CAPITULO 9 - Por siempre, Amor

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Mirándome al espejo recordé aquel día, el día en que mi pequeña Haeri se graduó de la escuela. Lucia tan hermosa en su uniforme escolar, aunque más adulta, preparada para la vida. Ella siempre tuvo el espíritu de su padre, más allá de mi inteligencia su rebeldía y poder se lo otorgaba él.

-Hola...- le sonreí poniéndome de pie, si, ya era hora o íbamos a llegar tarde.

-Hola, estamos esperando en la entrada...- Me sonreí, era el día especial de Nani. Baje las escaleras sonriendo, el auto de Jae y la pequeña esperándome dentro. Aguante el aire al verlos juntos, esperando por mí.

- Te ves preciosa.

Sonreí y recibí su beso antes de subirme al auto. Una vez dentro, los dos no pararon de hablar, Nani estaba muy emocionada, Jae le había prometido que al graduarse ella podría salir de viaje al lugar que deseara, mi niña decidió que ir a Paris era la mejor opción, en realidad a mí no me gustaba mucho que se fuera tan lejos, y sola, pero al menos confiaba que el viaje sería como un sueño hecho realidad, ¿Quién no desearía visitar Paris?

Llegamos justo a tiempo. Buscamos nuestros asientos mientras los alumnos se reunían. La ceremonia fue hermosa, Nani se veía bien, feliz y Jae tomo mi mano cuando mire hacia la entrada, estaba buscando a esas personas, a quienes al parecer había perdido por mi egoísta felicidad.

Cuando Haeri cumplió los 19 años deje de fingir, un poco antes había hablado con mi esposo, no quería un escándalo, no quería u divorcio problemático. Solo quería la oportunidad de ser feliz, me debía eso a mí misma.

Sonreí aplaudiendo, gratamente mis lágrimas se confundían con felicidad y no con la pena de que ellos faltara a este día, desde el divorcio nos habíamos distanciado y más aún cuando Jae y yo por fin estuvimos juntos. Todos los padres estábamos realmente orgullosos de nuestros hijos, ¿Cómo no estarlos? Mire a Jae y sentí culpa, porque a pesar de que era feliz junto a él aun deseaba tener mi antigua vida, mi hija, mi esposo, aunque no lo amaba de la misma manera, lo seguía queriendo, no sé puede dejar de quiere a una personas que fue tan importante en tu vida y que te dio lo más preciado del mundo, mi hija.

Salimos a la entrada, Nani se divertía tomando fotografías con sus amigas, lucia radiante, tan fresca e inocente, chicas dispuestas a conquistar el mundo con sus sueños.

-Sé que estas triste...- Lo mire y ambos nos sonreímos. Él sabía muy bien como era estar en mis zapatos.

-No puedo evitarlo...- Fruncí mi ceño soltando un suspiro - te amo... lo sabes, pero también quiero a mis niñas, y si una falta no puedo ser completamente feliz. Haeri fue mi primer tesoro y saber que ya no me quería me mata lentamente - contuve las lágrimas con una sonrisa - y Nani... ella tampoco tiene la culpa, las amos a las dos, las amo... demasiado.

-Debes amarlos, incluso a Hyun, sé que aún lo quieres y no me molesta. Porque nosotros llegamos tarde a tu vida y por nosotros perdiste mucho...- Sus palabras me llenaban el corazón porque era cierto. No se podía tener todo en la vida.

-No diría que perdí, solo fue una elección... - Apreté la mano de Jae intentando reconfortarlo.

-Mamá...- me gire reconociendo la voz. Solté la mano de Jae y la lleve con sorpresa a mis labios, temblorosos. Nani se acercaba sonriendo, pero no venía sola.

-Haeri...- Susurre su nombre abrazándola apenas la tuve cerca. Tuve miedo de recibir su rechazo, pero al sentir que me abrazaba llore, la que parecía una niña era yo, porque sentí otro par de brazos en mi cuerpo y asumí que mis dos niñas me estaban abrazando y fue como estar en el cielo - te amo ángel...

Las bese a ambas mientras acariciaba sus mejillas, mi hija me había dejado de hablar. Hacía más de un año, intente reparar nuestra relación pero cada vez que la buscaba terminábamos llorando, no se trataba de su perdón, se trataba de confianza, yo destruí la confianza que teníamos, lo entendía y no la culpaba. Le mentí durante mucho tiempo y fue más duro enterarme que ella siempre supo de mis sentimientos hacia Jae.

Seque mis lágrimas. Haerí estaba hermosa como siempre. No sé porque, pero mire hacia atrás y mi corazón se detuvo. El aire dejo de existir porque estaba mirándolo a él. Me aparte de las niñas sin explicarles nada. Pero no tenía que hacerlo, porque cualquier persona que me viera sabía hacia dónde iba.

-Gracias...- Era la única palabra que podía encerrar mis sentimientos. Hyun estaba tan apuesto, con unas cuantas canas en su cabello negro.

-Haeri te necesita... no podía dejar que esto continuara de ese modo...- Baje la mirada para no llorar. Aunque le había hecho daño, aun así me mostraba un gesto tan desprendido como este.

-Eres un hombre maravilloso...- Pase mis manos por los ojos para presionar las lágrimas, pero su mano vino en mi ayuda y no pude más que sonreírle.

No estaba segura de cómo seguirían las cosas de ahora en adelante, o si volveríamos a ser tan unidas como antes, pero estaba segura de que podía contar con él para ayudarme. Porque a pesar de las heridas, aunque ya no estuviéramos juntos, lo que una vez nos enamoró y nos llevó a tener una hermosa familia, seguía existiendo, nuestra semilla, se convirtió en flor, esa flor casi era un rosal completo que pronto tendría sus propias semillas. Y nosotros, como sus buenos jardineros nos mantendríamos cerca para sacar las malas hierbas que quisieran ahogar sus raíces, ese era nuestro compromiso como padres, estuviéramos juntos o no.

-Mamá...- me gire sonriendo y recibí otro abrazo- te amo...

Sonreí como no lo hacía en meses. Jae me miro y me regreso una sonrisa a la distancia. No éramos la típica familia, no era la madre ejemplar que desee ser, pero al menos me esforzaba y eso, eso era lo que realmente importaba en la vida, nunca dejar de luchar por quienes amabas. Haeri tardaría en confiar en mí pero tenía mucho tiempo para demostrarle que a pesar de mis mentiras y de las decisiones que tome ella era el pilar que sostenía mi mundo, uno que estaba tambaleante sin su presencia.

Quería que en el futuro las personas que ame y amaba siguieran a mi lado, antes me negaba a aceptarlo, quería ser la persona que hacia lo correcto, la que era entregada y sacrificada pero en el fondo era más simple, era egoísta y lo mostré cuando elegí a Jae para ser feliz, pero eso no significaba que era mala, solo dejaba ver todas mis imperfecciones.

Por fin, luego de tantos años, luego de tantas lágrimas y tantas mentiras. Yo era feliz, podía mirarlas a los ojos y sentir que nunca más volvería a llorar.

Necesito un HeroeWhere stories live. Discover now