01. «Ninguno es como yo»

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  «Ninguno es como yo»  


Todos guardan silencio, contienen la respiración, sus ojos se fijan en la figura que camina a lo largo del pasillo. No parece real, no parece humano. Su vista no se posa en nadie, nada de lo que hay a su alrededor llama demasiado la atención como para que sea digno de aquellos ojos verdes electrizantes, hipnóticos. Usa traje negro y camisa blanca, siempre. Es pulcro, cada detalle, cada cosa que se relaciona con él, parece tan correcta, perfecta, que no hay cabida para los errores. Su rostro, inexpresivo. Unos labios rosados, sellados. La nariz respingada. El cabello lo tiene peinado hacia atrás y ocasionalmente un mechón cae en su frente. Se detiene y todos se paralizan a su alrededor, todos expectantes, inquietos.

—No estoy para nadie. —Le dice a su secretaria que lo contempla desde su silla porque las piernas no le han respondido, ella solo asiente pero ante su silencio, el frunce el ceño y ella sabe que se ha equivocado.

—Si, señor. —Logra decir y el relaja la mandíbula, ladea la cabeza y parece estar pensando en lo próximo que va a decir, pero solo sigue caminando, ella se atreve a decir algo más.—Seño-or ... feliz cumpleaños.

Hay solo silencio, ella parece estar arrepentida de sus palabras. Él hace una mueca y mira al suelo, para volver a mirarla.—Gracias, Katherine.

Y con eso, desaparece tras aquellas puertas al final del pasillo, donde nadie puede entrar sin su autorización, donde él se refugia diariamente hasta la hora de marcharse, usualmente algo tarde.


***

El despertador no ha sonado y ya es muy tarde. Pero no importa, la escuela puede esperar. Chloé a pesar de lo retrasada que está se toma su tiempo para arreglarse, un baño con espuma, arreglar su cabello, ponerse aquel uniforme que tanto odia y maquillarse. Cuando ha terminado con ello y se ve por última vez en el espejo, alza una ceja pensando en lo hermosa que es, y realmente lo es. Baja por las escaleras mientras, teclea en su celular, intercambiando mensajes con sus amigos.

—¡Chloé, son casi las 9!—Dice su padre, quien al final de las escaleras, termina de organizar unas carpetas con varias hojas, el hombre no tiene tiempo que perder. La tranquilidad de su hija, lo enoja.—¡Chloé Palvin!

Ella se detiene, alza la vista y sabe que ya ha colmado la paciencia de su padre, esta vez, mucho más rápido de lo normal.

—¡Ya lo sé, papá!—Dice, rodeando los ojos, guarda el aparato en su bolso y se cruza de brazos frente al hombre que cierra el maletín de cuero y toma su chaqueta. —Y,¿porque estás aquí?

—Estaba terminando unos informes, hoy tengo una junta muy importante y mi ascenso depende de lo que muestre hoy. —Dice rápidamente, en sus palabras hay ilusión. Aquello hace que la chica se emocione, ella sabe cuanto ama su padre ese trabajo.—¿Te llevo?

Ella niega con la cabeza y se lanza a sus brazos, apretándolo con fuerza.—Eres el mejor papá del mundo, te quiero.

—Chloé, también te quiero —Dice sobre su hombro pero ella sabe por el tono que viene algo más.—Estas siendo muy irresponsable, desorganizada. Últimamente no te noto interesada en tus estudios y sabes que eso es lo más importante en estos momentos.

Daddys boss | h.sTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang