I k i g a i

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«Una razón para existir; lo que hace que te levantes por la mañana»

Jimin ya estaba acostumbrado a madrugar todos los días, por lo que cuando el despertador sonó a las cinco de la mañana un Domingo, se levantó sin quejarse.

La rutina es siempre la misma, se da una ducha, luego lava sus dientes y peina su cabello intentando que su rostro luzca menos demacrado.

Cada suspiro pesado que soltaba mientras hacía su cama le recordaba que aún quedaba un largo día por delante. Debía comenzarlo con una sonrisa. Intento sonreír, pero las comisuras de sus labios dolían al hacerlo y lucía más como una mueca forzada.

Terminó de vestirse y arregló su cama. Sólo quedaba una cosa por hacer.

Jungkook.

La cama del menor estaba justo a un lado de la suya. Él dormía plácidamente, o al menos fingía hacerlo.

—Jungkook, bebé. ¿Estás dormido?

Se sentó a su lado y acarició con la punta de los dedos su rostro, lentamente para no hacerle daño. Lucía tan frágil, a punto de romperse. Su piel brillaba pese al tono pálido que tenía. Cada mañana parecía estar peor.

Jungkook abrió uno de sus ojos y una pequeña risa ronca escapó de sus labios, seguida de una suave tos.

—Dormir... -Tomó unas bocanadas de aire antes de seguir hablando- No está en mi vocabulario, mi pequeño mochi.

Jimin sintió sus mejillas arder, pese a su situación, Jungkook seguía logrando que se enrojeciera con sólo unas palabras.

—Bebé, hoy compraré sopa, de la que te gusta y... También traeré algunas películas, para que veamos esta noche.

El menor sonrió burlesco y Jimin supo exactamente lo que sus cálidos ojos querían decir. Había muy poca esperanza en que permaneciera despierto hasta tan tarde.

—Jungkook. Conozco esa mirada y para que sepas, no hay forma de que me duerma sin terminar de verlas.

Jungkook siguió sonriendo mientras tomaba la pequeña mano de su mano.

—No te vayas...

Apenas fue un susurro, pero logró que los ojos de Jimin se cristalizaran. Si fuera por él se quedaría recostado junto a Jungkook todo el día, cantándole al oído las melodías que tanto ama y poco a poco, la voz del menor se le uniría con un tono suave y lento, pero tan hermoso como siempre. Lo abrazaría hasta que el sueño nublara sus sentidos porque entonces tendría que moverse a su lado de la cama ya que no podría dormir con el miedo a aplastarlo.

Pero debía llegar temprano al hospital para hacer una larga fila y recibir sus medicinas, luego iría corriendo a su trabajo de camarero. Y cuando su turno acabase, iría a hacer las compras. Finalmente tendría que ir a su otro trabajo para luego volver con Jungkook.

Odiaba trabajar, odiaba alejarse de él. Pero si no fuera por eso, con suerte tendrían unos colchones en donde dormir.

No es que su situación fuera muy buena. Apenas tenían un televisor, una cocina con muchas goteras en el techo y un poco de comida para el día. Ni siquiera había un refrigerador para almacenarla.

Pero estaba con Jungkook y eso era mejor que cualquier palacio de ricos.

Su atención volvió al menor, acarició su cabello y besó minuciosamente cada mejilla.

—Debo hacerlo, y se me está haciendo tarde.

—Te extrañaré. Algún día moriré y no podré ver tu rostro por última vez.

Ikigai 生き甲斐 OS. || Jikook - Kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora