— Apolo susurra en mi oído, un escalofrío bajando por todo mi cuerpo. El olor dulce de su colonia envolviendóme.

El sonido de la puerta abriéndose de golpe me hace ponerme de pie rápidamente, alejandóme de Apolo.

Un Artemis confundido posa su mirada sobre mi y luego Apolo quien aún esta de rodillas en su cama con los brazos extendidos hacía mi, pero él los baja inmediatamente.

Artemis se cruza de brazos, —¿Qué están haciendo?

Apolo me da una mirada antes de responder, —Solo...— no termina su frase y Artemis alza una ceja, —¿Qué quieres?

—No has respondido mi pregunta.

Apolo se ve molesto, —No tengo porque hacerlo.

Artemis arruga sus cejas, no esperaba esa respuesta. Yo no quiero arruinar el ambiente de paz al que acabamos de llegar en la cocina, decidimos tener una relación civilizada, no quiero problemas.

—Ya me iba.— le doy una sonrisa de boca cerrada a Apolo y me dirijo a la puerta y salgo de la habitación sin mirar atrás. No debí ir a ver a Apolo, ahora que Artemis esta en la casa, debo ser mas cuidadosa, no porque me importe lo que piense, sino porque no quiero causarle problemas a Apolo.

Estoy bajando las escaleras cuando Ares me pasa por un lado,y baja corriendo sin camisa y descalzo, —¿Ares?

Lleva su celular en la mano, la desesperación clara en su rostro, —¡Te explico luego!— me grita desapareciendo por la puerta principal, ¿A dónde va en esas fachas?

Me preocupa y no me voy a dormir hasta que me envía un mensaje diciéndome que dormirá fuera de casa, ¿En esas fachas? Tengo el presentimiento de que esto tiene algo que ver con la hija de nuestra vecina, creo que se llama Raquel.

Nunca he visto a Ares tan interesado en una chica. Ay, Ares, creo que esta chica es la que va a calentar ese corazón que has luchado por mantener frío.

Me voy al cuarto y me siento a un lado de mi madre, quien esta sentada con la espalda recostada al respaldo de la cama, su cabello rojo, corto a los lados de cara, las canas dotándolo de areas blancas. Las arrugas de su rostro se tornan notables cuando me sonríe, y me agarra la mano, —Llegaste.

Le devuelvo la sonrisa, inclinándome para darle un beso en la frente, cuando me aparto, acaricio su mejilla, —Deberías estar dormida.

—Sabes que no puedo dormir hasta que no llegues.

—¿Cómo estas?— le pregunto, evaluando cada uno de sus gestos, su bienestar es lo más importante para mi.

—Bien,— pasa sus dedos por mis ojeras, —Mira esas ojeras, te ves tan cansada, vamos a dormir.

—De acuerdo, me cambiaré.

Ella me espera hasta que me quito el estúpido uniforme que me dio Artemis y me pongo cómoda en mis pijamas. Me acuesto a su lado, —buenas noches, mamá.

—Buenas noches, hija.

Sin embargo, el sueño no llega a mí, mi mente sigue divagando desde la disculpa de Artemis hasta lo que pasó con Apolo, ¿Qué fue eso? Quiero creer que estoy imaginando cosas, pero tal vez, deba caer en cuenta de que Apolo ya no es un niño, es un adolescente en pleno apogeo hormonal. Quizás he sido muy descuidada a su alrededor, solo se que debo manejar esa situación con cuidado o puede salirse de control fácilmente.

Claudia...

Su tierna voz en mi oído me hace menear la cabeza, dejo de pensar en eso para poder encontrar un poco de paz y quedarme dormida finalmente.

A Través De Ti [Hidalgos#2] ✔️ [En librerías]Where stories live. Discover now