—Cagado.

—Inteligente lo llamaría yo.

—¿Te has liado o acostado con alguien esta semana?—la mirada de Álvaro se dirigió hacia Arizona, que estaba mirando algo en su móvil.

—¿Cuentan las dos cosas?

—¡Coño! ¿Con quién, pendón?—preguntó Koke curioso.

—¿Tengo que decir el nombre?

—Puedes hacer eso, o... Ir a darle un beso directamente.

—Pues yo me cago en tu puta madre.

—Mira, después de lo que he tenido que hacer yo, esto no es nada. No me jodas.—protestó Marcos. El moreno se levantó, se puso de cuclillas delante de Arizona, acunó su cara entre sus manos y la besó.

—¡Lo sabía! Creo que es la primera vez que sé algo que vosotras no.—comentó Saúl, a lo que Kera y Leire se miraron.

—Tuvimos que dormir en otro cuarto esa noche, estaba la puerta cerrada con pestillo y no podíamos entrar.—comenzó a decir Leire.—Al final acabamos en la habitación de Nacho y Marcelo, que son los únicos de los que nos fiamos.

—Pero no me rompas la ilusión, mamona.

—Te jodes.—añadió Kera.—Fuimos listas, estábamos en la habitación del final del pasillo, así que no se escuchaba nada.

—Eso explica el cabecero de la cama.—murmuró Asensio.—Sinceramente, vivía mejor sin saberlo.

—Bueno... ¿Seguimos o qué?—incitó Arizona.

—¿Acaso quieres que Álvaro te meta la lengua hasta la campanilla o qué?—preguntó Saúl, logrando la risa de la malagueña.

—Sinceramente no me cierro a otros.

—¡Oh dios, sí!—contestó Marcelo entusiasmado.—Koke, tenemos trabajo esta noche.

—No hace falta que me lo digas dos veces.

Era una velada perfecta, la puesta de sol, las risas... Todo. Era el ambiente que todos deseaban.

—¿Pero qué tenéis conmigo esta noche?—protestó Arizona.—Si lo llego a saber, no abro la boca.

—¡Has dicho textualmente hace dos minutos que estabas abierta a un trío!—se defendió Marcelo.—Pues te lo organizo. No tengo nada mejor que hacer.

—Y nosotros, como celestinas que somos oficiales de este viaje, le ayudamos.—añadió Saúl.—Venga, verdad o reto.

—Verdad. Que al paso que voy ya vais a lograr que me acueste con alguien aquí mismo.—en ese momento, se encontraba sentada en las piernas del mayor de los Puado hasta la siguiente ronda. Todo bajo la atenta mirada de Morata.

—A ver, qué te puedo preguntar...

—¿Con quién...?—comenzó a decir Marcelo.—¿Con quién harías el trío?

—¿Me estás vacilando?

—Obviamente no. Quiero saberlo.—Arizona miró a todos los que estaban allí presentes. Lo tenía realmente difícil, pero a la vez bastante claro.

—Álvaro y Javi.

—¿Con mi hermano? No me jodas, tía—comentó Leire.

—Hija, tengo ojos en la cara. ¿Tú le has visto?

—Como para no verlo. Tiene a todas las adolescentes del país con las bragas empapadas.—añadió Kera, logrando que todos riesen.—Pero, eh, que poquito se está hablando de los dos que ha escogido.

4 Besos ||Javi Puado||Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz