Capítulo 26. «Falsedad»

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Amaris asintió. Su pulso estaba acelerado, una gran expectación cerniéndose sobre ella.

Necesitaba encontrar algo, aunque no sabía que. Recientemente había tenido una conexión más grande con la Luna, como si le diera algunas impresiones sobre lo que debía hacer.

Y, en aquel momento, estaba casi segura de que se trataba de un libro. Amaris cerró los ojos, concentrándose en escuchar algo más allá de lo que sus sentidos le transimitían. Al no conseguir nada prefirió, por el contrario, mirar lo que tenía frente a ella.

Aquella planta era la más nueva entre las de aquel extraño edificio, pero sus armarios y estantes contrastaban por lo antiguos que se veían. Amaris los miró fijamente, tratando de invocar una visión que le dijera algo, cuando vió una pequeña imagen en su mente de ella misma acercándose a uno de los estantes dorados para tomar un libro con una luna en su portada.

Inmediatamente supo que se trataba del armario más lejano, el de la esquina detrás de las escaleras, así que fue hasta él y revisó todos los libros que pudo.

Unos segundos después, lo tenía. Era un libro antiguo, había sido escrito por uno de los clarividentes más poderosos en la historia del Reino Luna. James Augusto Mildrad.

Había un montón de poemas, cuentos y crónicas en ese mismo libro que seguro tenían muchísima importancia. Amaris podía sentir la magia saliendo de aquel libro, incluso su corazón comenzó a latir por la incertidumbre.

Aun con todo eso, el libro estaba en uno de los estantes amarillos. No podría terminar de verlo antes de irse.

—¡Lo tengo! —dijo Romina varios minutos después. Con el tiempo sobre ella sacó una gran cantidad de monedas de su bolsillo y las dejó en el estante, no sin antes tomar el libro y guardarlo entre su ropa, donde nadie lo vería.

Romina le dijo a Nathan donde encontrar a Sir Lanchman, le dió un pequeño beso en la mejilla y luego lo dejó ir.

Piperina estaba bastante intrigada respecto a esa chica. ¿El bebé que llevaba en su vientre era de Nathan? ¿Por qué demonios él la había besado a pesar de tener una chica esperando por él? A pesar de ser una broma era algo serio, también. Tal vez por eso la había mirado de una forma tan severa y enojada. Si lo vigilaba en sus visiones seguro había visto lo que Nathan había hecho.

No, debía de concentrarse en otra cosa.

Al ver a su hermana llegar de hacer su búsqueda con un rostro perdido y un tanto distante, fue hasta ella y preguntó:

—¿Estás bien?

—Sí —respondió Amaris sin ponerle mucha atención. Tenía puesta su vista en Zedric, por si acaso había estado vigilándola.

Al sentir los pensamientos de Amaris viniendo hacia él la miró por unos segundos, antes de que Nathan y Ailum le dijeran que ya era hora de irse.

Todos notaban que había algo raro en Amaris, pero estaban demasiado ocupados en su misión como para ocuparse de eso. Después de todo, no estaba tan rara ni cabizbaja como lo había estado antes, se veía bastante normal.

La zona por la que nuestro grupo de heróes había llegado era la comercial. Era por eso que había tantas personas en un mismo lugar, buscando entre los puestos ambulantes a la bruja que pudiera satisfacer sus necesidades. Alba o Tenebris, seguía siendo lo mismo. Usar magia oscura, también.

En la zona sur todo se resolvía de forma diferente. En el sureste estaban los Albas mientras que en el suroeste estaban los Tenebris. También habían divisiones y mayores casas dependiendo del poder de su jefe.

Cantos de Luna.Where stories live. Discover now