Capítulo 41

2.3K 164 31
                                    

-¿Qué? ¿Quién es?-preguntó Zack, mirando a Ruggero, quien miraba atentamente el móvil.

-Es ella...

-¡Contesta!-le grita Agustín.

Los cinco amigos habían acudido a casa de Ruggero en cuanto pudieron, esperando una explicación por parte de él o por parte de Mike. Fue este último quien tuvo que explicarles lo sucedido mientras Ruggero se mantenía encerrado en el lavabo, culpándose por todo.

-¡Contesta, joder!-volvió a gritarle Agustín.

Ruggero terminó haciéndole caso y se llevó el teléfono al oído.

-¿Karol?...

Esperó varios segundos, pero nada, nadie dijo una palabra al otro lado.

-¿Karol ?-volvió a repetir.

-¿Qué...?-aquella no era la voz de Karol, y no era tan clara. No estaba pegada al teléfono. No tardo mucho en deducir de quien se trataba... Tom.

El corazón de Ruggero se disparó, siendo el punto de mira de todos sus compañeros.

-¿Por qué?-en ese momento volvió a gritar el nombre de Karol, pero ella parecía distante, no parecía tener el teléfono a mano-¿Por qué hiciste esto?-fue lo siguiente que dijo ella.

Estaba llorando, Ruggero pudo notarlo. Conocía la voz de su princesa cuando estaba llorando.

-¿Quién te dio permiso para registrar entre las cosas de Leonardo?

-Tom... Creí que...

-Eres tan inocente, Karol...- Ruggero prestó atención cuando la voz de Tom comenzó a hablar sobre la de Karol y la de Leonardo. Lo único que estaba en sus manos en aquel momento era saber lo que estaba ocurriendo entre aquellos desgraciados y su pequeña. Si en cualquier momento escuchaba a Karol gritar, no dudaría en salir corriendo y hacer hasta lo imposible para poder ir a salvarla -La primera vez que te conocí pensé que sería demasiado fácil manejarte y no me equivocaba, pero entonces me enteré de que tenías novio. Que mantenías una relación a distancia con ese estúpido cantante apellidado Pasquarelli y que estabas tan enamorada de él que no harías ni una sola cosa que pudiera romper esa relación...

-...No es solo Tom el que te desea - las palabras de Leonardo pusieron todos los sentidos de Ruggero alerta.

-¿De...?-la voz de Karol se paró de repente. Se atragantó.
Luego escuchó mucho ruido. Nunca había sentido aquella angustia que se lo comía por dentro. Si no salía corriendo a por ella se culparía a sí mismo por el resto de su vida y no volvería a ser feliz jamás, no sin ella.

Un grito. Su princesa había gritado.

Otro grito.

Un segundo fue lo que tardó en gritar su nombre lo más fuerte que pudo. El teléfono cayó al suelo rompiéndose en pedazos y sus piernas emprendieron una carrera sin control hasta la calle. Sus ojos inundando el suelo por las lágrimas, su cabeza dando vueltas, su estomago revuelto y su corazón apunto de estallar.

El príncipe debía salvar a la princesa.

¿Dónde quedo nuestra promesa? Onde as histórias ganham vida. Descobre agora