Mi Sourwolf

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Preparados? Faltan dos capítulos y esto se terminaran!!!
💖💔

El lobo esbozó una sonrisa cuando su pareja se apresuró en correr hacia el gran ventanal, observando con fascinación el mantel rojo que hay entendido en el suelo, específicamente lo que hay encima de él: Cubiertos que incluyen tenedor y cuchillo sobre una servilleta, dos copas, un buen vino en el centro y dos cojines, sobre uno de los cuales hay un gran manojo de rosas rojas. Con sigilo se acercó al menor, rodeándole la cintura para luego darle un besito en la nuca.

-¿Qué te parece tu primera sorpresa? Tendremos una romántica cena a la luz de la luna y por si te lo preguntas, la comida la preparé yo, Peter se encargó de ordenar todo antes de la fiesta en casa de Lydia.
-Oh, Derek, me encanta, es perfecto- respondió dándose la vuelta entre los brazos del mayor- Muchas gracias por esto, estoy seguro que sabe tan bien como huele, has mejorado mucho desde la primera comida que me preparaste- lo alabó con una gran sonrisa y acarició las mejillas del moreno- Eres mi chef favorito, Sourwolf, de hecho, creo que alargaré tu castigo unos meses más.
-No tientes tu suerte, Stiles- gruñó antes de morderle el mentón con suavidad y tomó su mano- Ven a sentarte, vamos a comer.

El Alfa dejó a su compañero en su lugar, entregándole el ramo de rosas antes de ir a calentar la cena en el microondas. Nunca se le ha dado bien tener detalles románticos con otra persona, sus relaciones pasadas no fueron así y tampoco son algo que quiere recordar pero el castaño es diferente, así que le parece bien hacer ese tipo de cosas de vez en cuando. Jamás va a llegar al nivel del humano, quien cada mañana, o mejor dicho a cualquier hora del día en que no están juntos, le envía mensajes románticos (y otros algo pervertidos) que siempre lo hacen sonreír.

-Espero que me hicieras caso y no comieras mucho en la fiesta- señaló el lobo sacando los platos para llevarlos donde el menor.
-Aaaaammmm... un poquito, unas dos o tres... hamburguesas... quizás cuatro...- respondió con una risita nerviosa y el lobo negó con diversión- No pude controlarme, estaba toda mi comida favorita y me acabé una fuente completa de papas rizadas pero te aseguro que todavía tengo mucho espacio disponible para devorar esta deliciosa lasaña- aseguró el castaño frotándose el vientre mientras asiente.
-Lo imaginaba, no tienes que comerlo todo si no quieres- dijo el mayor acomodándose frente a su pareja y lo observó con una sonrisa- Adelante, prueba.

Derek jamás va a admitirlo e incluso amenazó a su familiar con desterrarlo de Beacon Hills si se atreve a revelar su vergonzoso secreto (al menos para él) y es que las últimas semanas, ha estado viendo con cierta fascinación los diferentes programas de cocina que dan por televisión, intentando varias de las recetas para preparárselas a su compañero (algunas con mejores resultados que otras), incluso compró un libro de cocina en una de las tiendas del centro comercial y tuvo que soportar las burlas de su tío por días, haciendo hincapié en lo "adorable" que es al esforzarse de esa manera por satisfacer a su chico.

-¿Te gusta?- preguntó el moreno como quien no quiere la cosa, aunque por dentro está nervioso, ya que esa es una de las recetas que peor se le dan pero sabe cuánto le gusta al castaño, quien la prepara muy seguido para su padre.
-Mmm, está muy buena, Derek- canturreó con una gran sonrisa mientras alza el pulgar en señal de aprobación- Es mucho mejor que la que preparo yo- afirmó haciendo un puchero.
-Entonces tienes suerte de saber exactamente que me gusta para convencerme y que cocine para ti- dijo moviendo las cejas con coquetería.
-Jajajaja, claro que sí, eres muy fácil de convencer, lobito.

Ambos mantuvieron una amena plática mientras cenan. El Alfa debe admitir, que no entiende del todo como su compañero puede tragar tanto y no perder su figura, definitivamente tiene buenos genes, ya que acabó con el resto de la lasaña él solo y todavía sigue teniendo espacio para el postre: Un mousse de lúcuma que no tarda en devorar.