4. "Te he dicho que olvides ese nombre."

Comenzar desde el principio
                                    

No he puesto un pie en la cocina desde aquella mañana que puse a Claudia en su lugar, no puedo negar el remordimiento que me carcomió después de eso, y ese uniforme... No pensé que le quedaría tan bien.

El sonido de su voz se esparce por toda la cocina, ¿Esta cantando? En silencio me paro en el marco de la puerta para observarla, ella esta cocinando algo y cantando, usando la cuchara como micrófono. Una sonrisa involuntaria se forma en mis labios.

Su voz suena muy bien y me trae recuerdos de nuestra juventud.

—¿Tienes algún sueño?— le había preguntado por curiosidad.

Ella meneó la cabeza, —No, la gente como yo no se puede permitir tener sueños.

Arrugué mis cejas, —¿Por qué?

—Porque solo perdemos el tiempo ilusionándonos con algo que nunca podremos cumplir.

Tomé un sorbo de mi soda, —Eres muy pesimista, ¿Lo sabes, no?

—Y tú eres muy callado, ¿Lo sabes, no?

Eso me hizo sonreír, —No contigo.

—Lo se pero si con el resto de la gente, necesitas hacer otros amigos.

—¿Te molesta ser mi unica amiga?

Ella sonrió, poniendo un mechón de cabello detrás de su oreja, —No, no me molesta.

Nos quedamos en silencio, estábamos sentados en la orilla de la piscina con los pies dentro del agua. Claudia comenzó a tararear un canción y entonces recordé lo mucho que le gustaba cantar.

La miré, —Ya se cual es tu sueño.

Ella movió sus pies en el agua, —A ver.

—Te gusta cantar, ¿No te gustaría ser una cantante famosa?

Ella bajó la mirada, perdida en el agua cristalina, —Eso sería...

—¿A qué le temes? Admitirlo no causará ningún daño.

Ella se muerde los labios, pero finalmente me miró, sus ojos con un brillo obvio, —Si, ese podría ser mi sueño, pero si le dices a alguien lo niego,— suspira antes de sonreír, —Me gustaría ser cantante.

Me pregunto si aún conservará ese sueño, ¿Y a ti que te importa eso, Artemis?

Me aclaro la garganta para hacerle notar mi presencia, ella se congela, me da una mirada rápida y baja la cuchara para ponerla en el lavaplatos. Cuando se gira hacia mi, su expresión molesta me sorprende, pensé que estaría avergonzada pero parece que eso no es lo que esta en su mente ahora.

Esta molesta conmigo y tiene todo el derecho de estarlo.

—¿Se le ofrece algo, señor?— lo helado de su voz me sorprende.

No esta molesta, esta furiosa.

Todo su lenguaje corporal indica que esta a una palabra que la incomode de estallar e insultarme. Esa es la cosa con Claudia, no la intimido en lo más mínimo. Solo obedece y se muerde la lengua porque tiene que hacerlo para conservar su trabajo pero no porque me tema, lo cual es novedad para mí. Hasta mis hermanos me temen un poco, pero no ella.

—Quiero un té.— respondo, sentándome en la mesa de la cocina. Ella me da una mirada tan fría que casi me hace bajar la cabeza, —Por favor.— termino, aclarándome la garganta.

Ella suspira, preparandolo en silencio.

Me quedo observándola, su cabello rojo esta en una trenza completa desde su frente hasta atrás, revelando las facciones de su cara perfectamente aunque solo puedo ver su perfil. Ella masajea su hombro, haciendo una pequeña mueca de cansancio. Parece que ha tenido un día largo, ya somos dos.

El recuerdo que vino a mi mente hace poco me revive el sentimiento de culpabilidad con el que he lidiado últimamente por lo que pasó el otro día, es una sensación desagradable y a la que no estoy acostumbrado, no suelo arrepentirme de las cosas que hago.

Paso mi dedo por la orilla de la mesa, distraído. Una taza de té aparece en mi visión, y levanto la mirada para verla frente a mí, su mirada ártica me incomoda.

—Su té, señor.— no hay respeto o admiración en su voz, es solo disgusto.

—Gracias.— digo, y la observo girarse para seguir trabajando en la cocina.

Tomo un sorbo de mi té, y me quedo con la taza en la mano, mirándola. Minutos pasan y me concentro en saborear mi té. La sensación de que hice algo mal palpitando en lo profundo de mi mente.

Como si ella sintiera mi mirada se gira hacia mi, con una expresión decidida, una mano sobre su cadera, —Si vas a disculparte, solo hazlo.

¿Qué?

Es la primera vez que me habla tan informalmente y para mi sorpresa no me molesta.

Ella debe leer la confusión en mi rostro, y su expresión cambia, como si hubiera dicho lo que estaba pensando en voz alta, —Olvídalo.

Se dirige a la puerta de la cocina y antes de que pueda cruza las palabras dejan mis labios, —Lo siento.

Ella se congela, pero no se gira hacia mi, y se lo agradezco, eso me facilita decir esto, —Lamento lo de la otra mañana, fue demasiado, no ocurrirá de nuevo.

No espero una respuesta, la conozco, una disculpa no apaciguará su molestia tan fácilmente, ¿La conoces? Quieres decir, la conocías, ya no sabes nada de ella. Y no me interesa saber nada de ella tampoco.

—¿Lo sientes?— se gira hacia mí, la rabia clara en sus ojos, —Me tratas como la mierda, me humillas delante de tu hermano y ¿Lo sientes?

Me pongo de pie, —Claudia...

Ella da tres pasos hasta quedar frente a mi, antes de que pueda hablar, ella me da una bofetada que hace voltear mi rostro ligeramente a un lado, —Ahora si creo es el comienzo de una disculpa.

Enderezo mi cara, acariciando mi mandíbula con mi mano, golpea fuerte, sus ojos negros brillan con furia, no puedo negar que me asusta un poco, —Vuelve a tratarme así y no será tu cara lo que golpearé.

Tenerla frente a mi me deja detallar su rostro, tiene ligeras ojeras bajos sus ojos pero aún así sigue siendo tan jodidamente bonita.

—Ya me disculpé y me golpeaste, diría que estamos en paz.— comento indiferente.

Ella tuerce sus labios, —Supongo, tratemos de tener una relación civilizada. Soy la empleada de esta casa, tu eres el hijo del jefe, punto.

¿Solo soy el hijo del jefe? ¿Es todo lo que he sido para tí? Bien, tu solo eres una empleada más y nada más.

—De acuerdo.— accede, me da una ultima mirada cautelosa y desaparece por la puerta de la cocina.

Me deja solo con el recordatorio de la distancia que ella siempre ha puesto entre nosotros, una distancia tan inmensa que incluso teniéndola frente a mí, no puedo sentir su presencia.

-----

Nota de la autora: ¡Bolitas de cabello! (Los besa a todos apasionadamente) Espero que los sábados se estén convirtiendo en sus días favoritos. Él proximo sábado estaré en una conferencia así que actualizaré el jueves o más probable el domingo. Están avisados. Al parecer, el remordimiento si es algo que Artemis puede sentir, ¿Eh? ¿Qué creen ustedes?

Creo que más tarde haré un en vivo en mi instagram para hablar de las actualizaciones de hoy! Así que pendiente! Muakatela!

Creo que más tarde haré un en vivo en mi instagram para hablar de las actualizaciones de hoy! Así que pendiente! Muakatela!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
A Través De Ti [Hidalgos#2] ✔️ [En librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora