—Es despreciable —murmuré, negando con la cabeza.

—Por eso te puso en la lista, porque nadie se lo esperaba —señaló Dash, asintiendo—. Lo que asumieron fue que haría que todos te dieran la espalda. Ahora deja claro lo impredecible que puede ser.

—No soy ninguna de esas estúpidas chicas con las que puede estar solamente si las mete en una lista —bufé.

Una camarera con un uniforme muy high llegó a la mesa y me miró con cara rara. Luego suavizó la expresión y nos preguntó qué queríamos.

Artie pidió dos cafés cargados y la mesera desapareció.

Kiana soltó una risa de asombro.

La miramos, ceñudos.

—Dios santo, estás tan furiosa que no te das cuenta de lo que tienes ante ti —soltó, como si estuviera en un estado de sorpresa y fascinación.

—Pues aclárame, porque solo veo una roja y densa nube de rabia —le pedí.

Kiana se removió en la silla. Sus ojos marrones brillaban con ligera malicia.

—No te atrae Aegan, según has dicho —señaló ella.

—Me parece repulsivo lo que hace, por ende, me parece repulsivo él —afirmé.

Al menos yo estaba muy segura de eso.

—¡Entonces puedes ser una Katniss! —exclamó, aunque en un tono moderado. Los tres pusimos cara de no pillarlo—. Que puedes destruir el sistema Cash —aclaró, girando los ojos—. ¿No lo ves? Estás en la lista de Aegan. Si el mismísimo Aegan te escoge, cosa que hará, puedes acabar con su retorcido juego.

—Eh... —emitió Dash, mirando a Kiana con confusión—. ¿Y cómo lo hará? Aceptar salir con él es darle la medalla de ganador.

Kiana puso los ojos en blanco.

—Es que ese es el punto —señaló con detenimiento—. Aegan pensará que ganó, pero en realidad acaba de perder.

De repente sentí curiosidad por lo que intentaba decir.

—Explícate mejor —le pedí.

Ella suspiró y sus ojos adquirieron una chispa de emoción.

—Aegan no sale con una chica por más de noventa días, ¿no? Apenas acaba el plazo, la bota. Nadie ha terminado con él antes de eso. Es él quien desecha a las chicas. ¿Qué pasaría entonces si tú lo desechas a él?

—Se cabrearía un montón —admitió Dash.

—Exacto —asintió Kiana—. Aegan es el típico macho troglodita que necesita sentir que lo controla y domina todo para estar en equilibrio. Si alguien altera su sistema, si rompe sus reglas, se derrumbará su mundo de poder absoluto.

Se hizo un silencio en la mesa.

Lo pensé.

Tenía razón. Visto así, era totalmente cierto. Aegan emanaba superioridad, dominio, y eso se debía a que estaba puesto en un pedestal. Bajarlo de allí era lo que se necesitaba para escupir en su lista, para que ese degradante y absurdo método de elección no fuera más que un papelito sin importancia.

Si todos veían que una chica podía terminar con Aegan Cash antes de que él lo hiciera, si se daban cuenta de que era tan desechable como él creía que eran las chicas, ya no sería un dios, sino un hombre más.

Además había puesto al instituto en mi contra, y yo era un poquito... digamos que competitiva y orgullosa.

Kiana y Dash me miraban, expectantes, ansiosos.

—Así que si me escoge yo acepto salir con él y luego lo termino antes de los dos noventa días, ¿no? —repetí, por si no me había quedado claro algo.

—Es lo que ninguna chica ha hecho ni hará —asintió Kiana.

—Pero no basta con Aegan —intervino Artie por primera vez después de un rato. Estaba un poco seria—. Están Adrik y Aleixandre. Ellos también tienen poder.

—Tú saldrás con Adrik —dijo Dash.

Artie parpadeó, estupefacta.

—Pero yo no estoy en la lista —arguyó.

Dash sacó su teléfono celular. Mientras, la mesera nos trajo los cafés. Me di un trago caliente y fuerte que bastó para controlarme. Ya no estaba furiosa, ahora sentía curiosidad por el plan de Kiana.

—Eh, bueno, sí estás... —anunció él, mirándonos a ambas—. Aegan la subió a su Instagram y acabo de chequearlo. Se concentraron tanto en el nombre de Jude que no notaron al resto.

Artie puso los ojos como platos.

—Ah... pero... ¿y-yo?

—¡Bien! —le interrumpió Kiana—. Aegan con Jude y Artie con Adrik. Ya veremos qué hacer con el menorcito.

—Igual esto es en caso de que nos escojan a ambas, ¿no? —dije—. Hay como un... no sé, ¿diez por ciento de probabilidades de que suceda?

—Pero la hay —expresó Kiana, sonriente—. Aegan va a escogerte. Esa será su venganza.

—Yo no lo creo, pero admitiré que me gusta la idea...

¿Recuerdas la parte en la que dije que quería una nueva vida sin problemas?

Bueno, a partir de ese momento quedó descartada.

Perfectos Mentirosos © [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora