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El tormentoso secreto de Adrik Cash


Llamé a Adrik esa noche, pero no atendió.

Le envié mensajes por WhatsApp y no respondió.

Ni siquiera apareció en línea.

Después de un rato me rendí e intenté dormir un poco, pero no pude. No paraba de pensar en que Regan aparecería en cualquier momento como un loco a matarme él mismo. Incluso lo esperé, pero nunca llegó, así que tan solo di vueltas por mi habitación, pensando en cada palabra que habían dicho Aegan y Owen.

Tenía un montón de dudas y ya me había hecho toda una película mental sobre Melanny con secuelas, precuelas y spin off, pero tampoco quería sacar conclusiones apresuradas. Después de todo, a Aegan le gustaba mentir para debilitarme y Owen era su fiel amigo, dispuesto siempre a hacer lo que los Cash le pidieran.

Debía hablar con Adrik. Al menos él podía darme una parte de la verdad. Lo que no sabía era cómo lidiaría con esa verdad.

De modo que en lo que se hicieron las ocho de la mañana salí rumbo a su apartamento. Toque a la puerta, ansiosa. Tenía ojeras y apenas me había peinado, pero no me importaba. Necesitaba verlo. Incluso esperé que él abriera la puerta como solía hacerlo: sin camisa y comiendo algo...

Abrió Aleixandre.

Bueno, ya no se veía tan abrumado y asustado. Lucía un poco más calmado, aunque no del todo. Tenía el cabello despeinado y su semblante algo exhausto. Una ligera sombra le rodeaba la mandíbula. Debía afeitarse, pero a lo mejor no tenía cabeza para eso y se le había olvidado. De verdad era extraño no ver al Aleix pulcro y brillante de siempre.

—Ah, hola Jude —me saludó, aunque sin mucho ánimo.

—Busco a Adrik.

Aleixandre miró hacia el interior. Dudó. Luego me miró a mí.

—Está un poco ocupado justo ahora con...

—Pero —le interrumpí, bastante amable—. ¿Solo podrías decirle que estoy aquí?

—No creo que sea...

Esbocé una sonrisa suplicante.

—Por favor —volví a interrumpirle.

Lo pensó un momento.

—De acuerdo —terminó por aceptar.

Me dejó pasar, cerró la puerta y se perdió por el pasillo. Esperé. Pasaron un par de minutos hasta que entonces Aleixandre apareció solo.

—Ya viene —anunció—. Yo iré a comprar unas cosas. Aegan no está, así que... bueno, nos vemos.

Aleixandre se fue. Pasaron otro par de minutos. Pensé que me dejaría esperando por horas hasta que finalmente Adrik apareció por el pasillo. Tenía unas ojeras marcadas y violáceas, pero se veía guapísimo. Aunque... me preocupó mucho el hecho de que su mirada se veía más exhausta que nunca. Sospeché que no había dormido nada.

De igual modo sentí esa tontada revuelta en el estómago por los nervios y el entusiasmo de verlo de nuevo. Sí, habían pasado solo horas, pero lo había extrañado.

—Hola —le saludé primero junto a una sonrisa estúpida—. ¿Todo bien? Te escribí, pero...

—No sé ni siquiera en dónde está mi celular —suspiró él.

Perfectos Mentirosos © [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora