Capitulo 1

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Amy no podía dejar en duda los nervios de esa mañana, abrió las persianas de la habitación dejando a la vista la nieve que caía en la ventana, intento no pensar en todo lo que tendría que hacer ese día hasta que su celular se digno a recordárselo con una notificación y un timbre incesante, tomo su celular y bajo las escaleras hasta la cocina para encontrarse con su prometido Daniel tomando café.

—¿Te sirvo? —dijo alzando la taza de café.

—Por favor

Comenzaron a desayunar en el silencio de la mañana, hasta que Dan se levanto de su silla —Me terminaré de arreglar —le sonrió Dan y le beso la frente para después cruzar la cocina hacia las que escaleras.

  —Dan —corrió Amy detrás de el antes de que el  joven subiese las escaleras.

  —Dime —dijo girando su torso para ver a su prometida.

—¿Podrías llevarme hoy? Mi auto se niega a encender de nuevo.

Daniel camino hacia su prometida y le sonrió —No sirve desde que te conocí, me sorprende que todavía lo llames asi —rió burlonamente tomándola de la cintura.

Amy rodeo sus brazos en el cuello de el le dedico una mirada retadora para luego echarse a reír —¿Eso es un si?

  —Claro que si, para ti mi respuesta siempre será un si  —sello sus palabras con un beso lindo y tierno que expresaba cuanto la quería; desde el momento en que la conocio, ella era alguien única para el, alguien que le había mostrado todo su corazón en tan solo poco tiempo de conocerse, podría parecer terca y necia para algunos pero para el ella era una chica dulce y tierna.

  —Te amo —le sonrió ella, busco sus ojos, sus lindos ojos color miel que tanto le gustaban. No podía dejar de pensar en lo agradecida que estaba de conocerlo, no había nadie mas con quien a ella le gustaría formar su vida, desde el primer momento que cruzaron palabras sintió una conexión con el, algo mucho mas que una simple atracción física sino un sentimiento puro y real.

El camino fue silencioso, Amy estaba demasiado pensativa en el asiento del copiloto como para notar la conversación que su prometido intentaba entablar, tamborileando sus dedos sobre su pantalón sintió una mano postrarse sobre la suya cuando el auto se detuvo por el semáforo en rojo.

—Gracias —le dijo a su prometido.

—¿Ocurre algo?

Amy exhaló ondo  y respondió soltando con lentitud todo el aire en sus pulmones —¿Se nota lo nerviosa que estoy? Porque así me siento en estos momentos.

—¿Por qué?

—¿Recuerdas la noticia que te mostré que decía que nuevos pacientes llegarían y que todo el hospital, en especial el director estaba encantado de poder ayudar a estas personas?

—Si, ¿Qué ocurre con eso?

—Hoy es el día de su llegada, y a mi me toca atender a uno de ellos.

—¿Y que lo hace diferente de lo que hacías?

—Sinceramente no lose, pero me pone nerviosa el hecho de hacer algo mal —dio un suspiro pesado y dejó caer sus hombros.

—Todo estará bien, eres maravillosa.

Podían divisar el nombre desde lejos en aquella grande columna de la entrada Hospital Psiquiátrico y de Rehabilitación de Boston Mayfield. Mayfield era un institución bastante grande, de dos edificios uno detrás de otro conectados, siendo el psiquiátrico  el más visible por su gran tamaño. Construido a finales de los años 40 con un toque victoriano, podía a simple vista parecer algo escabroso y con un ligero toque sombrío a pesar de el campo y los árboles que rodeaba las grandes instalaciones del hospital, pero por dentro guardaba las instalaciones de un moderno hospital; el director se regocijaba cada vez que le preguntaban el porque no cambiar el exterior de Mayfield, respondiendo que, para el no era importante argumentando que muchas veces que  el cascaron no nos deja ver el interior y eso mismo, se aplicaba en los pacientes de su institución.
A pesar de su año estando ahí, siempre le causaba cierto misterio aquel lugar, grande e imponente, viejo y con gran misterio así era Mayfield igual que su director.

El Paciente 249 (SIN EDITAR) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora