Capitulo 26

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Los días iban pasando y los conciertos cada vez estaban más cerca. Aitana y Cepeda ya llevaban su relación con total normalidad frente a sus compañeros. Pero todavía no habían oficializado nada para el resto del mundo. Se les hacía difícil el esconderse y tener que hacer como que no pasaba nada en ciertos momentos. Pero luego disfrutaban al máximo el tiempo que podían.

Estas últimas semanas no había habido ningún cambio. Todo estaba en orden. Alfred y Amaia estaban aun más juntos si cabía después del susto del posible embarazo. Ana no había vuelto a saber nada de Jadel y su máximo apoyo estaba siendo Mimi. En las vidas del resto tampoco había pasado nada destacable. Aitana y Cepeda seguían como el primer día. Él la apoyaba en todo y conseguía que dejase de lado todas las inseguridades que había creado durante sus dieciocho años de vida. Ella sacaba el adolescente que pocas veces había asomado en él. Él le daba la madurez que algunas situaciones requerían. Ella le daba la confianza que a el le faltaba. Cepeda desde que la conoció había sido un libro abierto en el tema de componer. Iba a tema por día casi. Y tenía claro quien era su inspiración, su musa. Pero estas semanas, no sabía porque, no le salía ni una frase. Eso le frustraba y le hacía cerrarse en banda cada vez que lo intentaba.

- ¿Por qué no te tranquilizas y disfrutas? Ya te saldrá algo.

-Es que no lo entiendo. ¿Por qué ahora no me sale nada?

-Porque si estas todo el día pensando en eso, no te va a salir. Confía en mí. Ven, coge las llaves del coche y vamos.

- ¿Tú estás locas? Nos pueden ver y ya veras la que se va a montar.

-Cállate y vamos.

Cepeda había alquilado un apartamento en pleno centro de Barcelona, donde pasaban prácticamente todos sus ratos libres juntos. Pocas veces dormía ya Aitana en su casa. Para ellos no era un irse a vivir juntos, pero se habían conocido conviviendo durante dos meses y les era difícil saber que es estaban en la misma ciudad y no estar juntos. Los padres de ella no habían puesto ninguna inconveniente, pero sí temían los comentarios que la gente podría llegar a hacer.

Aitana tuvo dando vueltas a Cepeda durante más de tres cuartos de hora. No se aclaraba con las calles. Pero finalmente consiguieron aparcar en frente del puerto de Barcelona.

- ¿Y me traes al puerto? ¿No me digas que los Ocaña también tenéis un barco?

-No. No tenemos. Pero a estas horas es muy bonito ver como los barcos se cruzan con la puesta de sol. Ven.

Sentados en un banco estuvieron más de dos horas viendo como las máquinas iban y venían flotando sobre el mar, con la puesta de sol de fondo. Contemplaron esa escena acurrucados el uno con el otro, sin importarles el que pasaba a su alrededor.

-Vamos, anda. Es tarde ya, y está empezando a refrescar.

-Lo dices como si en Galicia no hiciese frio. -Se rio Aitana mientras se levantaba.

-Pero mira que eres tonta a veces.

- ¿Y lo que te gusta?

-Me encanta.

-Demasiado tranquilo esta todo. Tengo el presentimiento de que la noche acaba mal.

-Ay, Luis. No me vengas con esas tonterías. ¿Desde cuando eres vidente?

-Hazme caso.

Pararon para coger algo de comida para llevar de camino al apartamento. No querían que nadie los viese entrar juntos en un restaurante. Preferían cenar tranquilamente en casa, charlando de sus cosas y riéndose a carcajada limpia sin ningún sentido. Y todo eso sin llamar la atención. Habían cogido como costumbre, que siempre que dormían juntos, veían una película antes de irse a la cama. Esa noche no iba a ser diferente, excepto por un contratiempo.

- "Cepeda y Aitana, vistos en el puerto de Barcelona, muy acaramelados." ¿Qué te he dicho? Que esta noche acababa mal

- ¿La gente no sabe hacer otra cosa que meterse en la vida de los demás? ¿Qué hacemos?

-Yo lo tengo claro. Si tu quieres, aclaramos todo nosotros y que dejen de especular ya. Pero solo si tú quieres.

-Luis, si tú saltas, yo salto.

-Saltemos entonces.

Prepararon una publicación que cada uno subiría a sus redes sociales. La misma. Las mismas palabras. Las mismas explicaciones, que, aunque no tenían porque darlas, ellos querían. En ese post explicaban que estaban juntos. Y pedían, por favor, que se les dejase tener una vida privada más allá de la imagen pública como artistas. Todo eran palabras de amor entre ambos, de agradecimiento hacia sus fans y de súplica porque les respetaran.

-Una, dos y tres. Publicada. Ya está. No hay vuelta atrás.

Dejaron los móviles y siguieron con su vida. Nadie les iba a quitar su momento película, sofá y manta.

CamufladosWhere stories live. Discover now