10.- Los Juegos -Días 3--5: Pesadillas

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-¡Yuuri! ¡Yuuri!

Al oír que lo llaman se despereza lentamente, aún sumido en la neblina del sueño. Recorre sus alrededores con la mirada, entrecerrando los ojos puesto que no usa sus anteojos, luchando por sobreponerse al desasosiego que lo embarga, como si hubiera estado atrapado en una pesadilla.

-Vaya, hasta que al fin despiertas.

-¿Mari?-la llama, reconociendo su voz-¿Por qué estás aquí?

-¿Cómo que por qué?-cuestiona, arqueando una ceja-Pues para despertarte, ¿por qué más?

Yuuri duda. Hay algo que no le cuadra del todo. Pero está en su casa, en su habitación, en teoría todo es perfectamente normal. Se lleva una mano al cuello, que le molesta como si un insecto lo hubiera picado. Supone que se cruzó con un enjambre de abejas en el bosque... ¿o en otro sitio? Sí, fue en otro lugar, o más bien... en otro bosque... lo que es imposible, ya que nunca ha salido del Distrito 12.

Impaciente, Mari abre la ventana y termina bañada por una luz plateada tan intensa, que Yuuri tiene que volver a cerrar los ojos. Ella se le acerca y le arranca las cobijas de un tirón.

-Arriba, el último en levantarse se quedará sin desayuno.

Es lo que le dice todas las mañanas. Trata de convencerse que seguro tuvo un mal sueño durante la noche y por eso se siente tan aturdido. Entonces nota la primera cosa que anda mal.

-¿Y Vicchan?

Vicchan siempre duerme en su cama y por lo general, nunca sale del cuarto hasta que Yuuri lo hace, así que no verlo le resulta demasiado extraño y el doble de preocupante.

-Date prisa y cámbiate-prosigue Mari como si no lo hubiera escuchado-Mamá preparó algo muy especial para el desayuno.

Asiente en silencio y espera a que Mari salga para quitarse la pijama y ponerse su ropa de diario, sin embargo no logra arrancarse la sensación de angustia. Intentando una última vez, se asoma dentro del closet y bajo la cama, deseando encontrar a Vicchan sin éxito, aunque puede comprobar que salvo por la ausencia de su perro, todo sigue exactamente igual.

"¿Y por qué tendría que haber algo diferente?" rectifica, inseguro, clavándose las uñas en el dorso de la mano izquierda, que ha comenzado a molestarle de la nada.

"Tal vez Vicchan se adelantó. Si mamá preparó algo delicioso, debe estar comiendo ya..." trata de racionalizar. Conoce bien a su mascota y sabe que es un glotón "Las mascotas se parecen a su dueño" piensa, obligándose a esbozar una sonrisa que más bien semeja una mueca extraña.

-¡Yuuri!-su madre grita, sacándolo de sus pensamientos-¡La comida se enfría!

-¡Ya voy!-responde, colocándose los zapatos y casi tropezándose al mismo tiempo que intenta correr, y olvidándose de que no trae puestos sus anteojos.

Su familia ya se encuentra comiendo. Mari lo ignora a favor de deleitarse del desayuno, una especie de estofado. Su padre se toma la molestia de darle los buenos días y despeinarlo con cariño. Yuuri experimenta un ligero alivio. Nada está fuera de lo normal.

-Ay, Yuuri...-comienza Hiroko- ¿Por qué tardaste tanto?

-Lo siento, es que no encontraba a Vicchan y...

-Ah, Vicchan-repite Hiroko en tono alegre-Por supuesto que sí. No íbamos a olvidarlo.

-¿Entonces...?-vacila Yuuri, sintiendo otra vez una punzada de dolor en el cuello y la rodilla derecha.

-Tu madre ha estado cocinando desde temprano-explica Toshiya y señala una olla en la mesa-Vamos Yuuri, prueba un poco. Está delicioso.

Con cautela, Yuuri se aproxima un par de pasos y retira la tapa. Lo que ve dentro lo deja helado y lo hace gritar de terror.

What could have been and never wasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora