"Llámame Kenny"

10.6K 1.4K 2.5K
                                    

Una pequeña nota: Lamento mucho la demora del capítulo. Pero la vida últimamente no me está dando oportunidades de avanzar en las cosas que debe afrontar una persona madura ya saben, cosas (?). Lamento si el capítulo queda un poco corto o no está a la altura de lo que esperaban, pero más no puedo hacer en estos momentos. Y no voy a dejar ésta historia tirada >:v Espero su comprensión. Gracias <3


La última semana se volvió una rutina. Tweek se levantaba ni bien los primeros rayos del Sol se asomaban y ponía rumbo a esa vieja edificación incaica para estar con Craig. Sus compañeros le preguntaban qué había de interés en ese lugar, mas el rubio no sabía realmente qué explicarles. En cuanto al cuerpo militar, no había mucho que decir.

Tweek no dejaba de preguntarse, ¿esos tipos se preocupaban por él? Quizás era muy obvio. Y peor aún, ¿se preocupaban siquiera por la vida de los demás arqueólogos en el grupo? Ésta respuesta lo dejó ciertamente preocupado. Él temía mucho más por la vida de sus compañeros que por su propia vida. No quería que les pasara algo por negligencia. 

Cuando llegaba a su lugar de encuentro a veces Craig ya estaba ahí esperándolo. Otras veces él debía esperarlo. Pero siempre veía en el Inca una gran sonrisa. De esas contagiosas que hacían al rubio sonreír también. 

Una vez reunidos, Tweek tomaba su libreta y dejaba la mochila olvidada en la puerta de esa vivienda. Esa semana habían estado practicando mucho el idioma del otro, aprendiendo las frases más básicas y palabras sueltas. Craig parecía ser bueno con el inglés, pero a Tweek se le complicaba mucho hablar quechua.

- Alfombra. -dijo Craig, señalando al piso. Tweek parecía algo dubitativo.- Alfombra. -repitió lentamente, acentuando lo mejor posible cada sílaba.

- Alfo... Alfombra. -esperaba haberlo dicho bien. Craig le dio su aprobación con una sonrisa satisfecha. Tweek estaba avanzando, lento pero seguro.

A pesar de no entenderse no se aburrían. Aprendían un poco de ambos y llegaban a reírse cuando los cuyos mordisqueaban la ropa de Tweek buscando más galleta. Uno de esos pequeños en especial, probablemente por su tamaño tan diminuto era el mas joven, parecía muy encariñado con el rubio. Cariñosamente lo bautizó Stripe.

El cuyo era muy amoroso con Tweek, y siempre que sus caminos se separaban el pequeño mamífero se ponía a chillar por volver a los brazos de su nuevo "dueño". A ambos jóvenes se les partía el corazón tal escena, pero no había de otra. Así las cosas debían ser. Craig podía comprender un poco a Stripe. Él tampoco quería que Tweek se alejara.

No tenía idea por qué.

Mas cada día, cuando el ocaso se acercaba, Tweek tomaba aleatoriamente algún objeto de la casa que pareciera antiguo, lo metía en su mochila y Craig lo acompañaba hasta el mismo lugar donde se conocieron por primera vez. En ese claro se despedían, y cada uno volvía a su hogar para enfrentar a las consecuencias de ausentarse todo el día.

Tweek la tenía fácil. Sus compañeros le reñían por irse, sí, pero el rubio parecía más que feliz por realizar su investigación y, como no sabían la verdad, entendían que la pasión de Tweek por las ruinas era demasiado fuerte y no la dejaría ir por nada del mundo. Ellos estaban felices de que el rubio hubiera encontrado un pasatiempo.

Mientras que a Gustavo siguiera importándole poco lo que él hacía, no habría problema.

Craig, por el contrario, lo tenía mucho más duro. Cuando llegaba siempre era recibido por sus preocupados guardias y una furiosa hermana. Tricia siempre lo esperaba en su casa, siendo recibido por el más extremo silencio. Sabía que su hermana estaba furiosa, pero aún así ella conservaba la compostura para regañarlo con calma.

En lo profundo de la SelvaOnde histórias criam vida. Descubra agora