Habían pasado días desde aquel viaje. Tan pronto papá volvió tuvo que salir por el trabajo otra vez y mamá estaba triste. Trata de sonreír cada vez que me acercaba a ella, pero sabía que esta triste y que lo extrañaba, la escuche llorar en las noches que no estuvo. Tío Jae es lo único que nos alegra a ambas, es tan divertido jugar con él. Como cuando era pequeña, papá llegaba del trabajo y jugaba conmigo mientras mamá preparaba la cena. También lo extraño, pero ahora solo trabaja. Ya ni siquiera me arropa en las noches antes de dormir, solo promete hacerlo y no lo cumple y yo tampoco espero que cumpla sus promesas, para no sentirme triste.
— Mamá... — Me acerque con lentitud a ella.
— ¿Qué ocurre mi angelito? — Pregunto al ver mi mirada triste.
— ¿Cuándo regresara papá? — Quería verlo, decirle que mama estaba triste, porque ella jamás se lo diría.
— Tal vez el domingo si todo está bien hijita — Mamá me cargo en sus brazos y me abrazo.
— Lo extraño... — Dije apoyando mi cabeza en su hombro — ¿puede venir tío Jae hoy? — él era nuestro único consuelo.
Mamá no contesto a mi pregunta, sonó el teléfono y ella me dejo sobre el mesón de la cocina para ir a responder. Espere a que volviera unos minutos y al llegar me beso en la mejilla y me bajo del mesón.
— Ve a darte un baño para que vengas a comer después — Asentí con una sonrisa y obedecí a su pedido.
Me di un baño con calma, a veces escuchaba a mamá caminando en la cocina o en el pasillo. Seguro fue a la habitación para dejarme ropa limpia sobre la cama y así había sido, al salir encontré la ropa tibia en la cama. De pronto escuche a mamá reír.
— Haeri vístete rápido, la comida esta lista — Dijo desde el pasillo. Se escuchaba alegre. Seguro papá le dio una sorpresa llegando antes. Me apresure para ir a saludarlo. Iba a pedirle que me arropara esta noche.
Salí de la habitación y corrí por el pasillo sonriendo, solo para encontrar a mamá jugando con tío Jae en la cocina. Me detuve tan bruscamente que me golpee con el marco de la puerta haciendo que ellos me vieran. Entonces mamá se acercó a mí para ver si estaba bien.
— Hijita, ¿te lastimaste? — Dijo observándome cuidadosamente.
— No — Respondí con voz suave y finita desviando la vista hacia el tío Jae y luego hacia el piso.
— ¿Qué pasa pequeña? — Pregunto él acercándose — ¿no te alegra verme?
Mire a mamá buscando que ella respondiera por mí pero no paso, en lugar de eso me dio esa mirada un poco intimidante con la que me obliga a portarme bien.
— Si me alegra — Dije abrazándolo y sonriendo. En realidad a quien esperaba ver era a papá pero no podía decir eso.
Mamá noto esa expresión en mi rostro. Era la decepción de no ver a papá otra vez. Tomo mi mano con ternura, me beso en la frente y me llevo a la mesa para comer. Tío Jae nos contó algunas historias que me hicieron reír. Luego de la cena mamá fue a la cocina y nos dejó solos en la mesa.
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Necesito un Heroe
Non-FictionEsta historia surgió como una necesidad de expresar ciertas emociones confusas. Siento mucho respeto por la entidad del matrimonio, creo que las personas que toman esta decisión tan importante se embarcan en una misión que marca sus vidas para siemp...