6. CIUDAD TOMADA | BTS

1.2K 142 24
                                    

[ #001]

Suga desciende la colina.

Un poco apesadumbrado de haberse comido una hamburguesa tras salir de la escuela, regresa a casa mirando la luz anaranjada del cielo del atardecer. Silba una canción de Red Velvet mientras una de sus manos sostiene una mochila turquesa en su espalda.

Uno de los edificios de apartamentos cubre la luz del sol y la noche parece acelerarse en acontecer.

La sombras inundan la calle y el muchacho observa a un hombre que gira el cartel del su negocio a CERRADO.

Una ráfaga de viento fresco llega y Suga hunde su mano libre en uno de los bolsillos delanteros de su pantalón. Deja de silbar y aprieta el paso.

Las débiles flores de los arboles se desprenden con el correr del viento y caen sobre el chico, coloreando también las calles y la acera.

La noche no demora en hacerse notar.

Él observa a poco más de una cuadra un cerco de alambre que rodea el edificio donde vive con su madre. No es que todo el edificio pertenezca a su familia sino sólo de uno de los apartamentos en aquel barrio bajo de la ciudad de Tokio. Le produce extrañeza que justo en aquel momento, nadie se vea en la calle. La gente incluso ha cerrado las cortinas y por un momento se cruza por la cabeza de Suga, la idea de que él mismo es una amenaza y todo el mundo le teme. Ríe al imaginarse como alguien peligroso para sus vecinos o como un monstruo con seis ojos, colmillos grandes y cola de dragón.

Hasta que un ruido llega a sus espaldas y una renovada corriente de aire le llega.

—¿Eh?

Suga mira hacia atrás. Sólo está la calle con todo lo que va dejando atrás.

—¿Hay alguien...ahí?—pregunta—¿Hola?

De inmediato se siente un estúpido porque en pleno Tokio, pensar si hay más de uno en la calle, es una enorme idea sin sentido...aunque por algún motivo el extraño comportamiento de la gente comienza a preocuparle.

Suga corre. Por las dudas, no es que sea cobarde, por supuesto, sólo dispara hasta su casa para ver cuanto antes a su mamá.

Estando a unos cincuenta metros de llegar al cerco que rodea el edificio donde vive, una voz lo detiene:

—¿Suga?

El chico siente una gota de sudor frío por su espalda y mira hacia atrás con miedo hasta que logra atribuir a alguien la voz de quien acaba de hablarle.

Es una chica. La reconoce. Ha compartido clases en su escuela. Tiene el uniforme de la población femenina en Akune High y el chico se queda embobado con lo corta que le queda su falda turquesa y la camisa con los primeros botones abiertos. ¿No tiene frío? Pero eso qué importa. Los calcetines le llegan casi a las rodillas y sus zapatos negros brillan en medio de la calle iluminada por la débil luz eléctrica. Tiene una sonrisa dulce, sonríe con los ojos cerrados y es pálida como la luna.

Su cabello color plateado es llamativo y le gusta a Suga desde la primera vez que la vio en la cafetería de su escuela.

—Ah, ¡hola! —dice él. La chica le sonríe y camina hasta él con una carpeta bajo el brazo—. ¿Vives por aquí?

La muchacha peliplateada avanza hasta el muchacho y a medida que camina, Suga distingue que algo en su rostro se ensombrece poco a poco. Una vez que está a menos de un metro, ella termina pareciendo preocupada y Suga frunce el entrecejo.

—En verdad, no—contesta con un débil hilo de voz—. Creo que me he...perdido.

—Oh, no sabes cuánto me apena. ¿Dónde querías ir?

BESTIAS | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora