Capítulo XXI. «Conocido»

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-Será muy difícil arreglar esto -respondió una vez Piperina hubo terminado. Llevó su mano a su barbilla, pensando, y, después de tres segundos, continuó-: Tengo que hablar con su hermana y con el rey Amón. Calum tiene que ser reprendido por lo que te hizo, pequeña mía.

Amaris asintió. Insatisfecha, Piperina soltó lo primero que le vino a la mente:

-¿Y eso será todo? ¿Qué pasará con Zara?

La Ailiah, sin expresión, contestó:

-El rey Amón lo decidirá.

-No -insistiò ella, furiosa. Apretó los puños, tratando de contenerse, luego siguió-: Quiero decir, tienes que hacer algo más que eso. Si obtiene ese cetro será invencible e intentará quitarnos todo lo que tenemos. Y si Adaliah lo obtiene...

-Ese cetro está en el medio del desierto, un lugar impredecible y desconocido -respondió la reina-. Las posibilidades de que ella y su «grupo», encuentren ese cetro son muy pocas.

-No lo son -dijo Amaris, que, aunque se había mantenido al margen de la conversación, había visto múltiples formas en las que podía derivarse aquel problema. Al ver el rostro de su madre, interrogante, explicó-: Vi a Calum usándolo en mí visión. Su poder era mucho más fuerte que nunca, luchando con energía ilimitada y oscura. Si eso sucede...

-Zara estuvo en el reino Sol y asesinó en el reino Sol. Amón decidirá lo que hará con ella.

-¿A qué te refieres con que estuvo? -preguntó Amaris, no pasando por alto las palabras de su madre.

-Zara y sus padres se fueron después de que ella llegó a esta isla, según tengo entendido, tuvo que ver con una tormenta se arena en su reino. No sabría decirlo. Está fuera de nuestra jurisdicción. Además, y piensen en esto, ¿Qué pasaría si los sabios, que leen las mentes, entran en las de ustedes? Según me han dicho, los Ramgaze están involucrados con la magia negra y eso sólo significa la muerte. No quiero deshacerme de una de mis casas más poderosas, la guerra está cerca.

-¡Podemos detener la guerra antes de que suceda! -exclamó Piperina, enfurecida. Tanto lo estaba que tuvo que apretar los puños y medir sus palabras-. ¡Detener a Zara!

-Piperina, yo sé lo que hago. Mandaré a uno de mis mejores equipos a investigar sobre esto, por lo mientras ustedes manténganse concentradas en lo importante, ganar el torneo.

El rostro de Piperina estaba sonrojado por la excitación. Amaris le puso una mano en el hombro, tratando de detenerla.

-Pero...

-Soy tú reina y tú madre. Tú Ailiah, es tú obligación escucharme, obedecerme. Escucha mis órdenes, ¿Bien?

-Sí -respondió ella, derrotada. Había muchas cosas más que hablar con ella, como el hecho de que había averiguado que era un Erys, pero prefería dejarlo para después, estaba tan furiosa que las ganas que tenía de hablar se habían esfumado.

☀️☀️☀️

Zedric también había tenido una buena bienvenida. Después de quedar en el sexto lugar de la clasificación, (después de Amaris fue Tenigan el que terminó, y fue hasta entonces que él mismo pudo terminar), había ido a bañarse como los demás y fue recibido en la alcoba de siempre por nadie menos que por su prometida.

En vez de dejarlo dormir, ella había estado llorando en sus brazos por casi media hora.

-Nunca creí que sucedería esto -dijo, apoyándose en sus brazos por milésima vez, sus lágrimas no dejaban de salir a borbotones sobre el brazo de Zedric, que se encontraba rodándole para darle consuelo-. Se supone que sólo sería un torneo, por el amor del Sol.

Cantos de Luna.Where stories live. Discover now