CAPITULO 5 - Nadie lo Sabe

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            Aguante el fin de semana y solo pude llorar cuando llego el día lunes, llore porque fui una tonta, porque estaba haciendo todo mal y no se trataba de imaginar cosas, Jae sentía algo por mí y yo también, lo sabía pero aun así me hacia la vista gorda para ser feliz viviendo a través de una fantasía, esa que incluía a mi hija y a la pobre Nani. Me seque las lágrimas y seguí con mi vida, el mundo seguía girando, solo tenía que moverme con él. Seguir enfrentándome a Jae, sentir su mirada, recordar el sabor de sus labios e incómodamente tocarnos al saludarnos y despedirnos. No lo disfrutaba, tampoco lo aborrecía, esa era la cuestión, la dualidad entre mis sentimientos, lo que era correcto e incorrecto, lo que sentía por Jae era pasión, entrega pero lo que sentía por mi esposo, eso era amor, constante siempre presente, aunque algo apagado y olvidado.


            Mire el calendario, dentro de la semana Haeri actuó un poco raro, la veía cabizbaja y para mi sorpresa no quería dejar de ver a Jae, sabía que le causaba incomodidad que la pequeña me llamara mamá y yo no le había explicado cómo era todo ese asunto. Por otro lado mi esposo me pidió que organizara el paseo a la playa, yo como buena esposa hice caso, estaba actuando más cariñosa y comprensiva, más con la carta que escribió para mí, ¿qué clase de mujer engañaba a un buen hombre?, eso me causa culpa y remordimiento, me impulsaba a regalonearlo y aceptar su cansancio por las noches, tanto como su indiferencia diaria.

           

            Llego el día del paseo, mi esposo llevaba a nuestra pequeña cargada en los brazos, hacia tanto tiempo que no los veía tan felices, los tres juntos, solo nuestra hermosa familia. Yo me quede rezagada, no quería interrumpir su momento, al igual que yo, mi hija necesitaba recuperar el tiempo con él, la diferencia estaba en que yo podía soportar la soledad, pero ella... ella no.


            Nosotros llegamos en nuestro auto, había buscado una cabaña en la playa para nuestra comodidad así las niñas podrían disfrutar mejor que en un hotel. Cuando llegamos Jae ya estaba esperando, lucia perfecto, era una mezcla de soltería con responsabilidad, la pequeña también lucia hermosa con su vestido, hacían un pareja de fotografía. Haeri tomo mi mano al ver que no quitaba la mirada de ellos, me gire a verla sacudiendo la impresión de mi rostro.


— ¿Qué pasa?...— Sonreí luciendo atontada.

—...— Se quedó callada y luego negó con la cabeza.

— ¿Qué paso?...— Le dije un tanto preocupada al ver que no decía nada.

 —Ya no quiero que Nina...— Hizo un gesto con su rostro — no quiero que este aquí...— Su carita estaba tan acongojada con esas palabras, sabía que no era egoísta pero solo era una niña, no podía pretender que se comportara como un adulto.


            La tome en mis brazos y la apreté cariñosamente contra mí, era hora de tomar un tiempo y hablar con ella, pero tampoco podía deja de lado a Nina, si quería que las dos estuvieran bien debía enseñarles a quererse y a compartir. Mi niña ya no era tan ligera como antes pero tampoco me cansaba. Pase la mirada por los ojos de mi esposo, que al verme cargándola no hizo otra cosa que soltar una risa, sabía lo consentidora que podía ser, más con ellos dos.


—Vamos a pasear... y dejemos que papá ordene las cosas — Movió su cabecita para asentir.


            Me acerque donde estaba Nina y enseguida tomo la mano que le ofrecía. Jae me miro pero solo lo ignore, no era momento de fijarme en él, ahora solo me importaban las niñas. Me costó llegar, íbamos lentos pero al fin llegamos cerca de la orilla. Deje a mi angelito en la arena, que enseguida se giró dándole la espalda a la otra, yo no le había dado la idea de invitarla pero así eran los niños tan cambiantes. Me senté en la arena y puse a mi hija sobre mi pierna, Nina me miro como pidiendo permiso, así que la puse en la otra. Ahora tenía a las dos niñas juntas pero no felices.

Necesito un HeroeWhere stories live. Discover now