3.- Como un gatito bajo la lluvia

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El primer encuentro entre Yuuri Katsuki y Yuri Plisetsky ocurrió poco después de su fallido intento por invitar a Viktor a su fiesta de cumpleaños.

Se trataba de un día como cualquier otro en la escuela. Como de costumbre, un par de chicos lo interceptaron y comenzaron a molestarlo. Después de insultarlo y empujarlo, se fueron sin más. De acuerdo con la rutina, esperó hasta asegurarse que se hubieran marchado antes de moverse. Al menos en esa ocasión no recurrieron a los golpes ni lloró, por lo que no tenía mucho dolor. Se talló los ojos y procedió a buscar sus lentes en el suelo.

Un fuerte pisotón a sus espaldas lo sobresaltó y soltó un chillido agudo, temeroso de que sus acosadores recapacitaran y regresaran.

-¿Te llamas Yuuri?

Se giró lentamente en dirección a la vocecita infantil y entrecerró los ojos para comprobar que se trataba de un pequeño niño rubio cuya apariencia inocente contrastaba en gran medida con su fiera mirada y su expresión iracunda. Sintió un escalofrío.

-Te hice una pregunta, contesta-exigió el pequeño en tono que no aceptaba réplicas y que puso nervioso al mayor, quien tan sólo pudo asentir dócilmente en medio de su impresión. El niño hizo una mueca de disgusto-Pues cámbiate el nombre.

Yuuri parpadeó, confundido, un par de veces antes de ser sobresaltado por un nuevo pisotón.

-¡Que te cambies el nombre!

-E-eso no es posible...-respondió en voz baja a la irracional petición y no hizo sino aumentar el enojo del rubio.

-¡Alguien tan patético y cobarde como tú no merece llamarse así!-le ladró, ofendido.

Yuuri tragó grueso mientras meditaba lo que ocurría. Al parecer, el niño estaba enojado con él por algún motivo que le era imposible dilucidar. Era la primera vez que lo veía, de modo que no podría haber hecho algo para ofenderlo, o al menos eso creía.

El niño dio un paso hacia él y Yuuri se encogió sobre si mismo instintivamente.

-En verdad eres débil, cerdo...-lo insulto sin ninguna consideración-Fuera de mi camino.

Yuuri apenas atinó a moverse y atrapar torpemente algo que el otro le lanzó. Se trataba de sus lentes.

"¿Qué fue todo eso?" se cuestionó mirando al rubio alejarse, intentando comprender la causa de su hostilidad y recriminándose por dejar que un niño pequeño lo intimidara. Eso sí que era el colmo.

De ahí en adelante, cada vez que se topaban, el niño lo miraba como si pudiera clavarle dagas con los ojos y aunque no formaba parte de sus acosadores, con frecuencia lo insultaba e increpaba por no defenderse y si bien reconocía tenía la razón, no se creía capaz de cambiar las cosas. Aunque su confrontación con Takeshi Nishigori le hizo pensar que quizás sí podía ser un poco más fuerte de lo que pensó.

Y sorprendentemente, el pequeño rubio fue uno de los primeros en intervenir durante la pelea para frenar a Takeshi.

En su momento no le prestó mucha atención, temeroso de las represalias seguras que vendrían de Nishigori por humillarlo y hacer que los demás compañeros de clase de unieran en su contra, sin embargo dicho suceso marcó un punto de cambio. El chiquillo dejó de gritarle (tanto), aunque todavía lo atrapaba mirándolo en algunas ocasiones en las que Yuuri se apresuraba a evitarlo. No fue sino hasta que su amistad con Takeshi inició oficialmente, que se permitió pensar a fondo en el asunto y que se percató de otro detalle.

-Creo que alguien me ha estado robando el almuerzo.

Yuuko arqueó las cejas en señal de duda. Prácticamente desde que nacían les inculcaban que el robo era ilegal y se castigaba con la muerte. Hasta los acosadores de Yuuri no se atrevían a cruzar esa línea, temerosos de que los acusara. Si alguien era lo suficientemente aventurado, debía ser muy valiente, muy tonto... o en serio estar muy desesperado y eso volvía sospechosa a en esencia a toda la escuela.

What could have been and never wasWhere stories live. Discover now