Ojos color miel

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Steven Grant Rogers a sus 25 años había acumulado varios méritos en el ejercito, ejerciendo actualmente el cargo de Capitán. Pese a su éxito, Steve seguía siendo el humilde chico de Brooklyn. Tras sus logros, se encontraba una vida llena de esfuerzos y sacrificios que lo habían llevado a ese momento.
Se sentía muy dicho por recibir un galardón en nombre de la nación; sin embargo, se sentía abrumado por ser el centro de atención de muchas personas que no conocía y ser víctima de coqueteos y insinuaciones de muchas féminas. Para su suerte, se encontraba en compañía de su buen amigo Howard Stark quien junto con su esposa María hacían más cómoda la noche hablando sobre su orgullo, su hijo Anthony. Fue así que momentos antes de recibir el año nuevo, se dispersaron en busca del joven. Se dirigió hacía los balcones y para su suerte pudo devisar de la presencia de un joven. En el momento que se acerco, empezó la cuenta regresiva de año nuevo y fue cuando sus miradas se cruzaron y se perdieron en el otro. Steve sintió por primera vez una chispa que lo hizo estremecer. Dicha chispa fue interrumpida por los fuegos artificiales que decoraban el oscuro cielo. 
Después de ello, reaccioanó y recordó su objetivo de hasta hace unos momentos. Con la esperanza de que aquel joven no sea quien el creía que fuera se dispuso a hablar.
- ¿Usted es el joven Stark?- Intentó sonar lo más firme posible.
- Eso parece, ¿con quién tengo el honor?
- Steven Rogers. Sus padres lo están buscando. -Y como un baldaso de agua fría, Anthony volvió a la realidad. - Lo están esperando en su mesa.
-Será mejor no hacerlos esperar. - Sintió una molestia en el pecho al tener que separarse de aquel rubio. -Un gusto Steve.- Se despidió.
- Estamos en la misma mesa, así que si gustas puedo acompañarte.- Intentó detener al menor con la sonrisa más pura que haya visto este último, lo cual ocasionó que este se quedase mudo, pues no estaba acostumbrado a sentirse afectado por alguien.
- Será un placer de gozar de su compañía Steve. - Cuando recuperó su confianza enseñó su habitual sonrisa coqueta, la cual ante los ojos del rubio era tan bella como la luna esa noche. - Oh por cierto, ¡Feliz año nuevo!.
- ¡Feliz año nuevo, Anthony! -El mayor se quiso aventurar a conocer más al menor por su cuenta. - Es una agradable velada, ¿no crees?. - El capitán inicio la conversación, emprendiendo el camino hacia las mesas del salón.

-Mmm, algo así, siempre son las mismas personas. Así que es agradable conocer a alguien nuevo. - Dijo sonriendo por poder sincerarse. 

- No puedo negarlo, Antony.- Expresó el capitán tímidamente.

- Capitán, solo llámeme Tony.- Giró su rostro para apreciar el rostro del contrario.

- Está bien, Tony.- A los oídos de Stark, su nombre nunca había sonado tan bien desde que Steve lo pronunció de sus labios.  

- St.. .

- Tony cariño, ¿dónde estabas?.- Se acercó su madre a abrazarlo y avergonzarlo frente al mejor crush que  pudo haber tenido. Antes de que pudiera replicar algo, su madre siguió con su discurso, ahora dirigiéndose al Capitán.- Muchas gracias por encontrar a mi niño, Capitán Rogers. 

- No fue ninguna molestia.- Tony no podía quitar su mirada de las expresiones que salían del rostro de Steve. Quería más. 

La noche continuo con un Tony mirando disimuladamente a un modesto Steve. De ves en cuando se atrevía a participar de la conversación con el resto de miembros de la mesa. Se encontraba más entretenido en estudiar a Steve. Rió al notar que el hombre era tan educado como un anciano. Por otro lado, Steve de cuando en cuando también miraba al menor de los Stark. 

-Tony, ¿no te parece estupenda la idea que Steve se quede con nosotros?- Howard le preguntó a su hijo.

- Howard, no quisiera incomodar. 

- Por supuesto que no es ninguna molestia. Nos encantaría tenerte como visita.- María se encontraba muy entusiasmada con la idea.

- Es cierto Capitán, usted es más que bienvenido.- Anadió Tony feliz por que pasaría tiempo con el hombre. 

Para el final de la velada, ya estaba asegurado que Steve pasaría el siguiente mes en la casa de los Stark. El más emocionado con la idea era Tony. Por otro lado, Howard y María esperaban que la estadía de Steve ayudase a que su hijo este alejado de su taller y que aprenda algo del buen Steve. 

El momento de la despedida no fue tan duro para Tony, pues albergaba en su corazón la ilusión de que lo volvería a ver pronto. 





SOLO TÚ ♡ STONY AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora